“Espié el teléfono de mi pareja y esto fue lo que encontré”
Cuando es imposible resistir la tentación
Si encontraras el teléfono de tu pareja sin contraseña, mientras él o ella se baña o sale por unos minutos de la habitación, ¿qué harías? En algunos momentos es casi imposible resistir la tentación de fisgonear en un objeto tan personal como el celular y que, literalmente, puede guardar todos los secretos de la vida.
El que busca encuentra, dice un viejo refrán. ¿Qué esperarías encontrar en el móvil de tu compañero o de tu compañera si pudieras revisarlo con entera libertad?
María Elena y Arturo
“Espié el teléfono de mi pareja y lo que encontré fue lo que ya imaginaba: Arturo salía con otras chicas, no sólo con una sino con varias”, relata María Elena, una chica de 29 años que accedió a narrar su historia.
María Elena sospechaba ya de las actitudes de su entonces novio, así que aprovechó una noche cuando, después de una fiesta y algunas copas, Arturo dormía profundamente para revisar su celular por varios minutos.
“En ese entonces no había WhatsApp, pero sí SMS. Vi los mensajes que se escribía con sus amigas, todos con insinuaciones sexuales; con una en particular era especialmente cariñoso. Sentí que mi mundo se derrumbó en unos cuantos minutos y me dejé llevar por mi enojo”.
María Elena salió de la habitación para llorar de rabia y de tristeza. Luego tomó el gas pimienta que cargaba en su bolso para defensa personal y con él roció la cara de Arturo, quien se despertó de un salto.
“Sé que no estuvo bien, pero la rabia no me dejó actuar de otra manera“, admite la ingeniera en informática.
Mientras él lidiaba con su sobresalto y el ardor, ella tomó sus cosas y se fue. Así terminó esa relación. Aunque Arturo la buscó varias veces para ofrecerle explicaciones, para ella estaba muy claro que no podía vivir con un hombre así: “Un infiel nunca cambia”, asegura.
Ramón y Jen
Ramón es licenciado en marketing y sus celos pueden llegar a ser enfermizos, como él mismo admite. Cuando su novia Jen, también especialista en marketing, inició un trabajo nuevo, él advirtió que ella recibía llamadas constantes de un compañero, Gabriel.
Esas llamadas comenzaron a levantar sospechas y aunque Jen le explicó que sólo era un colega que se sentía atraído por “la nueva”, pero que ella no estaba interesada, Ramón empezó a enloquecer.
“No podía estar tranquilo, necesitaba saber qué hacía, dónde estaba Jen y con quien a cada momento. Jen no tenía contraseña en su celular, así que una noche lo tomé y lo usé para espiar su WhatsApp desde mi computadora. Ahí comenzó la pesadilla”, describe Ramón. Él no encontró nada comprometedor en las conversaciones de Jen, pero su paranoia y desconfianza llegaron al punto de comenzar a seguir a su esposa a donde iba.
“La segunda vez que la seguí para verificar que efectivamente estaba donde me decía y con quien me decía, me di cuenta que algo estaba muy mal en mí. Decidí ser completamente honesto con ella, porque yo vivía un infierno, y le confesé lo que había hecho. Para ella fue demasiado”, narra.
La pareja intentó hablar sobre el asunto para resolver el problema, incluso asistieron a terapia de pareja, pero para Jen, Ramón había fracturado algo muy importante y muy frágil en su relación: la confianza.
Jen no lo pudo perdonar. Se divorciaron. No tuvieron hijos y hoy todavía se ven algunas veces, pero Ramón se siente culpable todavía: “Los errores se pagan, y yo cometí muchos errores en nuestra relación que duró más de 10 años. Espiar su teléfono fue la gota que derramó el vaso”.
Por eso, antes de espiar el teléfono de tu pareja, reflexiona sobre lo que estás esperando encontrar y considera que, una vez que te decidas, no habrá vuelta atrás.