A un año del sismo: la CDMX no está preparada para otro

 La organización Mexicanos contra la Corrupción concluye en estudio que mientras la corrupción y la impunidad continúen, seguirán lasvíctimas

MEXICO.- Daniel Covarrubias ya no mira al pasado sino al futuro aunque no olvida los 32 años que ha peleado sin éxito para que se demuela el edificio de 15 pisos ubicado en la calle Agustín Delgado 28, colonia Tránsito , porque en cada sismo se vienen abajo las paredes.

Ocurrió en 1985, en otros temblores que le siguieron, en el pasado 19 de septiembre y… “puede pasar en cualquier momento”, dice.

Covarrubias envejeció en esta lucha contra las autoridades y la empresa constructora y hasta su mujer lo dejó cuando él insistió en la demolición con la esperanza de que su departamento no sea más un símbolo del riesgo permanente que corren los habitantes de la Ciudad de México: a la espera de que las construcciones se vengan abajo.

El inmueble de Covarrubias es el caso más antiguo que documenta la organización Mexicanos contra la Corrupción en su estudio ¿Por qué se cayó el edificio? Corrupción y Negligencia que se presentó este martes en vísperas del primer aniversario del terremoto del 19 de septiembre de 2017 que dejó en la capital mexicana 228 muertos (del total de 369) muertos y 5,765 viviendas dañadas.

Mexicanos contra la Corrupción seleccionó 300 inmuebles y profundizó en 28 historias de damnificados para analizar cuales fueron las causas por las cuales colapsaron los inmuebles a pesar de siglos de experiencia en movimientos telúricos; la conclusión ¿es escalofriante en voz de Salvador Camarena, coordinador del estudio.

Daniel Covarrubias durante la presentación del informe, ¿por qué se cayó mi edificio de la organización Mexicanos contra la Corrupción.
Daniel Covarrubias durante la presentación del informe, ¿por qué se cayó mi edificio de la organización Mexicanos contra la Corrupción.

“Vivir en la Ciudad de México es una ruleta rusa: la ciudad sique sin estar preparada para otro sismo”, advirtió.

Las razones por las cuales cayeron los edificios derrumbados y analizados por Mexicanos contra la Corrupción tienen como denominador la corrupción y la negligencia. Por ejemplo: las empresas cambian los materiales previamente autorizados por otros más baratos (vigas con poco acero, castillos más frágiles) para tener más ganancias mientras los supervisores autorizados por la ciudad se hacen de la vista gorda.

Ocurrió en Eje Central 526, donde vivía José Ramón Paulo Soto, un anciano con problemas pulmonares que le provocan fatiga crónica. Aún así, acudió a la presentación del estudio y en un largo discurso reprochó que no haya sido destituido o castigado ninguno de los funcionarios públicos que autorizaron obras que después cayeron.

El patrimonio de toda su vida se vino abajo, detalla, pero el responsable de obra, el que autorizó la mala construcción se fue para arriba: “Fue Fernando Mendez Bernal, quien ahora es un asesor de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, quien también firmó la aprobación de obra de Zapata 56, donde murieron dos personas”.

Este diario buscó al involucrado a través de la dependencia del gobierno para la cual trabaja, pero no hubo respuesta. Mexicanos contra la Corrupción afirma que la opacidad y la simulación es una de las estrategias que usa el gobierno para evadir responsabilidades.   

Días después del terremoto, Claudia Sheiumbaum, próxima alcalde de la CDMX, fue a visitar a varias víctimas. Se retrató con algunas de ellas, puso cara de conmiseración y prometió justicia, pero cuando se le invitó a la presentación del estudio declinó asistir mientras sus antecesores bloquean, desaparecen o esconden documentación.

En la delegación Benito Juárez archivan los documentos de los edificios colapsados en una bodega de la Alberca Olímpica, donde la humedad ya echó a perder varios archivos.

“Los sismos no matan, la corrupción y voracidad de empresarios inmobiliarios y las autoridades sí”, advirtió Camarena.

Por ello, Daniel Covarrubias tiene claro que en cualquier momento puede morir: su hogar ha estado bajo amenaza constante durante tres décadas.

“El día que se iba a inaugurar fue el terremoto de 1985 y se cayó todo sobre la unidad habitacional en donde vivo y tuvimos que desalojar, vivir durante dos años en un parque, en campamentos, pero no lo demolieron: sólo lo reconstruyeron y cada vez hacen lo mismo. Nunca ha sido habitado, pero últimamente venden los departamentos, “¿qué les pasa?¿quieren más muertos?”

Impunidad

Pedro Filomeno, un indígena mazahua, cuya prima, Noemí Manuel, murió en el sitio donde se concentró el mayor número de víctimas de la Ciudad pide justicia a más de un año de la muerte de su pariente en la calle Alvaro Obregón 286, el lugar donde quedaron sepultados el mayor número de víctimas: 49.

La chica emigró a la CDMX para estudiar finanzas iba a firmar un contrato aquel 19 de septiembre de 2017 con una de las empresas que rentaba oficinas en el lugar.

“Entró 10 minutos antes de que se cayera”, recordó. “Pero ella no hubiera estado ahí si no se hubieran permitido la renta: nos enteramos que desde 1997 no se podía habitar porque los dueños le habían quitado los muros que sostenían los techos para rentar más y ganar más dinero”.

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