Editorial: El apuro por eliminar Obamacare

La misión es hacer realidad el colapso de Obamacare

Si se inscribe antes del 15 de diciembre, su cobertura de salud estará activa ya para el 1 de enero de 2018.

Si se inscribe antes del 15 de diciembre, su cobertura de salud estará activa ya para el 1 de enero de 2018. Crédito: Getty Images

La mayoría republicana del Senado está en una carrera frenética para destruir la Ley de Cobertura de Salud (ACA). Después un rotundo fracaso, tiene hasta finales de septiembre para aprobar alguna medida con al menos 50 votos. De ahí en adelante, será una misión imposible porque necesitará un respaldo demócrata inexistente.

Hay un gran esfuerzo por dejar a millones de personas, que obtuvieron en estos últimos años un seguro de salud, expuestos a enfermedades que no pueden prevenir por falta de dinero y a la bancarrota financiera por el endeudamiento que significa pagar tratamientos.

La misión es hacer realidad el colapso del Obamacare. Así se cumple con con una promesa de campaña del presidente Trump, que seguía una irresponsable línea establecida desde el Congreso. Esa que descarta sin tener la remota idea de qué va a reemplazar en su lugar.

La Casa Blanca hace todo lo posible para cumplir la profecía de una crisis final en el ACA. Como el programa de salud no está en coma, sino que necesita reajustes, se lo boicotea para derrumbarlo.

La administración Trump eliminó el 90% de los fondos para promover la inscripción de personas y redujo a la mitad el período para poder registrarse. También mantiene la amenaza de no pagar los subsidios a las aseguradoras. Esto crea una incertidumbre en el mercado.

Todo agudiza el problema del programa de no registrar suficiente gente para sostener la expectativas de las empresas de seguro que participan en los Estados.

Mientras tanto, el Senado tiene la propuesta Graham-Cassidy como última oportunidad real de anular la ley. La medida sigue el patrón de imprudencia legislativa de las anteriores. Es un monstruo diseñado para el consenso político partidario sin importar el impacto en la gente.

La propuesta convierte en un subsidio general el dinero enviado a los Estados para que ellos lo usen a su gusto. O sea, no tienen que dar un mínimo obligatorio de cobertura y pueden cobrar una prima mayor según la salud del solicitante.

No se sabe, ni se sabrá, el costo de la medida y mucho menos cuantos serán los millones de personas que perderán la cobertura médica, como en todos los proyectos de ley presentados para reemplazar el ACA.

Pero tanto a los líderes del Congreso como a la Casa Blanca eso no les interesa. La meta es enterrar a toda costa el Obamacare.

Otra vez, queda en manos de un puñado de senadores republicanos mantener la cordura y bloquear la acción irresponsable de su bancada.

La esperanza es que fracase este nuevo intento de destruir el ACA. Luego, que tenga éxito el esfuerzo bipartidista en la Cámara Alta para equilibrar el funcionamiento del programa de salud.

Obamacare merece atención para que realice su labor y no el funeral que desean los que lo que trabajan para matarlo.

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