Tocar 100 mil puertas para movilizar el voto
He tocado puertas que toqué en 2016 donde no había entusiasmo y ahora en 2018 la misma persona sale y te dice, ‘Sí, este año voy a votar
KISSIMMEE, Florida – Como en muchas partes del país, aquí hay pequeños ejércitos de personas que recorren vecindarios y tocan de puerta en puerta para asegurarse de que los votantes registrados salgan a votar el 6 de noviembre. Más que una tarea típica pre-electoral, se ha convertido en un compromiso cívico y en una misión histórica, precisamente en este momento político que vive Estados Unidos.
En la Florida Central este pasado sábado 8 de septiembre la campaña Respeta Mi Gente inició la tarea que se ha impuesto de tocar 100 mil puertas en vecindarios de cinco condados de esta parte del estado.
Los canvassers son de diversas edades; hay veteranos de elecciones previas y novatos para quienes la elección intermedia de 2018 será su primera experiencia de trabajo cívico. Dos generaciones complementarias que confluyen en una de las etapas electorales que definirán en todo sentido el próximo rumbo del país. Estar conscientes de eso impulsa aún más a sus participantes.
De hecho, si en algo coinciden los veteranos de elecciones previas es que ahora en 2018 hay más entusiasmo entre los votantes que en 2016, pues si bien la meta es alta, así de elevado es el panorama electoral que se avecina. Y eso lo saben.
La puertorriqueña Dalmaris Ortiz, por ejemplo, tocó puertas en 2016 y recuerda que el entusiasmo era poco.
“He tocado puertas que toqué en 2016 donde no había entusiasmo y ahora en 2018 la misma persona sale y te dice, ‘Sí, este año voy a votar. Nos dicen que ‘a los latinos no nos quieren y ahora quiero salir a votar porque mi voto cuenta y yo soy latino’”, dice Ortiz.
“Parece que (tras la elección de 2016) todos aprendimos algo. Conocemos la importancia del voto, pero a veces no lo utilizamos y cuando nos toca pasar situaciones difíciles o una política como la de ahora, entendemos la importancia de ese voto”, agrega.
Ortiz considera que “la gente quiere un cambio”. Y captar eso es ya un avance en esta tarea que busca promover el voto con conciencia.
Paso a paso, puerta a puerta
Acompañamos a tres jóvenes canvassers por un vecindario de Hunters Creek de densa población puertorriqueña.
Bajo un sol y una humedad intensos, los jóvenes, que a su vez son votantes, van con tableta en mano a las casas de los votantes registrados que aparecen en sus listas. A veces no hay respuesta. A veces sí. Esta es la primera visita a este sector y en este día no están ofreciendo información sobre candidatos, sino simplemente instando a la gente a participar del proceso en noviembre.
El arrojo es palpable ante la incertidumbre de si les abrirán la puerta o no. Por eso, por cada puerta que se abre hay siempre una posibilidad de ser escuchados y escuchar, de tomar el pulso electoral de un vecindario y, sobre todo, de conocer en dónde radican las preocupaciones de una ciudadanía que apela a que las cosas cambien. Los temas que les exponen son coincidentes en algo: hay un malestar social creciente. Sobre todo en el ámbito de los persistentes ataques contra la comunidad hispana.
Uno de esos jóvenes es Rafiq Rao, un puertorriqueño de 19 años de edad, estudiante de Ciencias Políticas y de pre-leyes, que al radicarse en el condado de Seminole se percató de que contrario a lo que ocurre en la Isla, los puertorriqueños de la Florida Central no participaban del proceso electoral.
“Llegaban de Puerto Rico, pero yo no veía esa misma pasión de participar del proceso electoral que tienen los puertorriqueños allá. Decido involucrarme para poder ayudar a que mi comunidad sea parte del proceso, porque somos una comunidad poderosa que no usa ese poder”, indica Rafiq.
En 2016 trabajó registrando gente para votar y dice que ahora en 2018 hay más entusiasmo por participar.
“En 2018 es más fácil involucrar a la gente porque ven el trato que recibió Puerto Rico tras ‘María’ y las cosas que dicen y hacen el presidente Trump y el Partido Republicano con los inmigrantes”, agrega.
En efecto, con su recorrido y su entusiasmo, se percibe que de esas 100 mil puertas que estos tres jóvenes ayuden a tocar estará emergiendo quizá el cúmulo de asuntos pendientes con la comunidad latina, traducidos en el trato del poder hacia ciertos grupos de habitantes y en la animadversión evidente hacia el que luce ‘distinto’, como sello distintivo de una época sin precedente.