Editorial: El gobierno es cómplice

La administración Trump es cómplice en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi

Autoridades turcas dicen que Khashoggi fue asesinado y desmembrado.

Autoridades turcas dicen que Khashoggi fue asesinado y desmembrado. Crédito: MOHAMMED AL-SHAIKH/AFP/Getty Images

La responsabilidad del gobierno es el encubrimiento del aparente autor intelectual del homicidio del residente de Estados Unidos.

La insistencia de la Casa Blanca en proteger al autor de la desaparición del periodista refleja la falta de importancia que le da a quienes considera “enemigos del pueblo”, los periodistas y de manera recíproca, la cercanía que siente hacia los dictadores.

La presentación realizada por la directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Gina Haspel, ante un grupo de senadores convenció a republicanos y demócratas que el “príncipe” Mohammed bin Salman (MBS) participó en el crimen cometido en la embajada de Arabia Saudita en Turquía el pasado octubre.

La indignación mostrada por los republicanos Lindsey Graham y Bob Corker por la claridad de elementos que demuestra la conexión del príncipe gobernante al homicidio contrasta con la actitud dubitativa de la Casa Blanca ante las mismas pruebas.

La conclusión de la Casa Blanca es que “quizás sí, quizás no…No hay nada definitivo.” Los secretarios de Defensa Jim Mathis y de Estado Mike Pompeo, respectivamente respaldan, como buenos subordinados, la posición de Trump. Ambos vendieron al Senado una narrativa engañosa.

El argumento oficial es que Estados Unidos debe tener relaciones con naciones y gobiernos tales como el de China, que violan los derechos humanos. Es una postura utilitaria y cínica. Para algunos, como el congresista republicano Chris Stewart, no hay problema porque “matan periodistas en todos lados”.

La diferencia en este caso es la impunidad y la maldad con que se cometió el crimen. El gobierno saudí le dio garantías a Khashoggi de que podía hacer un trámite en su sede diplomática. Allí lo espero un grupo de gente especialmente enviada para matarlo. Luego lo descuartizaron. No se sabe dónde están sus restos.

La primera reacción saudí fue decir que el periodista se fue sin problemas. También dijo que Khashoggi era un terrorista. Luego cambió para culpar a un grupo de subordinados del príncipe y pedir la pena de muerte para algunos de ellos. Pero según el senador Corker el príncipe “ordenó y supervisó, el asesinato”.

La duda de Trump se escuda en el argumento de que protege el interés nacional. En este caso, una venta de armas supuestamente por valor de 110,000 millones de dólares que no existe. La cifra es falsa; fue inventada para decir que la pasada visita del Presidente a Arabia Saudita fue un éxito. Por eso hay quienes piensan que el Presidente cuida intereses más personales que nacionales.

Trump, Mathis, Pompei y el asesor de seguridad nacional, John Bolton se negaron a escuchar la grabación existente del asesinato de Kashoggi. Es más fácil esconder al asesino cuando no se escucha el homicidio.

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