Puerto Rico necesita un plan Marshall

Ocho semanas desde que el huracán María arrasó con Puerto Rico, millones de personas en la isla siguen sufriendo. El 25% no tiene acceso a agua potable. El 55% no tiene electricidad. La comida y la medicina siguen siendo escasas en partes remotas de la isla.

Para los neoyorquinos, esta no es una tragedia distante: es una crisis local. Nuestra ciudad es hogar de 800,000 puertorriqueños. Los lazos económicos y culturales entre la ciudad de Nueva York y La Isla del Encanto son profundos.

Esta situación es personal para mi familia. Mi esposa Ivelisse nació y se crió en la isla, y sus padres y su familia extendida aún viven allí. Su hogar en Guaynabo fue duramente golpeado por la tormenta, y dos meses después el servicio eléctrico todavía no ha sido restaurado.

A pesar de la persistencia y las luchas en la isla, la respuesta federal –tardía, insuficiente y mal coordinada desde el principio– ya se está reduciendo. El general a cargo del esfuerzo de ayuda acaba de anunciar su retiro de Puerto Rico. Trágicamente, parece que el presidente Trump ya está cumpliendo su amenaza de que las fuerzas federales no puedan permanecer en Puerto Rico “para siempre”.

Nunca podremos deshacer el daño causado a la moral de los puertorriqueños cuando el presidente Trump los insultó, los atacó y los ignoró durante los difíciles primeros días de la crisis posterior a María. Pero podemos, y debemos, luchar para garantizar una respuesta federal sólida y sostenida.

La recuperación en Puerto Rico no será un proyecto a corto plazo, y no será barato. Cinco años después de la supertormenta Sandy, la ciudad de Nueva York aún se está reconstruyendo. El gobierno federal ha gastado más de $120,000 millones en la recuperación de Katrina hasta el momento, y doce años después, los gasto se siguen sumando.

En comparación, hasta ahora el Congreso ha asignado solo $4,900 millones en ayuda para Puerto Rico. Y esa cantidad relativamente modesta se ha ofrecido como un préstamo, no como una subvención. Las estimaciones del costo total de la reconstrucción superan los $80,000 millones.

Los puertorriqueños han respondido con increíble determinación, estoicismo e ingenio a la crisis, ya que fui testigo de primera mano en mi viaje la semana pasada. Gente en toda la isla ha encontrado formas de sobrevivir y apoyarse mutuamente en las circunstancias más difíciles. Los neoyorquinos han hecho su parte para apoyar a nuestros hermanos en la isla, donando millones a fondos de ayuda y enviando innumerables toneladas de suministros a la isla.

Pero las donaciones privadas y el esfuerzo de salir adelante nunca serán suficientes para reconstruir la infraestructura de una isla de 3.5 millones. El gobierno federal es la única fuente posible de recursos de esa magnitud. El estado de la red eléctrica de Puerto Rico, los sistemas de agua y la infraestructura de carreteras es comparable a la de un país devastado por una guerra. Y el pasado histórico proporciona un ejemplo exitoso de cómo Estados Unidos debería responder en tales circunstancias.

Puerto Rico necesita un Plan Marshall.

El esfuerzo de reconstrucción de los EEUU en Europa después de la Segunda Guerra Mundial costó $132,000 millones, ajustado por la inflación. Esta inversión dio sus frutos muchas veces para Estados Unidos y el mundo, ya que los antiguos países devastados por la guerra surgieron como democracias industriales exitosas. Una inversión sólida en Puerto Rico hoy ayudaría a asegurar que la isla no solo se estabilice, sino que establezca una economía vibrante que le permita enfrentar los desafíos a largo plazo que enfrentó incluso antes de María.

Los puertorriqueños, a pesar de ser ciudadanos estadounidenses, y a pesar de haber servido y muerto en todas las guerras estadounidenses durante los últimos 100 años, no tienen voto en el Congreso ni eligen a nuestro presidente. Por eso, nos incumbe a nosotros en el continente a utilizar y aumentar nuestras voces en su nombre.

Una nación que reconstruyó la mitad de Europa en 1947 puede indudablemente hacer lo mismo con 3.5 millones de sus propios ciudadanos. Los puertorriqueños necesitan desesperadamente que el gobierno federal haga un compromiso integral, visionario y sostenido para reconstruir. Lo hemos hecho antes. Podemos, y debemos, volver a hacerlo.

-Mark Levine es concejal por el Distrito 7 de NYC

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