Editorial: Peligrosa apuesta comercial

Ahora hay que esperar el impacto de las recientes medidas arancelarias de Trump

La política comercial del presidente Donald Trump, como todo lo demás, tiene una gran cuota de impredecibilidad. Los aranceles anunciados a la importación del acero y aluminio, junto con los planeados para los productos chinos dejan interrogantes que causan preocupación financiera.

Trump ganó con un agenda nacionalista, en que el proteccionismo jugaba un papel importante. Según el candidato, el desempleo en EEUU está causado por la emigración de los puestos de trabajo y por la entrada de los productos importados. Todo ello, producto de acuerdos comerciales mal negociados.

El análisis tiene una cuota de realidad, pero en cuanto al impacto de la globalización, lo desconcertante es la inconsistencia.

Hace poco la Casa Blanca anunció aranceles de 25% al acero y 10% al aluminio importado. Ayer se terminó de anunciar que quedan eximidos de la medida Australia, Argentina, Brasil, Corea del Sur y la Unión Europea. Con anterioridad se eliminó de la lista a Canadá y México.

No tiene mucho sentido el anuncio de los aranceles si se excluye a los importadores principales como Canadá, México, Brasil y Corea del Sur. Puede ser que esta amenaza sea usada en la negociación actual con los socios del Tratado de Comercio Libre de América del Norte.

Aunque lo más probable es que haya sido para ayudar a un candidato republicano al Congreso, en un distrito de trabajadores blancos que Trump ganó ampliamente en 2016. El republicano perdió, como perdieron los ahorristas, al caer la bolsa ante la posibilidad de aranceles.

Hoy la reacción es la misma, con el anuncio de que en 15 días se anunciará una lista de 1,300 productos chinos a los cuales se les podrá cargar hasta US$60,000 millones de dólares. También se quiere limitar la inversión china en la industria tecnológica estadounidense.

Trump pone presión sobre China que tiene fuertes restricciones a la inversión estadounidense, que no respeta patentes, que tiene superávit comercial anual de bienes con EEUU de US$370,000 millones. Además, es el principal acreedor de US$1.7 billones de dólares en bonos estadounidenses.

Es una apuesta peligrosa. Si aplica los aranceles, la retribución china se sentirá fuerte en el sector agrícola y en la subida de precios al consumidor. Si no cumple, Trump será visto como un tigre de papel por todo el mundo.

La relación entre China y Estados Unidos no es fácil. El país asiático es un rival político mundial que toma los espacios que deja la aislacionista administración Trump, como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Beijing es importante en el tema norcoreano.

Trump dijo que las guerras comerciales son buenas. No se sabe si lo dice porque así lo piensa o si es solo una estrategia negociadora. Conociendo al Presidente, esa incertidumbre es inquietante.

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