Activistas piden servicio de buses 24 horas para suplir cierre de tren L

Anticipan “escenario de pesadilla” en el Bajo Manhattan por la congestión derivada de trabajos de reparación

Una amplia coalición de usuarios y defensores de la transportación pública prevé un “escenario de pesadilla”, que podría paralizar gran parte del Bajo Manhattan, si las autoridades de la Ciudad no implementan un servicio de buses de 24 horas y otras medidas agresivas para suplir el cierre por reparaciones del tren L, previsto para abril de 2019.

Se estima que los trabajos del túnel Canarsie que cruza el East River conectando a Manhattan y Brooklyn, y por donde transita el tren L, durarán 15 meses. Esta línea sirve diariamente a más de 225,000 pasajeros.

Durante una demostración este martes en las escalinatas de la Alcaldía, los activistas de Riders Alliance, Regional Planning Association, Transportation Alternatives y Straphangers Campaign demandaron el alcalde Bill de Blasio disponga la creación de una línea exclusiva de buses entre Brooklyn y Manhattan. De no tomarse esta medida, los activistas advierten que unos 40,000 viajes diarios adicionales podrían sumarse a la congestión vehicular, por parte de los neoyorquinos que intenten llegar a sus trabajos en Manhattan.

Un análisis de la organización Transportation Alternatives, sobre la capacidad de tráfico diaria del tren L, demuestra que, sin la ruta de bus propuesta hacia la calle14, las calles vecinas serían inundadas con decenas de miles de transportes adicionales, automóviles privados, taxis y vehículos de alquiler, causando congestión y contaminación sin precedentes en los vecindarios de Manhattan durante el cierre del próximo año.

Los trabajos de reparación en el túnel de Canarsie durarán 15 meses.

El plan de la MTA

En diciembre del año pasado la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) reveló un plan de contingencia mientras dure la reparación del túnel, que consiste principalmente en crear un corredor de uso exclusivo de buses que circularán por la calle 14 durante las ‘horas pico’ desde la Novena avenida y hasta la Tercera avenida en Manhattan y, adicionalmente, un carril de dos vías protegido para bicicletas en la calle 13.

Sin embargo, según los activistas, en la calle 14, tomando los datos de la propia MTA, se muestra que 50,000 usuarios usan el tren L diariamente solo dentro de Manhattan.

Con 120 a 150 pasajeros por autobús articulado, esos 50,000 usuarios del L cabrían en aproximadamente 400 viajes en bus a lo largo de la calle 14.

Pero si la Ciudad no implementa un plan para cubrir esta demanda y la gente viaja en automóvil privado o de alquiler, hasta 42,000 vehículos adicionales podrían inundar no solo la calle 14, sino también bloques residenciales tanto al norte como al sur.

“Si no contamos con un plan integral para hacer que los buses de enlace sean fáciles de usar, todo el día y toda la noche, estamos avizorando un año de miseria en ambos lados del río. Los pasajeros del tren L y los vecinos de la calle 14 tienen el mismo objetivo: llevemos la mayor cantidad posible de personas a los buses, para ayudar a la gente a recorrer la ciudad y rescatar las calles del vecindario de 15 meses de paralización y ruido”, aseveró John Raskin, director de Riders Alliance.

La MTA y el Departamento de Transporte de la Ciudad (DOT) anunciaron que las decisiones finales sobre el plan de contingencia se tomarán durante el verano, y la implementación, incluida la pintura de calles y la señalización, comenzará este otoño.

Vecinos presentan demanda

Entre tanto, un pequeño número de residentes de Greenwich Village y algunas asociaciones del área presentaron una demanda para bloquear el carril para buses y el de bicicletas, alegando que tendrán un excesivo tráfico y mucha contaminación en las calles del vecindario.

“Los buses de reemplazo no deben verse obligados a compartir sus derechos de transitar por la calle 14 cuando el tren L entre en reparación. Tratar de acomodar a todos los usuarios de una línea del subway sobre la superficie, va a mostrar cuán ineficientemente estamos usando nuestras calles”, dijo Paul Steely White de Transportation Alternatives.

Entre tanto, Jaqi Cohen, coordinador de campaña NYPIRG Straphangers, advirtió que tanto la MTA como el DOT tienen las herramientas necesarias para convertir la inminente ‘L- apocalipsis’ en una oportunidad para un mejor servicio de buses en las calles.

“La calle 14 es la única forma viable de mantener en movimiento a 50,000 usuarios de tránsito desplazados y salvaguardar a los contribuyentes del deficiente servicio de buses en toda la ciudad y una mayor congestión”, agregó Cohen.

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