Publica un anuncio en el periódico pidiendo a desconocidos que vayan a cenar con él el Día de Acción de Gracias
Los días festivos y de celebración es cuando las personas solas más notan la falta de cariño
Cada año Scott Macaulay prepara la cena de Acción de Gracias para desconocidos, extraños con los que comparte una fecha tan especial en su ciudad natal de Melrose, Massachusetts.
Lo ha estado haciendo durante los últimos 33 años.
Comenzó en 1985, cuando Macaulay se enfrentó a su primer Día de Acción de Gracias solo después de que sus padres se divorciaron. No quería comer solo y sabía que tenía que haber otros en situaciones similares.
Entonces, Macaulay sacó un anuncio en el periódico local, pidiéndole a 12 desconocidos que se unieran a él para la cena de Acción de Gracias.
“Sabía que no podía ser el único en esta situación”, cuenta a la revista People. “Tenía que haber al menos una docena de personas que no quisieran pasar el Día de Acción de Gracias solos”.
Y tenía razón.
“Compré todas las cosas y lo hice todo en mi iglesia”, recuerda. “Y fue un gran Día de Acción de Gracias, así que tomé una decisión allí para continuar”.
Desde que esos 12 desconocidos se reunieron alrededor de la mesa para comer pavo hace 33 años, Macaulay ha convertido su banquete gratis de Acción de Gracias en un evento anual, invitando a cualquier persona a hacer una reserva llamando al número de teléfono de su oficina que está impreso en el periódico local.
Macaulay, ahora de 57 años, dice que alimenta a unas 70 personas cada año. Organiza, paga, cocina y sirve, casi todo él solo.
“Un año, un hombre que acababa de perder a su esposa se puso el delantal y ayudó a lavar los platos”, dijo Macaulay. “De eso se trata todo esto. No se trata de la comida. Se trata de estar juntos. Nadie debería tener que comer solo la cena de Acción de Gracias”.
Uno de los recuerdos favoritos de Macaulay es de una mujer que no había salido de su asilo de ancianos en siete años, pero decidió pagar $200 dólares por una ambulancia para llevarla a su fiesta de Acción de Gracias después de ver su anuncio anual en el periódico.
“La trajeron en una cama de hospital, todo adornado, y ella lloró cuando terminó la cena, no quería irse a casa”, recordó.
Esto es el auténtico espíritu del Día de Acción de Gracias.