El diario vivir de Robert Bobroczkyi, el gigante con el que sueñan en la NBA
Un escritorio diferente, una mesa especial en la cafetería, así es la vida del rumano más alto que Porzingis.
Un joven rumano de 17 años apunta a ser el próximo Kristaps Porzingis. Sus 7’7″ de estatura tienen salivando a los caza talentos de la NBA.
Su nombre es Robert Bobroczkyi y vive en Dayton, Ohio. Allí llegó en 2016 después que reclutadores de Spire Academy, una escuela especializada en formar deportistas de alto nivel, vieran videos suyos en YouTube. La institución se encarga de su desarrollo como jugador, que incluye una dieta para que gane una libra por mes y una estricta preparación académica.
Gigante desde niño
Bobroczkyi ha tenido gran estatura desde niño. A los ocho años medía 6’8″. Su tamaño es visto como algo genético ya que su padre mide 7’1″ mientras que su madre es de 6′. Los dos fueron deportistas. Sin embargo, su crecimiento ha sido estudiado por médicos. Se ha descartado que sufra de gigantismo o el síndrome de Marfan. Lo que sí se conoce es que sufre dolores en la espalda abaja y las rodillas por culpa de la escoliosis, una curvatura en la columna.
Una vida diferente
Bobroczkyi tiene un escritorio especial en el salón de clase. La escuela donde estuvo al llegar a a Estados Unido mandó a hacer una cama de ocho pies para que durmiera con comodidad. En la cafetería hay mesa elevada para que pueda encoger sus piernas.
La adaptación física es sólo uno de los desafíos que tiene el joven. También debe lidiar con el bullying.
“Al principio pues trataba de ignorarlo”, dijo Bobroczkyi al Washington Post. “Pero con la madurez me di cuenta que esa no era la solución, tenía que ser inteligente. Entiendo la reacción de muchos ya que nunca han visto alguien tan alto. Ahora trato de aceptarlo y simplemente sonreír”.
Parte del trabajo de entrenadores y maestros pasa por llenarlo de confianza. Sus compañeros de equipo también son importantes aunque tiene poco tiempo para compartir con ellos ya que Bobroczkyi es un estudiante de altas calificaciones, que habla rumano, italiano, húngaro e inglés. También aprendió a tocar el piano por cuenta propia.
Bobroczkyi acoge su estatura. Ser ideal para el baloncesto es una de las tantas ventajas.
“Puedo ver el mundo desde allá, es diferente”, dijo al Washington Post.