Amenaza de Trump a monumentos nacionales daña el patrimonio latino

El ataque de Trump a los monumentos nacionales en Utah ya parece el comienzo de una serie de acciones ilegales para reducir monumentos nacionales alrededor del país

Si un monumento nacional corre peligro, también lo hacen el resto de monumentos nacionales del país

Recientemente, Donald Trump ordenó socavar los monumentos nacionales de Bears Ears y Grand Staircase-Escalante, al sur de Utah. Debido a la extracción de carbón, gas y petróleo que amenazan la región, estos espacios ahora son tan vulnerables como sugieren sus paisajes protegidos: impresionantes cañones de arenisca roja, pinturas rupestres y artefactos sagrados para tribus nativas, fauna salvaje como osos y borregos cimarrón, y hasta fósiles de dinosaurio.

Por todo lo anterior, estas tierras le pertenecen a la nación. No obstante, Trump las está abriendo a la explotación de la industria privada. Lugares que serían protegidos para siempre y para todos, ahora pueden ser perforados y minados sin problema, solo para llenarle los bolsillos a las industrias de carbón y petróleo.

Esto ocurre luego de que Trump, en los primeros meses de su presidencia, decidió de manera imprudente e ilegal atacar monumentos nacionales que deben protegerse para nuestros hijos y su posteridad. Los monumentos nacionales —amenazados por la guillotina de Trump— tienen una importancia invaluable para comunidades de todo tipo, incluida la comunidad Latina, cuya huella cultural se remonta a la época más antigua de este país.

En efecto, durante los últimos años se crearon monumentos nacionales en territorios fuertemente vinculados con la comunidad Latina. Como es costumbre, esto sucedió solo gracias a la exigencia de comunidades locales que quisieron salvaguardar paisajes frágiles ante el deterioro y la avaricia de la industria.

Los monumentos nacionales Cesar Chavez y Montañas San Gabriel, ambos en California, así como el Organ Mountains Desert Peaks, en Nuevo México, Grand Staircase-Escalante y Bears Ears, en Utah, son solo algunos de los monumentos que ejemplifican la influencia latina en nuestro paisaje nacional. El Monumento Nacional César Chávez, por ejemplo, le rinde homenaje al famoso activista campesino que luchó por mejorar las condiciones de trabajo en los campos de cultivo de Estados Unidos.

Por otro lado, las montañas de San Gabriel, cerca de Los Ángeles, han sido un refugio ecológico en medio de la urbanidad para los latinos, mismos que fueron una fuerza importante en la defensa y protección de dicho paisaje. El monumento nacional de Organ Mountains, con su accidentado paisaje y gran cantidad de sitios arqueológicos, también está lleno de historia Latina dado que algunas de las poblaciones más antiguas de México prosperaron ahí mismo, antes de que existiera la frontera.

Aunque muchos no lo sepan, Bears Ears también tiene importantes relaciones con la comunidad Latina. Nativos del México pre-hispánico convirtieron a las tribus de Norteamérica en agricultores gracias al comercio ancestral de frijoles, maíz y calabaza. Los primeros colonos mexicanos en siglos más recientes también dejaron su huella. No es de extrañar que una de las principales atracciones de la región, una roca con forma de sombrero llamada “Sombrero Mexicano”, inspiró un cuento popular sobre el amor prohibido entre un vaquero mexicano y una indígena norteamericana.

El ataque de Trump a los monumentos nacionales en Utah ya parece el comienzo de una serie de acciones ilegales para reducir monumentos nacionales alrededor del país. Evidentemente atentar contra un solo monumento nacional es atentar contra todos los monumentos.

Las acciones ilegales de Trump contra Bears Ears y Grand Staircase son también un intento de socavar una ley que 16 Presidentes, tanto republicanos como demócratas, han utilizado por más de un siglo para crear monumentos nacionales y preservar la historia natural y cultural de este país.

La Ley de Antigüedades de 1906, permite al presidente crear “monumentos” en tierras federales para proteger espacios considerados patrimonio y celebrar a las diversas personas y grupos que han contribuido a la historia de los Estados Unidos. Si bien es cierto esta ley es clave para proteger tierras y aguas culturalmente ricas, esta ley no le otorga a Trump, ni a ningún otro presidente, la autoridad para reducir o retirar la protección de nuestros monumentos nacionales.

Afortunadamente tenemos grandes defensores del pueblo y la tierra que se oponen a la Administración Trump, la cual es famosa por su naturaleza arbitraria y su falta de transparencia. En Utah, la Coalición Inter-Tribal de Bears Ears es una alianza histórica de cinco tribus que ya está defendiendo la tierra sagrada de sus antepasados. Asimismo hay funcionarios públicos como el congresista Raúl M. Grijalva, D-AZ, que se han unido a esta lucha, así como cientos de miles de personas que abogan por los monumentos nacionales. No hay que olvidar que cuando el gobierno abrió un período de comentarios públicos sobre la revisión de estas maravillas, casi tres millones de personas hablaron a favor de los monumentos.

Earthjustice también está haciéndole frente a las acciones ilegales del presidente. Esta semana presentamos dos demandas contra la Administración Trump para proteger Bears Ears y Grand Staircase-Escalante de las garras de la industria y el presidente. Porque la Tierra y las personas que viven en ella, necesitan un buen abogado.

(Tracy Coppola es consejera legislativa de Earthjustice, una organización legal ambiental sin fines de lucro).

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