Así se viven 36 horas bajo escombros tras terremoto en México

En medio de la tragedia, tranquilizarse es lo mejor, para tener fuerzas y pedir ayuda

Lucía Zamora estuvo entre los escombros con otro compañero de trabajo, Isaac.

Lucía Zamora estuvo entre los escombros con otro compañero de trabajo, Isaac. Crédito: Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO – Fueron 36 horas de espera. El miércoles por la noche, Lucía Zamora fue rescatada del derrumbe en Álvaro Obregón 286 en la Colonia Roma. Junto a ella estaba Isaac Ayala, su compañero de trabajo.

Ese martes 19 de septiembre a las 11:30 horas, Zamora, emprendedora y consultora independiente, llegó al inmueble para realizar sus labores de call working. No participó en el simulacro porque iba en camino a la oficina.

“¿Qué tal Boletia para convocar/pagar un curso? Su contrato es kilométrico pero no pinta mal. Opiniones plisss (sic)”, fue el último comentario que publicó en Facebook antes del sismo. Eran las 13:09 horas.

Cinco minutos después, se registró el movimiento telúrico de magnitud 7.1. Lucía corrió de la recepción hacia las escaleras de servicio; pero el techo se derrumbó y quedó atrapada, con Isaac, entre los dos puntos.

“Me quedé a la mitad del camino. Fue el peor momento. No lo podía creer”, comenta Zamora en entrevista. Agrega que el techo no cayó sobre su compañero y ella por una silla entroncada.

“Me di cuenta que no estaba herida. Que Dios me quería aquí”.

Durante el martes por la tarde y gran parte del miércoles, Lucía escuchaba helicópteros y maquinaria, lo que alentaba su esperanza de ser rescatada. Si bien tenía su celular con ella, éste se había quedado sin señal. Nunca pudo enviar un mensaje o hacer una llamada a su hermana, la única persona con la que deseaba comunicarse y decirle que estaba bien.

“Me ponía de acuerdo con Isaac para gritar. Estábamos cansados de hacerlo. Le decía: 1, 2, 3… y gritábamos: ¡Ayuda!”, agrega la mujer de 36 años.

Cuatro horas antes de su rescate, escuchó la pregunta de uno de los Topos: “¿Están ahí?”. Lucía e Isaac dieron sus nombres y así el grupo de rescatistas pudo llegar hasta ellos.

“Los Topos inyectan ánimo. Si ven la foto de cuando me rescatan, salgo sonriendo”.

Después del rescate, Zamora fue trasladada a la Cruz Roja de Polanco. Sólo tiene algunos raspones. “Si sobreviví fue por algo”, externa.

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