“El fin de DACA es como si todas las esperanzas se desvanecieran”
Carlos, de 22 años y recién graduado como físico-matemático, nos cuenta su historia
Carlos tenía ocho años de edad cuando llegó de El Salvador a los Estados Unidos y, hasta el martes pasado, la mayoría de sus sueños profesionales parecían posibles, hasta que el presidente Donald Trump decidió terminar con DACA, el programa que lo protegía.
“Mi reacción inicial fue miedo, porque recién me gradué y había firmado el contrato para mi trabajo soñado, en el sector energético”, contó el graduado como físico-matemático del Muhlenberg College. “Me dio tristeza… el fin de DACA es como si todas las esperanzas se desvanecieran”.
Este joven de 22 años reconoce que le da alegría el apoyo de líderes de diversos sectores, principalmente activistas, pero también CEO de compañías como Apple, así como iglesias y varios estados que están dispuestos a luchar jurídicamente para protegerlo a él y los 800,000 beneficiarios de la Acción Diferida, la cual será finiquitada el 5 de marzo de 2018.
Los documentos de Carlos vencen en poco más de un año, así que él no es de aquellos que tienen hasta el 5 de octubre de este año para renovar el beneficio, según información del Departamento de Seguridad Nacional.
Sobre las acciones del Congreso, este joven –que toca la guitarra clásica y habla fluidamente inglés, español y un alto porcentaje de alemán– cree que no hará mucho, “porque los congresistas no han hecho nada en años” sobre el tema y en seis meses lograrán poco o nada.
Su opinión entonces se empatan con sus planes: buscará nuevas opciones, incluso fuera del país.
“Ya me siento preparado para desarrollarme en cualquier lado” y agrega que ha pensado en algún país latinoamericano, como México, Chile y hasta Brasil, pero también en España, Inglaterra y Alemania.
Además de un alivio migratorio, DACA ofrece a los beficiarios la posibilidad de obtener una Autorización de Empleo, la cual aprovechó Carlos para laborar como asistente escolar y ahora para integrarse en forma al mercado laboral.
En unos días o semanas comenzará a trabajar en la compañía que lo contrató como analista financiero. Se trata de una empresa del sector energético, un área que a Carlos le interesa particularmente, debido a las oportunidades de desarrollo que puede ofrecer.
Carlos vive en Pensilvania con sus padres y un hermano de 19 años, también protegido por DACA, pero cuando llegó a los EEUU estuvo viviendo en Nueva Jersey y en ningunos de esos dos estados se ha sentido rechazado por sus compañeros, ya que cuenta que la mayoría de sus amigos son anglosajones y asiáticos, y tiene pocos conocidos hispanos, por ello su español es más “débil” que su inglés, a pesar de que fue su primera lengua.
En El Salvador le quedan dos hermanas, quienes ya están casadas y con hijos. “La foto de mi perfil en Facebook es con mi sobrina, la conocí a un viaje de una semana que hice”.
Cuenta que no forma parte de ninguna organización de “Dreamers”, pero apoya esta causa y ha participado en manifestaciones, como lo hizo recientemente en Washington D.C., cuando el fiscal general Jeff Sessions anunció el fin de DACA.
“Es mi responsabilidad estar en la lucha con todos”, argumenta.