Qué cambia para América Latina con la elección de Mike Pompeo como nuevo secretario de Estado
El funcionario es considerado un “halcón” que podría endurecer las políticas en la región
América Latina puede estar a punto de descubrir la versión más fiel de la política del presidente Donald Trump hacia la región.
El reemplazo anunciado este martes del secretario de Estado, Rex Tillerson, por el actual director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, augura una nueva etapa en la relación de Trump con sus vecinos del sur, según algunos expertos.
Pompeo es un exponente de la línea dura republicana, que como director de la CIA habló de “riesgos políticos” en América Latina, expresó esperanza por un cambio de gobierno en Venezuela y dijo mirar de cerca la situación de México y otros países.
Más aun, Pompeo es considerado alguien con una mirada de la región —y del mundo— que sintoniza mejor con Trump que la de Tillerson, quien a menudo tenía diferencias con el presidente y funcionaba como contrapeso de sus impulsos.
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El propio Trump dijo este martes que ha tenido “una muy buena química desde el comienzo” con Pompeo, cuyo nombramiento aun debe ser confirmado por el Senado.
“Tillerson nunca estableció ese nivel de confianza con el presidente y no pudo entender, interpretar o implementar sus prioridades”, sostiene Roger Noriega, jefe de la diplomacia estadounidense para Latinoamérica en el gobierno de George W. Bush que participó de una reciente charla con Pompeo en el American Enterprise Institute (AEI) de Washington.
“Pompeo aprecia los problemas en las Américas como muy apremiantes”, dice Noriega a BBC Mundo.
“Riesgos políticos”
Durante su visita al AEI en enero, Pompeo se refirió a América Latina al ser consultado sobre las amenazas y preocupaciones que observaba en el mundo como director de la CIA.
“Hay una serie de cosas que uno no debería categorizar como de segunda categoría aunque no estén en las noticias todos los días. Ciertamente, los riesgos políticos en Sudamérica son una de ellas”, dijo.
Y abogó por garantizar “que Estados Unidos está mirando lo que ocurre, francamente, en cada lugar al sur de nuestra frontera: México, América Central y Sudamérica”.
Pompeo aludió a la influencia que tuvo desde la CIA para que Trump se formara una opinión sobre el gobierno venezolano de Nicolás Maduro y dispusiera sanciones en base “a la propia inteligencia que habíamos entregado y él había solicitado”.
“Venezuela podría convertirse en un riesgo para Estados Unidos”, dijo Pompeo a la cadena televisiva Fox en agosto. “Los cubanos están ahí; los rusos están ahí, los iraníes, Hezbolá están ahí. Esto tiene el riesgo de llegar a un lugar muy malo, por lo que Estados Unidos debe tomarlo muy seriamente”.
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Un mes antes, en julio, el director de la CIA había realizado unas declaraciones polémicas sobre Venezuela durante un foro de seguridad del Instituto Aspen, en Colorado.
“Tenemos muchas esperanzas de que pueda haber una transición en Venezuela y la CIA está haciendo lo mejor para entender la dinámica allí”, dijo este exmilitar y excongresista de 54 años.
“Estaba justo en Ciudad de México y Bogotá una semana antes de hablar por última vez sobre este mismo problema, tratando de ayudarlos a entender las cosas que podrían hacer para que puedan tener un mejor resultado para su parte del mundo y nuestra parte del mundo”, agregó.
Esto motivó una respuesta de Maduro, que exigió una aclaración a México y Colombia, cuyas cancillerías negaron mediante comunicados que buscaran injerir en Venezuela.
“Más halcón”
Este cambio en el Departamento de Estado ocurre en un momento especial de la relación entre Washington con América Latina, que según expertos alcanza niveles de recelo y apatía sin precedentes.
Gobiernos de la región han criticado decisiones que Trump ha tomado en materia de inmigración o comercio, así como su idea de construir un muro en la frontera con México o su comentario del año pasado sobre una posible “opción militar” en Venezuela.
Sin embargo, la Casa Blanca anunció el viernes que Trump realizará su primera visita como presidente a Latinoamérica en abril, cuando asista a la Cumbre de las Américas en Perú y luego realice una escala en Colombia.
Este será un test importante para el vínculo de EEUU con el resto del hemisferio y Pompeo podría ser una voz importante si ya estuviera confirmado como secretario de Estado en ese momento.
Tillerson realizó el mes pasado una gira por América Latina que tuvo a Venezuela como tema central, pero el viaje concluyó sin grandes anuncios o logros visibles.
Una pregunta inmediata que surge es si Pompeo impulsará sanciones al sector petrolero de Venezuela, algo que supondría un golpe más severo para Maduro pero que el gobierno de Trump evitó hasta ahora con Tillerson en el Departamento de Estado.
“Es una posibilidad”, dice Noriega sobre las sanciones petroleras a Venezuela. “Esperamos que el Departamento de Estado tenga una política mucho más efectiva, enérgica y productiva, no solo en Venezuela, sino en Cuba y en la lucha contra las drogas en la región”.
Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional de Washington, señala que “Pompeo es más halcón y puede implementar políticas un poco más duras en temas como drogas, inmigración, seguridad y Venezuela”.
A su juicio, tal vez el cambio mayor sea de gestión: a diferencia de Tillerson, que provenía del sector petrolero y parecía perdido en la burocracia del gobierno, Pompeo conoce mejor cómo funciona Washington y podría formar un equipo más efectivo en el Departamento de Estado.
Pompeo “parece tener la confianza total del presidente Trump, que es muy importante, lo cual le deja más margen para tomar decisiones y desarrollar políticas hacia la región”, señala Shifter a BBC Mundo.
“Sin embargo”, agrega, “no se sabe hasta cuándo dura este tipo de confianza y al final todo vuelve al presidente”.