‘Orange Friday’ ayuda a saciar el hambre de cientos en Harlem
La iniciativa de Food Bank se realiza en Black Friday para crear conciencia acerca de que el hambre y la creciente necesidad de alimentos no toman días libres en la ciudad de Nueva York
Algunos neoyorquinos dejaron atrás lo que describen como el ‘consumismo de Black Friday’ y optaron por ‘servir en Orange Friday’. La abuela puertorriqueña Noelia Garnica agradeció a los buenos samaritanos por acumular ‘experiencias de amor’ en lugar de objetos.
La iniciativa Orange Friday, de Food Bank for New York City Community Kitchen & Food Pantry, provee comida caliente en Black Friday a desamparados, ancianos abandonados y familias pobres. Los organizadores explicaron que la jornada del día después de Thanksgiving Day busca crear conciencia acerca de que el hambre y la creciente necesidad de alimentos no toman días libres.
El almuerzo de sopa caliente, bísquet y café se realizó el viernes al mediodía en la cocina comunitaria de Food Bank, en la esquina de la calle 116 y Frederick Douglas Blvd., en el oeste de Harlem. Unos 25 voluntarios, incluyendo familias completas, acudieron al lugar para cocinar y servir alimentos para unas 300 personas.
“Me siento bendecida de que aún existan personas que piensan en los demás. Son ángeles dispuestos a brindar tiempo y amor en lugar de correr a una tienda a gastar dinero en Black Friday”, dijo Garnica, de 68 años y residente de El Barrio. “Estas personas son ricas en experiencias de amor, están cambiando nuestras vidas. Calmar el hambre de un necesitado es una verdadera muestra de humanidad”.
El hambre es un problema creciente
Según un reporte reciente de Food Bank, uno de cada cuatro residentes (29%) de Harlem central sufren inseguridad alimenticia y uno de cada cuatro (25%) necesita del programa federal Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) para subsistir.
Pero el hambre no es un problema exclusivo de Harlem central, sino de toda la ciudad. El estudio de Food Bank revela que actualmente uno de cada cinco neoyorquinos obtiene alimentos de las cocinas comunitarias administradas por iglesias y organizaciones de base. Las mujeres, ancianos y niños son los que más demandan alimentos en estos sitios de ayuda.
“Muchas cocinas comunitarias cierran en Black Friday dejando con hambre a cientos de familias con necesidad de alimentos, por eso nosotros hemos decidido abrir hoy (…) las personas no saben realmente quiénes sufren hambre, aquí vienen trabajadores que no puede costear comida con su paga, no todos nuestros clientes son desamparados”, explicó Sheree Quiles, gerente del programa de Food Bank en el oeste de Harlem. “Necesitamos que más neoyorquinos apoyen nuestro programa, especialmente en Harlem central, donde el hambre es un problema real”.
Ayudar de corazón
Uno de los voluntarios, quien declinó identificarse, dijo que cada semana sirve en el centro de ayuda de Food Bank porque en algún momento de su vida también sufrió hambre.
El hispano comentó que ayuda de corazón y sin esperar recompensa o reconocimiento por sus años de servicio. Para este residente de Harlem se trata de aportar un ‘granito de arena’ en una batalla titánica contra el hambre.
“Hay quienes piensan que los días festivos son para comprar y recibir obsequios, cuando muchos ni siquiera cuentan con una taza de café para el desayuno. En estos años he visto mucha insensibilidad por el sufrimiento ajeno, pero también mucho amor y disposición por ayudar”, dijo el buen samaritano. “Nueva York es una ciudad muy rica, pero en medio de esa riqueza hay demasiada pobreza y hambre. Se necesitan más manos y más corazones para hacer una diferencia por las personas que no tienen un pedazo de pan que llevarse a la boca”.
La cocina comunitaria de Food Bank provee alimentos cada semana a más de 10,000 personas en Harlem, destacó Quiles. Actualmente 1.5 millones de neoyorquinos se benefician de la comida que distribuye Food Bank en toda la ciudad. La organización sirve en promedio 120 comidas por minuto en sus más de mil cocinas comunitarias en los cinco condados, en las que colaboran más de 800 voluntarios.