De farma-todo a farma-nada
Katie Holmes estuvo muy emocionada ese viernes preparándose para la fiesta que le darían al líder comunista. No en un sótano con goteras ni en un galpón comunitario de sillas plegables, sino en uno de los edificios más legendarios de Manhattan, The Dakota, donde a los turistas los mantienen a raya en sus ansias de recordar a John Lennon y pescar a su viuda Yoko Ono.
Allí, la ex de Tom Cruise formó parte de una selecta lista para departir con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel al cierre de su visita a la ONU, introducido por Robert De Niro. Del septuagenario actor puede entenderse el trasnocho bohemio por lo que vivió su generación, pero lo de Holmes luce irresponsabilidad frívola e ignorancia. Cuando sus padres ni pensaban tenerla, ya había millones de cubanos apátridas, huyendo del hambre y los fusilamientos que no se han detenido desde 1959.
Al visitar la Zona Cero, Díaz-Canel dijo que el “capitalismo” era responsable de la tragedia del 11S… Pero la “izquierda” de Holmes es amplia y abarca vivir entre lujos y asistir a desfiles de moda en Nueva York, quizá como espía Ifigenia que se sacrifica para reportar sobre el mal sabor de la champaña o los canapés imperialistas…
En su aparente intelectualidad, mientras se hace la pedicure y decide a qué coctel asistir entre sus muchas opciones para un viernes en la noche, Katie bien podría aprovechar de leer sobre Historia o al menos sobre actualidad, con reportes de matanzas en Nicaragua; el hambre, los presos políticos y el éxodo sin precedentes en Venezuela; o la censura en China, Rusia o su amada Cuba. Todos temas fácilmente ubicables en su celular de última generación.
Cierto que la presidencia bataclánica de Donald Trump y su equipo narciso justifican muchas causas liberales, pero él no es menos frívolo ni egocéntrico que “la izquierda de caviar” de los Obama, Zapatero, Bachelet o Bill de Blasio.
Hace poco, en Nueva York, una joven pre candidata del partido Demócrata logró avanzar en las primarias a pesar de que se le descubrió haber mentido reiteradamente sobre su perfil buscando un mercadeo político como “latina pobre”. Cual Trump, quien a cada escándalo y mentira pillada, más votantes sumaba en 2016.
Mientras, en Chile unos celebran este mes 30 años del referéndum que “sacó” a Pinochet de la presidencia y otros los 20 años de su histórica detención en Londres. Inspirado, Alberto Fujimori implora y promete morir, cual malvada de telenovela, si lo devuelven a la cárcel; y de PPK ya nadie se acuerda, luego de perder torpemente la presidencia por indultar a quien renunció enviando un fax desde Tokio.
El tema no es la izquierda ni la derecha, es la manipulación, la mentira sistemática y la falta de compromiso. El “todo da igual”, porque un escándalo tapa a otro y muy pocos hacen seguimiento en este consumo incesante de “noticias” y videos en el que estamos nadando, casi ahogados.
A un mes de las elecciones parlamentarias y de varias gobernaciones en EEUU, los ánimos están encendidos y prometen una baja abstención, con ambos bandos cada vez más extremos, eufóricos e insensatos.
Una cadena de tiendas venezolana, Farmatodo, fue hasta hace poco uno de los últimos símbolos de civilización, antes de la hiperinflación y la narco economía del garrote, que pretende democracia sin ley, empresarios sin ganancias, torturas sin cicatrices y cifras sin matemáticas.
Como prometía su nombre, esas farmacias ofrecían productos de amplia variedad y en muchos casos abrían 24 horas.
Hoy de eso nada queda. Lo mismo está pasando en el planeta con la responsabilidad y la justicia.
Andrés Correa Guatarasma es corresponsal y dramaturgo venezolano residenciado en Nueva York, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.