“El crimen quiere sus propios medios de comunicación en Tamaulipas, por eso nos matan“: periodista desplazado

Afirma que  los ataques y asesinatos contra periodistas en el estado tienen como fin acabar con el periodismo crítico y crear el suyo, sus periódicos, radio, portales, redes sociales que digan lo que quieren los cárteles

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MEXICO.- A Gildo Garza no lo van a doblegar aunque hayan asesinado a 14 colegas. Si bien lo echaron de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y lo obligaron a cerrar la edición de papel de su periódico Cambio para el cual hacía investigación sobre corrupción, inseguridad y política, tiene bien claro que desde cualquier rincón del planeta se puede hacer periodismo.

“Me tuve que mudar y hacer sólo un medio digital, pero… aquí estoy’’, dice en entrevista con este diario desde su escondrijo en un lugar que no le gusta y no escogió, pero es un nuevo campo de batalla desde donde coordina, edita, maquina sus próximos números mientras su esposa y tres hijos padecen los cambios del desplazamiento forzado.

Durante la madrugada, la niña de nueve años se despierta y no puede dormir. Tiembla, grita. Está traumatizada de haber dejado atrás su corta vida.

Tamaulipas ha sido uno de los estados más violentos del mundo, infiltrado hasta la médula por los cárteles Zetas, Golfos y derivados. La ausencia de transición democrática en el estado que gobernó durante casi nueve décadas el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta la victoria de Francisco García Cabeza de Vaca en 2016 provocó impunidad y violencia; muerte, dolor e incertidumbre.

Particularmente contra aquellos que abren la boca en contra de sus intereses. Del 2000 a la fecha se acumularon los 14 asesinatos que ubicaron a Tamaulipas en segundo lugar por el número de asesinato de periodistas, sólo por detrás de Veracruz que suma 25, según la organización Artículo 19.

Y hay más: 53 ataques con granadas y armas de fuego a instalaciones de diversos medios, incluyendo la poderosa Televisa, rapto de directivos y censura a base de intimidaciones y golpes.

“Debe quedar bien claro que, durante años, en Tamaulipas políticos y el crimen organizado eran uno mismo y todavía en muchos niveles por tantos años de impunidad’’, advierte Garza mientras revisa algunas de las páginas de la edición web del periódico que fundó hace cuatro años.

EMPEZAR DE CERO

Garza tiene un rictus complejo de dolor, rabia y preocupación. Encoge las cejas, contrae los músculos de las mejillas cuando habla de los hechos que terminaron con Cambio.

Era un periódico impreso con todas las de la ley, 24 páginas impresas en full color y un equipo de reporteros en el que había invertido 10 años de trabajo y cientos de miles de pesos hasta que tuvo que huir el 8 de junio pasado. Poco después un grupo de desconocidos desmanteló, robó y destruyó su equipo de cómputo, cámaras, equipo de video…

Habían intentado callarlo desde 2012, cuando  escribió algunas complicidades criminales en el municipio de Ciudad Mante: un fraude en casinos con un juego llamado “la bolita’’ así como la venta de plazas administrativas en un hospital y desvío de dinero público a cuentas privadas.

Entonces  gente del bando delincuencial lo secuestraron y lo mantuvieron amarrado y sin comer durante una semana. Apenas le daban un líquido que no era precisamente agua.

“Yo les pedía que me mataran porque no aguantaba el dolor que me provocaban los tablazos, el hambre, las patadas y las amenazas con la pistola en la cabeza’’.

Gildo Garza (extrema derecha) a lado de relatores de la ONU
Gildo Garza (extrema derecha) a lado de relatores de la ONU

Pero no lo mataron. Lo liberaron con la advertencia de que no se metiera más “con sus asuntos’’. Garza acató la orden hasta que volvió a hablar de otros funcionarios, de truculencias en las  secretarias de gobierno y así conoció otra forma de violencia: la del desprestigio.

A través de una página de internet, sus enemigos crearon un perfil falso para enviar mensajes y relacionarlo con un cartel. También divulgaron a través de twitter y Facebook que había amenazado a un homosexual preso y, cuando éste apareció muerto, las amenazas llovieron por docenas en contra de Garza. “Presentí que esta vez sí me matarían’’.

No esperó más y se fue. Se acogió al Mecanismo de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Protección a Periodistas y ahora busca crear una organización de comunicadores desplazados: él y otros afectados cuentan que son 35 en todo el país. Buscan una indemnización. “La Ley de Víctimas la contempla pero no nos la dan las autoridades y nos siguen matando’’.

En el exilio se enteró de que el 13 de enero mataron con 21 puñaladas a su colega Carlos Domínguez,  columnista de El Horizonte en Matamoros. Escribía corrupción e impunidad en los diversos niveles de gobierno del estado, principalmente en los municipios, justo los temas que Garza impulsa.

“Quieren acabar con los medios críticos y tener sus propios medios, sus propios portales de internet. Por eso crean esta crisis de credibilidad contra la prensa’’, advierte Garza. “Pero no nos vamos a dejar. No nos vamos a callar en Tamaulipas pase lo que pase’’.

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Crónica de México

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