Elecciones en Chile: por qué gane quien gane la economía del país va a crecer el 2018
Al margen de quién gane la elección del domingo, las expectativas económicas chilenas son buenas el 2018
Debido a las nuevas reglas electorales y a que el voto en Chile es voluntario, pocos analistas políticos se atrevieron a pronosticar los resultados de los comicios presidenciales y parlamentarios en el país.
Lo que sí se sabía de antemano -especialmente entre los expertos en el cobre, la principal riqueza chilena- es que la próxima persona que gobierne el país encontrará condiciones económicas más favorables que las que enfrentó Michelle Bachelet.
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Los expertos apuntan a varios factores, uno de ellos y quizás el más relevante: el cobre.
El precio del principal producto de exportación de Chile, que mantuvo una tendencia a la baja durante el segundo gobierno de Bachelet, empezó a remontar a fines del 2016, después de llegar a un precio promedio de 2.49 dólares la libra el 2015.
Ahora, la Comisión Chilena del Cobre ya anticipó un valor promedio de 2,77 dólares para el 2017 y 2,96 para el 2018. Estas variaciones en centavos, pueden generar millones en ganancias, y buenas noticias para el país sudamericano y su futura administración.
“Yo creo que el precio del cobre va a aumentar en los próximos años, aunque no sabemos hasta cuándo ni a qué nivel”, le dice a BBC Mundo el académico y economista Gustavo Lagos, del Centro de Minería de la Universidad Católica.
“Eso significa que, pase lo que pase, el próximo gobierno tendrá mejores cifras económicas que el actual. Va a ser así a menos que pase algo realmente grande, como que estalle una “burbuja” en China o se produzca una guerra entre Corea del Norte y Trump”.
“El próximo gobierno va a tener una situación financiera mejor que la de los últimos años”, coincide Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora Plus Minning.
“El precio del cobre tuvo una tendencia decreciente desde el 2012 al 2016, y más intensamente negativa el 2015 y 2016. Ahora estamos al comienzo de un ciclo muy positivo, y esos ciclos tienden a tener una duración de entre 5 y 7 años”, agrega el experto.
Eso implicaría más holgura económica y financiera durante los cuatro años que dura el próximo período presidencial chileno.
La “mala pata” del Ministro de Bachelet
En Chile, el cobre es vital. Y la esperada alza en su precio evoca inmediatamente los años dorados del “súper ciclo” del metal, entre los años 2003 y 2016.
En ese período, impulsado por la expansión de China, principal socio comercial de Chile, el precio subió desde 1 dólar la libra hasta llegar a 4,60 dólares el 2011.
El primer gobierno de Bachelet, entre los años 2006 y 2010, se benefició de esta alza y la economía chilena llegó a crecer el 2007 a un 4.6%.
Pero el cobre se cotizó por última vez sobre los 3 dólares el 2014, al inició del segundo período de la mandataria, y desde allí inició su descenso.
“No da lo mismo quien gobierne”, precisa el economista chileno Miguel Ángel Durán, “pero en general las condiciones económicas van a ser más favorables para cualquiera de los candidatos que sea elegido”.
Ministro de Minería de Bachelet durante el “súper ciclo” y ex Presidente Ejecutivo de la minera Anglo American Chile, Durán no sólo apuesta al cobre como impulsor de la economía chilena, sino también a un mejor escenario internacional.
“Las proyecciones de crecimiento global para el 2018 apuntan a un 3,7%, sobre el 3% del 2017. La Eurozona alcanzó un 2,2%, su mayor crecimiento en una década; la economía estadounidense se recuperó con rapidez y China no ha decaído”, le dice Durán a BBC Mundo.
Fue en agosto pasado, y en plena campaña presidencial, cuando el Ministro de Bachelet Nicolás Eyzaguirre causó polémica cuando aseguró: “tenemos tan mala pata que el mejor crecimiento se verá el próximo año”.
“Van a decir que es obra del futuro gobierno”, se lamentó el secretario de estado, que fue el encargado de las finanzas públicas de Bachelet cuando el cobre llegaba a sus precios más altos.
El verdadero peso del “metal rojo”
¿Cuánto pesa el cobre en un país tan dependiente de una producto de exportación como Chile?
Mucho, podría ser el resumen de los expertos. Pero el tipo de gobierno también importa, coinciden.
El aumento en el precio del cobre genera un círculo virtuoso que impulsa en primer lugar al sector energético, explica Durán.
“La minería consume un tercio de la energía eléctrica del país. O sea, impulsa al sector energético. Luego arrastra a la infraestructura, vuelves a construir. Pero como no puedes construir sin proyectos de ingeniería, las empresas de ingeniería empiezan a moverse”.
“Luego se levantan los proyectos ‘brownfield’, o sea ampliaciones, mejoras, y luego sigues con los ‘greenfield’, o sea, los grandes proyectos nuevos. Y para todo eso tienes que invertir muchísimo”, resume el economista.
“El cobre es muy gravitante”, dice Guajardo. “Representa la mitad de los ingresos por exportaciones, y por lo tanto, los ingresos fiscales varían mucho de acuerdo al precio del cobre”.
“Pero luego están los impactos indirectos de la minería: servicios, construcción, hay efectos multiplicadores muy potentes. Por cada punto directo de crecimiento de la minería hay medio punto de crecimiento en otros sectores productivos. Es bastante relevante”, calcula Guajardo.
“Mayor precio del cobre significa mayores exportaciones, un precio del dólar más bajo y una apreciación del peso. Todo eso es muy importante para la recaudación fiscal”, dice Lagos.
“Cuando se activa el sector minero, todo el país aumenta su velocidad. El precio del cobre definitivamente tiene que ver con el crecimiento económico chileno”, continúa el profesor.
Agrega Durán: “venimos de una situación muy baja; el aporte tributario de Codelco -la gigante estatal del cobre- y de las mineras privadas bajó muchísimo”.
“Así que si el precio del cobre sube, cada uno de esos centavos va a hacer una gran diferencias, porque son puro margen. Es un cambio sustancial en las arcas del país”.
Entonces, ¿no importa quién gobierne?
Es claro que el cobre tiene un gran peso en la economía chilena, pero “eso no significa que no importa quién esté en el gobierno”, dice Durán.
De la misma forma, las actuales cifras de crecimiento de Chile, que llegan sólo al 1,7%, tampoco pueden explicarse únicamente por el cobre.
“Es muy difícil decir en qué porcentaje el cobre influyó en el gobierno de Bachelet. Las exportaciones bajaron por efecto del precio del cobre. Pero, en mi opinión, su administración le dio poca importancia al crecimiento económico y mucha importancia a la redistribución del ingreso”.
“Creo que eso imprimió más incertidumbre en el mercado, y disminuyó la inversión, que es uno de los aspectos más importantes del producto interno bruto. Entonces, sí hubo un manejo político que redujo el potencial de crecimiento del país”, sentencia Lagos.
El experto agrega que las promesas del gobierno de Bachelet (reforma tributaria, educativa) se hicieron el 2013, antes de que fuera evidente la baja del cobre y “cuando muy poca gente sabía, entendía o aceptaba que el precio del cobre bajaría. Entonces las promesas se hicieron sin considerar la baja en los ingresos del fisco”.
Juan Carlos Guajardo apunta a que, en materia de crecimiento y cobre, el país puede haber aprendido una valiosa lección: “en términos generales el precio del cobre es muy relevante, pero la suerte del país depende mucho de las políticas, eso no se puede soslayar”.
“En ese sentido hay algo interesante: si uno mira las propuestas de los principales candidatos presidenciales, hace tiempo que no se veía una gravitación tan importante para la minería”.
“Se ve en las propuestas la necesidad de que la industria minera tenga un rol mucho más importante en los próximos años”.
No sólo los políticos pueden haber sacado lecciones de los años de precios bajos. “Claramente el “súper ciclo” y la caída posterior marcaron mucho, pero la minería privada también sacó sus lecciones”.
“Aprendieron que la inversión y el crecimiento tiene que darse en un marco de mucha racionalidad, así que yo creo que sus próximos pasos van a ser más graduales, más medidos”.
Guajardo resume que Chile podría enfrentar el nuevo ciclo con mejores políticas públicas y regulatorias hacia la minería, y una mejor preparación desde las empresas: “tal vez el efecto de todo lo que estamos hablando se va a ver al final del próximo gobierno”.
Las “vacas flacas” en el precio del cobre pueden haber dejado un valioso aprendizaje para Chile y otros países.
Pero el profesor Gustavo Lagos prefiere cerrar en una advertencia: “Le quiero decir que si el precio del cobre crece mucho, todas las promesas de los candidatos presidenciales se podrían quedar cortas“.
“Porque esto es muy poderoso: cuando sube mucho el precio del cobre en Chile hay fiesta, como ocurrió el 2006, el 2007, el 2011. No sólo fiesta, a veces hay locura”, concluye el analista.
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