Esa zozobra llamada la Administración Trump

Op-ed de Javier Sierra es columnista del Sierra Club

La Zozobra, nos cuenta la tradición de Nuevo México, es un tenebroso personaje, mitad fantasma, mitad monstruo, el enemigo de todo lo que es bueno y decente, que roba a las personas de su más preciada posesión, la esperanza.

 Y ahora me inunda otro tipo de zozobra, al ver a Donald Trump y su secretario del Interior, Ryan Zinke, atacar lo bueno y decente de la herencia natural que a todos nos pertenece.  En su visita a Utah, Trump oficializó la drástica reducción de dos monumentos nacionales, más del 80% de Bears Ears y el 40% de Grand Staircase Escalante, un descalabro histórico para la herencia natural de nuestro país.

 “Con esta decisión, no solo les devolvemos su voz sobre el uso de terrenos públicos sino que también restablecemos su acceso y su disfrute. Los terrenos públicos serán una vez más para el uso del público”, dijo Trump sin vergüenza alguna, sabiendo que su decisión abrirá estos terrenos a las explotaciones mineras.

 Entre los cientos de miles de comentarios públicos que se enviaron acerca de esta decisión, el 98% apoyó la protección e integridad de los monumentos nacionales.

 “Esto no tiene precedentes, y los hispanos han tomado nota”, dice Maite Arce, presidenta de la Fundación de Acceso Hispano, dedicada en gran parte al disfrute de los terrenos públicos. “Durante el periodo de comentarios del Departamento del Interior, más de 53.000 hispanos expresaron su rechazo a esta reducción”.

 Pero esta zozobra no acaba aquí. Zinke ha propuesto un aumento del 100% de las tarifas de admisión a varios de los parques nacionales más emblemáticos ?como el Gran Cañón, Yellowstone y Yosemite? para financiar el mantenimiento de estos tesoros públicos.

 “Socava el enorme trabajo de equidad que hemos realizado”, indica Arce. “Hemos visto un incremento récord de las visitas de hispanos a los terrenos públicos en los dos últimos años. Esto definitivamente va a limitar el acceso a demasiadas familias hispanas”.

 Es innegable la necesidad mantener los parques nacionales. Pero cargarlo en los hombros de los menos privilegiados es injusto, especialmente tras la aprobación senatorial de la monstruosa reforma fiscal de Trump, incluyendo una minúscula financiación para los parques nacionales y un aumento de $1,4 billones del déficit federal a costa mayormente de la clase trabajadora.

 “¿Por qué quieren limitar el acceso a estos lugares que son tan maravillosos y preciosos?”, se pregunta Arce. “No me puedo imaginar que alguien diga, ‘¡venga, privemos al público de esto!’”

 En esta ofensiva contra todo lo que es bueno y decente, nos inunda la zozobra. Pero también nos da esperanza que, según la tradición de Nuevo México, la Zozobra acaba derrotada.

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