NUEVA YORK – Los agentes del Departamento de Policía (NYPD) se han enfrentado durante años a miles de tiroteos en distintas partes de la ciudad, pero lo que ninguno había conseguido hasta ahora era grabar uno de estos incidentes con su pequeña cámara corporal.
El mérito corresponde a los agentes del Distrito 47 de la ciudad, quienes el pasado miércoles fueron capaces de grabar el enfrentamiento fatal que tuvo lugar entre un individuo de 31 años y agentes de la policía en El Bronx.
Según las autoridades, los oficiales involucrados en el tiroteo habían sido advertidos de la presencia de un hombre emocionalmente inestable en un apartamento de su distrito, por lo que decidieron acercarse al lugar señalado para ver lo que ocurría.
Sin embargo, cuando los agentes llegaron a la casa del sospechoso, éste les recibió con un cuchillo en la mano izquierda y con el otro brazo oculto tras la espalda. Ante esta situación, los policías exigieron al individuo que soltara el arma, pero sus peticiones no tuvieron éxito.
Tras varios minutos de diálogo fallido, los refuerzos de la Policía llegaron al apartamento e intentaron reducir al sospechoso con varias pistolas eléctricas, pero tampoco tuvieron éxito. En ese momento, los agentes descubrieron que el individuo tenía algo parecido a una pistola en su mano derecha.
“Todo está grabado en vídeo. Los oficiales le preguntaron al sospechoso si el arma era real, pero él se negó a responder y empezó a levantar la pistola en dirección a los policías, quienes se vieron obligados a dispararle varias veces“, aseguró Carlos Gómez, jefe de departamento del NYPD, en una rueda de prensa.
Tras el tiroteo, los servicios de emergencia trasladaron al individuo al Hospital Jacobi, donde los médicos certificaron su muerte. Varias fuentes aseguraron que la pistola que sostenía el sospechoso era de imitación, aunque las autoridades todavía no lo han confirmado.
“Los agentes dialogaron con la víctima durante varios minutos y le pidieron en repetidas ocasiones que dejara el cuchillo en el piso. Sus palabras fueron claras: ‘¡Suéltalo! ¡Suéltalo! ¿Qué tienes en la mano? ¡No queremos hacerte daño!'”, añadió Gómez.