Editorial: Integridad electoral

Es inadmisible que Trump no proteja a integridad electoral

El presidente Trump dará un nuevo giro a su discurso contra armas.

El presidente Trump dará un nuevo giro a su discurso contra armas. Crédito: NICHOLAS KAMM | Getty Images

Las agencias de inteligencia coinciden en que una potencia extranjera tiene “bajo ataque” a uno de los pilares del sistema estadounidense. El Presidente no ordena tomar ninguna medida especial ante la amenaza, porque la interpreta como un intento para desmerecer su elección.

Esto no es una fantasía de una película de Hollywood. Es la realidad política de Washington DC. Lo que podría ser un apasionante drama de espionaje, es una muestra de la increíble dinámica de la Casa Blanca bajo el liderazgo del presidente Trump.

El 7 de octubre de 2016 el Departamento de Seguridad Interna dio un comunicado informando que la Comunidad de Inteligencia, integrada por 16 agencias federales, afirmaba que Rusia estaba interviniendo en la elección electrónicamente incluyendo a través de Wikileaks y el hacker Guciffer 2.0. La noticia se perdió en la vorágine informativa del video en que el candidato Trump alardeaba de cómo manosea a las mujeres.

Desde ese momento, bajo el gobierno de Obama, hasta hoy, 13 personas y tres empresas rusas fueron acusadas de conspirar para intervenir en el proceso electoral, varios allegados a la campaña de Trump sospechosos de contactos impropios con Rusia y un investigador especial designado por el Departamento de Justicia viendo si hubo alguna coordinación entre la campaña del neoyorquino y los rusos en contra de la candidata demócrata.

Se confirmó que las filtraciones de información durante la campaña del 2016 fueron negativas para Hillary Clinton y tenían el propósito de ayudar al candidato republicano. Se descubrió una manipulación de noticias para ayudar a Trump y causar la división entre los estadounidenses.

La respuesta de Trump fue en ese entonces la misma que tuiteó hace unos días, “puede ser Rusia o China u otro país, grupo o quizás un genio de 400 libras sentado en una cama jugando con su computadora”.

Todos los servicios de inteligencia coinciden que hoy sigue el ataque cibernético, ahora para perjudicar la elección de 2018. Sin embargo, Trump no ha tomado ninguna medida al respecto. No ordenó acción alguna para contrarrestar las acciones de sabotaje, según el testimonio de los jefes de Inteligencia ante el Congreso. Hasta el día de hoy el ego de Tump le impide diferenciar lo que es una amenaza a la integridad electoral de EEUU, de la sospecha que su triunfo se debió a la ayuda rusa.

Por mucho menos Trump insulta y amenaza a otros líderes, pero a Putin le tiene respeto y admiración por sus cualidades dictatoriales. En el caso ruso, se negó a implementar sanciones aprobadas por el Congreso.

Es insólita y peligrosa la actitud de Trump.

Es irónico que hoy sea EEUU el que se queje de la desinformación electoral cuando la promovió en otros lados para sus intereses.

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