Obed, el repatriado que hizo del rap su pequeño negocio
Como proyecto personal, Obed y su grupo We CDMX tiene 24 canciones en un disco que distribuye en YouTube
MÉXICO – Es una tarde de domingo en la azotea de un edificio que promete mucho. Decenas de deportados se encuentran reunidos para discutir en diversos talleres de la organización New Comienzos el futuro de sus familias. Buscan las acciones a emprender mientras comen alitas, nuggets, papas, apios y pasta mientras Obed Berry ameniza el ambiente.
Rivers of Babilone, Black or White y otros clásicos del pop preceden al platillo de lujo que este DJ tiene preparado como postre musical: sus propias producciones de música rap, un género que conoce, domina y difunde con tanta pasión como a su propia empresa.
Después de cinco años de su repatriación a México, Obed con 30 años a su favor -20 de ellos en Estados Unidos- creó su propia compañía multimedia llamada AM Produccions, de la que depende la disquera Obed Berry Records.
“Estamos buscando talento bilingue o local que guste de la música hip-hop, para grabarles sus canciones y videos”, cuenta en entrevista con este diario mientras las conversaciones de fondo saltan entre el inglés y el español. “Nos promovemos por medio de fiestas o eventos pequeños en los que nos dan la oportunidad de tocar algo o compartir lo que ya hemos grabado”.
Obed es uno de los pocos mexicanos repatriados que al llegar a México ha tenido la intención de crear su propio negocio. La mayoría opta por buscar empleo, según reconoció el Departamento de Estudios de Población del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
“El auto empleo es algo difícil para los repatriados ya que no cuentan con los fondos y conocimiento sufucientes para emprender, además, el 81% no ha tomado ningún tipo de capacitación laboral en su vida”, detalló Jesús Peña, catedrático del Colef.
Otra barrera es la falta de conocimiento sobre el programa Fondo de Apoyo al Migrante a través del cual el gobierno federal asigna a los estados dinero para proyectos productivos. En 2017 contó con un fondo de alrededor de 14 millones de dólares en su equivalente en pesos y Obed ni enterado.
Sus andanzas por el emprendimiento iniciaron por casualidad, debido a su interés por escribir y cantar sus propias letras de rap. Así se lo contó a un periodista y éste lo llevó a un estudio de grabación cuyo encargado Carlos Acosta “El Chanclas” lo invitó a producir y ser socios.
“El Chanclas” puso la producción y yo mi talento. Grabamos una canción al primer mes, desde ahí se nos sumaron productores, músicos, técnicos, y hemos sido constantes en grabar la música de quienes contratan nuestros servicios”, detalla. “Ahora yo me encargo de buscar a los artistas y él de lo técnico. Guiamos a las personas poniendo la música, indicándoles cómo rapear en el video, metiendo efectos de sonido. Somos un equipo de aproximádamente 10 personas”.
Como proyecto personal, Obed y su grupo We CDMX tiene 24 canciones en un disco que distribuye en youtube y capitaliza la productora.
La tarde ha transcurrido y la música pop ya está cambiando hacia el hiphop.
- Do you know where we are?- dice el animador.
Un grupo de mujeres saltan y gritan
- “We-CDMX”.
Obed salta al escenario y canta. Todos lo siguen, ¡todos se saben la canción!
He nacido en el barrio también/cocinando la misma shit/he perdido tanto lo sé/sigo viajando en el mismo tren.
“Lo que ha detenido un poco nuestro trabajo es la falta de dinero: producir es muy costoso. Acabo de pedir un préstamo de 50,000 en el banco para comprar más equipo. Sé que estoy tal vez arriesgando el futuro de mi familia, pero confío en mi éxito”.
Alrededor de ocho de cada 10 negocios que emprenden los repatriados no tiene buen fin, según calcula Guadalupe Chipole, ex directora de Atención al Migrante del Gobierno de la Ciudad. “Se quedan sin recursos al no saber operarlo, quieren ver pronto el dinero y se desesperan hasta abandonarlo y ponerse a buscar otra cosa”.
Por eso Obed no deja su empleo en una empresa financiera estadounidense en la que hace labores de cobranza a larga distancia donde trabaja de 8:00 am a 4 pm para mantener a sus cinco hijos. Después de eso va a grabar al estudio a grabar, a veces hasta las 3:00 de la mañana. Y repite la jornada.
“Cuando la música me deje lo suficiente, entonces abandono el empleo. Busco no tener cadenas, ser mi propio jefe en menos de un año”, se promete a sí mismo.