Mujeres latinas sufren altos niveles de hostigamiento y abuso sexual en el trabajo

Más allá de Hollywood y el mundo político, las mujeres de a pie, y particularmente las inmigrantes latinas, sufren de intenso acoso sexual por parte de jefes y compañeros del entorno laboral.

Las mujeres latinas, particularmente las inmigrantes, son especialmente vulnerables y víctimas de acoso sexual, abuso o incluso violación en el trabajo y las más vulnerables trabajan en los campos, limpian los edificios y son meseras en los restaurantes, pero ninguna profesión está exenta.

Hace menos de una década, un reporte del Southern Poverty Law Center halló que 77% de las latinas reportaron que el hostigamiento sexual en el trabajo era un problema grave. Estudios científicos han revelado que las mujeres campesinas son 10 veces más vulnerables que otras mujeres al asalto sexual y el acoso en el trabajo, pero el problema también alcanza a las mujeres profesionales: un 12% de latinas en el mundo de la tecnología reportaron ser víctimas de hostigamiento.

Una de cada cinco latinas en el National Violence Against Women Survey dijo ser víctima de asalto sexual. La tasa de victimización de las mujeres de minorías, incluyendo afroamericanas, nativas y latinas- es mayor que la de las mujeres en general.

Anne Brace, una terapista de un programa de salud mental en Koreatown, Los Angeles, dice que prácticamente “el 100% de las mujeres que terminan en mi consulta han sido hostigadas sexualmente por jefes o compañeros de trabajo”.

“Muchas son indocumentadas, pero las hay que tienen documentos y pocas habilidades laborales, poco dinero y están desesperadas por mantener su trabajo”, dijo Brace. “Y se callan simplemente porque no quieren hacer escándalo, no quieren que las despidan o perder su trabajo”.

Consuelo, una indocumentada de origen mexicano, lleva más de 20 años trabajando en restaurantes como mesera y afirma que el acoso y abuso sexual que existe en los pasillos y las cocinas es “tremendo” pero que la mayoría de las víctimas calla por diversas razones.

“Esto sigue pasando”, cuenta la inmigrante. “Los restaurantes tienen un nivel enorme de acoso sexual, en particular si son de dueños independientes y no de corporaciones”.

Dio como ejemplo la experiencia en uno de sus primeros trabajos en un restaurante mexicano de Chicago.

“En el tiempo que estuve allí en los años noventa nos pasó a absolutamente todas las meseras mujeres y también a un par de trabajadores homosexuales“, dijo. “Si no te agarraban las pompis cuando pasabas con una charola pesada, te trababan de agarrar el pecho o decían comentarios estúpidos con connotación sexual”.

No se trata únicamente de los restaurantes. Otra industria en la que hay abuso sexual rampante es la de los conserjes o empleados domésticos.

Los casos han sido tan numerosos que el año pasado el gremio de los “janitors” impulsó una ley en California, eventualmente firmada por el gobernador Jerry Brown, que requiere a los contratistas de limpieza tener mayor entrenamiento sobre asalto sexual y hostigamiento para sus empleados.

“Imagínese lo que pasa en esos edificios en las noches cuando se apagan las luces”, dijo Alejandra Valles, del Sindicato de Empleados Internacionales de Servicio SEIU que impulsó el proyecto de ley.

Brace, la terapista, tuvo una clienta que trabajo en uno de esos edificios en Los Angeles y que trabajaba con su mamá.

“La muchacha tenía 19 años y su mamá 33 y trabajaban juntas limpiando edificios”, dijo la terapista. “Un hombre que era el jefe de conserjes siempre las estaba siguiendo y mirándolas, y un día estaba un poco borracho y las invitó a “hacer un trío” sexual con él”.

Temerosas de ser despedidas, las mujeres explicaron que “no podían hacerlo porque eran madre e hija”.

“Siguieron yendo a trabajar porque no pensaron tener otra opción”, agregó.

Los casos de violación y acoso contra las mujeres campesinas son legendarios y han sido objeto de masivas demandas y también de un documental publicado en 2013 por la cadena PBS.

“Rape in the fields” (Violación en los campos) es el nombre del documental, que puede ser visto aquí:

En el mismo la líder campesina Dolores Huerta declara que el hostigamiento y abuso sexual de mujeres campesinas “es una epidemia en los campos”.

Hace una década, una trabajadora campesina del Valle Central ganó una demanda de un millón de dólares contra Harris Farms, gracias a la ayuda de la Equal Employment Opportunity Commission.

Hace apenas dos años, diez campesinas recibieron 330,000 dólares en un acuerdo legal luego que la misma agencia EEOC, demandó a una compañía de frutos secos en California.

El tema sigue estando en la palestra y se hace de nuevo relevante en medio del torrente de acusaciones contra personalidades de Hollywood y de la política.

Pero las mujeres trabajadoras inmigrantes siguen estando entre las más vulnerables y los casos menos discutidos. 

Como terapista, Brace ha trabajado en varios refugios para mujeres abusadas. Allí, la mayoría de las víctimas han pasado por lo mismo.

“En el trabajo,  trabajen en restaurantes, o sean niñeras, o limpien edificios, en tiendas, en depósitos, en donde sea. Las mujeres de clase trabajadora, que casi siempre son las latinas, no importa si son mayores o jóvenes, bonitas o no bonitas, todas han sido víctima de lo mismo”, apunta.

En las lides profesionales también ocurre: un reciente sondeo de 5000 mujeres en el mundo de la tecnología reveló que por lo menos 12% de latinas reveló haber sufrido hostigamiento sexual en el trabajo.

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