Negocios minoritarios latinos quieren crecer más rápido en NYC
El aumento del número de contratos con la ciudad crece a un ritmo menor del que esperaban los empresarios
Quienes se sienten a disfrutar de Bryant Park están dando uso al contrato que ganó un empresario argentino para proveer de sillas a este parque. Se trata de Daniel Levy, fundador de Manhattan Office Design, una empresa que se dedica al diseño y planificación de interiores comerciales con venta de muebles de oficina y otros lugares de trabajo.
Fue una empresa que nació en 2005 a partir de las ventas de muebles que hacía Levy en eBay y ha ido creciendo. Sus ingresos por ventas rondan los $3 millones al año. El año pasado fue reconocida como una de las Inc 5000 compañías de mayor crecimiento.
Es un negocio que emplea ya a cinco personas y tiene un centro de atención al cliente en India.
En su evolución han sido determinantes los contratos con la Ciudad, el Estado y el Gobierno Federal. Certificarse como empresa minoritaria — algo que se puede hacer cuando más del 50% de la empresa está en manos de un latino, afroamericano, asiático o es una mujer– permite la posibilidad de optar a contratos tanto públicos como de empresas privadas que se reservan específicamente a estas empresas minoritarias o de mujeres (MWBE en sus siglas en inglés).
“Certificarse es una barrera tediosa, ¡seguro!, pero cuando se pasa eso hay un mar de oportunidades, o a mi me parece”, dice Levy antes de comentar que su joven empresa tiene ya 400 contratos en su cartera. El primero fue pequeño, unos escritorios para la NYPD en 2015 y recientemente ha cumplido con el envío de otro pedido a una base militar en Corea porque también tiene contratos con el estado federal a través de una división de su empresa que se dedica a ello, Government Office Furniture.
Estos contratos dan estabilidad y ayudan a mantener el cash flow incluso en tiempos de crisis. “En 2008”, durante la crisis, “estábamos en una dirección que no nos gustaba y empezaron a salir los contratos de la ciudad y los federales”, cuenta.
Pero el resultado de certificarse no es inmediato. Levy admite que se demora un tiempo, dos o tres años, “porque además hay que entender las relaciones con las agencias, los portales para proveedores, aprender códigos, etc. Eso me llevó un tiempo”, concede. “Hay que estudiar todos los programas y las especificaciones de los contratos”, explica.
Y está llevando tiempo a otros empresarios latinos como él destacar y crecer en la ciudad y en el estado a pesar de que ambas administraciones están trabajando para elevar el número de contratos y la cuantía de estos en los próximos años. “Se está subiendo en contratación pero no como creíamos que ocurriría, el crecimiento es menor de lo esperado. No se avanza con la suficiente rapidez”, explicaba a este periódico recientemente Frank García, presidente de la New York State Coalition of Hispanic Chambers of Commerce.
García, otros miembros de cámaras de comercio locales y empresarios se reunieron hace unos días con el contralor de la ciudad, Scott Stringer, para hablar del impacto en la comunidad empresarial del informe que en los últimos años hace sobre la contratación de MWBE por parte de la ciudad. En su última edición se recogen los datos que desaniman a García. En el año fiscal 2017, y de acuerdo a la oficina de la contraloría, la ciudad concedió el 1.3% del total gastado a contratos con empresas minoritarias latinas, hay un incremento en los últimos cuatro años pero es leve. Estos empresarios están superados, de lejos, por los asiáticos y mujeres.
Los criterios para medir la contratación pública en la oficina de Stringer difieren de los usados por la ciudad que reflejan que el año pasado se destinó por primera vez más de $1,000 millones en contratos públicos a empresas minoritarias en general. Por lo que se refiere a los contratos de la minoría hispana, hubo 1,123 contratistas primarios — no subcontratistas– de un total de 9,760 MWBE. Es decir, que aún son un porcentaje muy pequeño comparado con el resto de las minorías y las mujeres. No obstante, el valor de los contratos que se les concedieron fue de $137.4 millones, un incremento del 153%.
Aunque esta última cifra es mucho mayor que la de los años precedentes, el porcentaje de participación de contratistas primarios latinos bajo la métrica usada por la ciudad no se ha movido de forma significativa en los últimos tres años.
En la Oficina de la Alcaldía para MWBEs, que es relativamente nueva, se admite que hay tarea por delante para llegar a los objetivos que se ha fijado el alcalde Bill de Blasio de que haya 9,000 MWBE registradas en 2019. El otro objetivo es que el 30% de la contratación pública se destine a estas compañías.
En el año 2017 fueron adjudicatarias del 11.4% del total de contratos primarios y subcontratos.
En el caso de las empresas latinas hubo 930 certificadas el año pasdo, un 12% más que el año anterior.
García admite que ha habido mejoras en los procesos de certificación y desde la Oficina de la alcaldía se acepta que en el pasado ha habido críticas y por ello se ha recortado un 30% la burocracia. “Habrá más mejoras”, adelantan.
Y es algo a lo que darán la bienvenida los empresarios porque la certificación está empezando a bajar, según admitió Quenia Abreu, la presidenta de la Cámara de Comercio de Mujeres de NYC. Esta cámara ayuda con estos procesos de certificación y Abreu explicaba que se está detectando un menor interés sobre todo en procesos de recertificación. “Quizá porque después del esfuerzo no llegan los contratos y los empresarios se desaniman”, sugiere García.
Desde la Oficina de la Alcaldía se explica que la certificación es el primer paso para abrir la puerta de la contratación pero no el único como también admitía Levy.
El año se ha abierto con noticias prometedoras. Por un lado, la ciudad ha obtenido del estado la autorización para hacer concesiones directas,, sin licitación pública a contratos de $150,000 solo para MWBE. Antes solo podía hacerlos por valor de $20,000 lo cual era muy poco. El estado tiene esta adjudicación directa para contratos de menos de $200,000 que es lo que NYC quería. además se ha cerrado un acuerdo con Amalgamated Bank, Bank of America y TD Bank para programas de préstamos de la ciudad para estas empresas y que ahora han triplicado su cuantía.
En la reunión con el contralor se barajaron otras ideas como considerar la renovación de los contratos en el caso de resultados satisfactorios y no volver a relicitar, simplicación de las certificaciones y que todas las agencias tuvieran un responsable de diversidad que reporte al alcalde.
Todo empezó con una tonelada de mesas
Daniel Levy tiene una larga lista de experiencias laborales. Estudiar ballenas jorobadas en Antártica, lavar platos, pintar casas, pasear perros o limpiar botes en Nueva Jersey son algunas de las ocupaciones que menciona este argentino que llegó con algo menos de 30 años a Nueva York en 2001 y con apenas $400.
Lo de estudiar las ballenas le viene de su experiencia como licenciado en oceanografía.
Lo de lavar platos y pasear perros fue necesario para pagar la renta y estudiar inglés, que es lo que inicialmente le hizo desembarcar en Nueva York. Levy llegó a la gran manzana cuando se desanimó por la falta de medios y oportunidades para ejercer su carrera en Argentina.
Ahora es empresario y tiene certificación como minoritario latino. Su negocio, Manhattan Office Design, provee de muebles a organizaciones y empresas.
Levy descubrió el negocio que tiene y las oportunidades que daba la certificación mientras buscaba opciones para un negocio casero de compraventa de muebles. No puede evitar sonreir cuando cuenta cómo empezó “Buscaba algo que hacer por internet y me familiaricé con eBay y Amazon”, cuenta. Vio que lo que más ventas movía en eBay era todo lo relacionado con la casa y el jardín y decidió traer mesas de centro de China para venderlas en la red.
Aún tiene una de ellas en su oficina de Midtown y explica que cada mesa pesa entre 120 y 130 kilos. A pesar de ello, cuando llegó el cargamento de China las subió por las escaleras al apartamento que tenía realquilado en Harlem, un estudio donde se iba tropezando con ellas para moverse, y que funcionaba como un almacén improvisado.
“No me di cuenta hasta que me dijo un amigo que tenía casi una tonelada de peso en un departamento que posiblemente no estuviera preparado para eso”, dice todavía sorprendido. “Si yo hubiera sabido de las cosas no habría hecho lo que hice por ignorancia y con la formula de tirarme a la pileta”, acepta con una sonrisa.
Era 2005, la recuperación tras una breve crisis tenía fuerza y las mesas se vendieron mucho más rápidamente de lo esperado. Mientras buscaba productos e información “me di cuenta que la ciudad de NY tenía un programa para proveedores latinos y descubrí los negocios minoritarios. Además, fue seleccionado para participar en el programa de 10,000 Small Business de Goldman Sachs que dice que le ha enseñado “a estructurarse”.
En 24 horas, Levy registró su LLC (algo que todavía hoy le fascina por la rapidez) y en 2006 empezó el proceso de certificación con el SBS (Small Business Services) además del programa A8 del SBA. Admite que ha estudiado mucho sus posibilidades y ha llegado a vender no solo a la ciudad sino también al departamento de Justicia, a West Point, a bases militares, hospitales…
Este empresario dice que la ciudad paga a tiempo y rápido y le permite manejar bien su capital. Y otra cosa que señala es que cuando una empresa se certifica también se hace visible para grandes corporaciones que contratan con MWBE. “Ahí hay mucho dinero y todas las corporaciones tienen programas de proveedores minoritarios (diversity suppliers). “Hace dos años empecé a ir a las convenciones me sorprendió la facilidad que tuve para conocer a la persona que lleva la contratación global de Apple, ¿Dónde me va a pasar a mí esto?”, explica riéndose.
Levy explica que certificarse hace la diferencia por lo que anima a todos los latinos a hacerlo, igual que se hace desde las Cámaras de Comercio, la contraloría de NYC y la Oficina del Alcalde para MWBE.
Levy recuerda que este es solo el primer paso y que hay que seguir. En su caso vuelve a recordar la parte positiva de la ignorancia. “Uno no sabe lo que no sabe. Si hubiera sabido el camino que tenía por delante…”. Pero no hace ni un gesto negativo con la cabeza sino que cita al poeta español Antonio Machado. “Hay que hacer camino al andar, tener ese tipo de actitud, y creo que la gente que viene para acá (EEUU) lo hace con ventaja porque si hay que lavar platos se lavan, si hay que aprender se aprende y es esa actitud de querer superarse y de hacer sacrificios la que nos guía”.