Trump prometió “drenar el pantano”, pero en vez ha profundizado las divisiones políticas

Bajo la Administración Trump se han profundizado las divisiones políticas, lo que ha dificultado la búsqueda de soluciones

Trump y una división que crece

Trump y una división que crece Crédito: John Moore | Getty Images

WASHINGTON ? El presidente Donald Trump ganó las elecciones hace un año esta semana con promesas de “drenar el pantano” y moldear una nueva era de bipartidismo pero, desde su victoria, ha subido el volumen a las pugnas políticas y ha envalentonado a extremistas de ultraderecha.

Durante la contienda, Trump se regodeó de su autosuficiencia y su fortuna, y prometió hacer una purga del “corrupto” sistema político en Washington, que a su juicio estaba esclavizado por los intereses especiales.

Sin embargo, en vísperas del aniversario de su victoria electoral el 8 de noviembre de 2016, su promesa no sólo está divorciada de la realidad –ha designado a su Gabinete a funcionarios salidos de Wall Street y de grupos de intereses especiales- sino que ha crecido la acritud en Washington.

Trump aseguró en eventos electorales en 2015 y 2016 que sólo él podía corregir el maltrecho sistema político y resolver los problemas sociales más acuciasteis de EEUU pero, hasta la fecha, sólo ha atizado las pugnas entre demócratas y republicanos y dentro de su propio partido.

Su retórica populista y nacionalista aún no ha producido los grandes resultados que prometió para avanzar los intereses de las clases media y trabajadora.

Trump “ha expandido y envenenado más el pantano, en Washington y en todo el país. En vez de cultivar el concepto de que somos una sola familia humana, su presidencia ha atizado ideas peligrosas que alientan conflictos entre la gente en base a razas, idioma, nacionalidad y cultura”, dijo a este diario Norman Solomon, activista demócrata y fundador del “Institute for Public Accuracy”.

“Pero la gente ya reconoce su mensaje por la falsedad venenosa que es, y solo podremos superar los obstáculos y las aguas negras del odio que él representa si nos organizamos de forma sostenida”, apuntó.

Por su parte, el estratega demócrata, José Aristimuño, advirtió de que esa “guerra política” que acentúa Trump  “al final del día sólo lo beneficia a él” y, en vez de crear polémica y divisiones, “debería enfocarse en aprobar proyectos de ley que solucionen los problemas del pueblo americano”.

¿Ha limpiado el lodazal?

Varios funcionarios del Gabinete presidencial fueron extraídos del mundo empresarial:  por ejemplo, el secretario de Estado, Rex Tillerson, fue el principal ejecutivo de ExxonMobil y suscribió acuerdos con compañía estatales de países contrarios a EEUU.

Mientras, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, es un veterano inversionista en la industria metalúrgica, y el del Tesoro, Steve Mnuchin, es un veterano de Goldman Sachs.

El grupo cívico “Common Cause” envió hoy mismo una carta al Inspector General del Departamento de Comercio para que investigue las inversiones de Ross, por entre $2 millones y $10 millones, en “Navigator Holdings”, una empresa naviera que tiene estrechos vínculos con el “círculo íntimo” del presidente ruso, Vladimir Putin.

La empresa “Navigator Holdings” recibe millones de dólares al año por el transporte de gas natural para “Sibur”, una gigante energética de Rusia que es propiedad conjunta del yerno de Putin y de un oligarca ruso con vínculos estrechos a su gobierno.

Mientras EEUU ha impuesto sanciones contra el sector energético de Rusia en represalia por sus acciones en Ucrania, “Navigator Holdings” ha ampliado sus negocios con “Sibur”, denunció “Common Cause”, que cuestionó las motivaciones de Ross al ocultar al Congreso esos negocios.

Afanado en desmantelar el legado de su antecesor, Barack Obama,  Trump eliminó un reglamento de ética que impedía la contratación de funcionarios en agencias federales para las cuales hubiesen hecho trabajo de cabildeo en los últimos dos años.

Aristimuño señaló que “cerca de 20 ex funcionarios de la campaña presidencial de Trump trabajan en un negocio vinculado al cabildeo de gobierno”, y eso “no es limpiar el pantano”.

Trump sí cumplió, mediante una orden ejecutiva de enero pasado, su promesa de prohibir que funcionarios de alto rango del gobierno hagan cabildeo a favor de gobiernos extranjeros.

Cero tolerancia a la disensión

En su cuenta en Twitter y en declaraciones públicas, Trump ha mostrado pocas aptitudes de estadista y mucha intolerancia hacia sus críticos y hacia la prensa, mientras la Casa Blanca replica que él sólo se defiende de ataques injustificados.

Varios líderes académicos de la Universidad de Columbia han entablado una demanda contra Trump en un tribunal federal en Nueva York, alarmados porque, según argumentan, el mandatario usa Twitter para silenciar a sus críticos y rivales, una conducta más propia de regímenes autoritarios.

Trump ha lanzado ataques incluso contra legisladores republicanos que son clave para avanzar su agenda política, culpándolos por promesas incumplidas, como la anulación de “Obamacare”.

Más divisiones políticas

Una encuesta conjunta del diario “The Washington Post” y la Universidad de Maryland, divulgada a finales del mes pasado, señaló que el 71% de los votantes teme que el ambiente político ha llegado a “un punto bajo peligroso”, y el 63% desaprueba de la gestión de Trump.

El 64% de los estadounidenses cree que el sistema político actual no está funcionando bien, en comparación con el 35% que opinó lo contrario, según esa misma encuesta.

La preocupación es tal que siete de cada diez estadounidenses cree que las divisiones son tan profundas como lo fueron durante la Guerra de Vietnam, y el 60% cree que la presidencia de Trump está agudizando la disfunción política.

El analista Gene Gardner dijo que  las fisuras están en muchos frentes a la vez y la democracia, bajo la Administración Trump, se ha convertido en un “lanzamiento de piedras“.

La victoria de Trump ha envalentonado a la ultraderecha, que desde hace años ha venido sumando adeptos con su mensaje anti-inmigrante.

En su página web, el grupo cívico “Southern Poverty Law Center” (SPLC, en inglés), señala que entre 1999 y 2016 ha habido en EEUU un total de 917 grupos motivados por el odio racial contra los inmigrantes y las minorías étnicas y religiosas.

Muchos de esos grupos son de la “derecha radical” que ve en la Administración Trump a un aliado en su lucha por defender los intereses de los blancos en este país, y han logrado meter un pie en la Casa Blanca al  promover políticas que erosionan las protecciones de los derechos civiles, según SPLC.

En declaraciones a este diario, Richard Cohen, presidente del SPLC, dijo hoy que Trump “ha continuado sembrando las semillas de la división con su retórica incendiaria y políticas nocivas que afectan a algunos de los más vulnerables en nuestra sociedad”.

“Se ha negado a aceptar responsabilidad por el resurgimiento del nacionalismo blanco que hemos visto bajo su liderazgo, y no ha condenado de forma contundente el odio y la intolerancia que esparcen los supremacists blancos y otros grupos de odio. El señor Trump tiene que asumir responsabilidad por lo que ha hecho y revertir esa marcha”, puntualizó Cohen.

En esta nota

Administración Trump EEUU gabinete presidencial

Suscribite al boletín de Política

Recibe gratis las noticias de política e inmigración diariamente en tu email

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain