El rol de los padres en la vida amorosa femenina

Te decimos cuáles son las características de las mujeres afectadas por la crianza paterna

“Karla” decidió hace casi una década no volver a ojear sus álbumes fotográficos porque cada vez que lo hacía el gusanillo del desamor se apoderaba de ella y la caía en depresión.

Y es que al cumplir sus 40 años, hace menos de una década, a esta colombiana (que prefirió mantener su nombre real en el anonimato) le dio por discernir sobre su vida amorosa, que no le permite ser una persona plenamente feliz, a pesar de ser una mujer autosuficiente y una profesional económicamente exitosa.

“Al ver las fotos de todas las parejas sentimentales que he tenido desde los 23 años de edad, que mejor ni te cuento cuántos, me empecé a preguntar por qué razón no he podido establecer una relación fija con alguna de ellas, si soy una chica guapa, amorosa, detallista, dedicada, sociable, trabajadora, económicamente independiente y echada siempre pa’lante”, reflexiona la residente de Burbank, California.

Con la ayuda de una prolongada terapia psicológica, Karla descubrió que la causa de su “mal de amores” estaba en la clase de hombre que tuvo como padre: cumplidor como proveedor, pero infiel como esposo; exitoso en su profesión, pero poco amoroso e involucrado en la crianza de la media docena de hijos que tuvo y que repentinamente dejó huérfanos tras un infarto fulminante.

“Con la terapia entendí que el haber visto cómo mi mamá sufría cada vez que mi papá le era infiel y haber tenido a un padre ausente y poco afectuoso han sido las causas por las que yo, sin darme cuenta, siempre he atraído a mi vida hombres que solo quieren pasarla bien, sin ningún compromiso”, cuenta Karla.

También se dio cuenta que por haber carecido de afecto paterno siempre se ha metido de lleno con rapidez en cada relación que ha tendido, aguantado a veces hasta desplantes o cambiando sus gustos y estilo de vida para sentirse amada y protegida.

Gracias a la terapia, Karla dejó ya el afán de tener siempre a su lado a una pareja y hoy se dedica a vivir con plenitud su soltería.

“Me mantengo ocupada viajando e involucrada en actividades de crecimiento personal y de llegar el verdadero amor, si es que llega, ahora sí estoy preparada para reconocerlo de verdad”, asegura Karla con convicción.

A la coach de vida Elena Burnett no le sorprende el caso de Karla porque ha conocido a través de su trabajo  a varias mujeres con “el corazón roto” tras haber carecido de un padre amoroso durante la infancia.

“Estas mujeres con ‘el corazón roto o quebrado’ crecieron con una figura paterna que no cumplió con su rol de padre y, por ello, se sienten solas y poco amadas”, explica Burnett. “Y, por lo general, tienen una baja autoestima, dan y dan y no saben recibir sin sentirse obligadas a devolver el favor”.

Principales características

De acuerdo con la coach de vida, otras características que comparten este tipo de mujeres son las siguientes:

1. Buscan al padre en las parejas

Muchas mujeres que carecieron en la infancia de un padre afectuoso optan, ya sea, por buscar a un hombre que se asemeje a él o quizás a alguien totalmente diferente.

Y en el afán de encontrar el amor que nunca recibieron de parte de su progenitor, Burnett dice que “es posible que atraigan a hombres que en verdad no las quieren o  solo desean sacar provecho de la relación”.

2. Dan y dan sin límites

En su afán de sentirse amadas, hay mujeres con el corazón roto que optan por dar más de la cuenta para tener el control absoluto de la relación y, con ello, garantizar que la persona de quien creen estar enamoradas termine quedándose con ellas.

“Estas mujeres dan y dan ante el temor de no llegar a ser amadas por lo que son y por ello pierden la visión de lo que significa dar, pero a la vez recibir y ser correspondidas”, señala la experta.

3. Tienen una personalidad con tendencia al auto sabotaje

En el afán de querer ser amadas y encontrar a ese “Adonis perfecto”, estas mujeres se sabotean a sí mismas creyendo cosas que no existen. Como abrir el corazón con rapidez a sabiendas de que la persona con quien están dejó desde el principio claro que no estaba listo para compromisos ni menos para una relación seria.

“Las prisas nunca son buenas y es necesario una buena dosis de paciencia, sobre todo, cuando de por medio está el corazón”, resalta la coach de vida. “En estos casos, una misma no puede sabotearse”.

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