EXCLUSIVA: Emma Coronel cuenta lo peor que vivió durante el juicio de su esposo “El Chapo”

Hacia el final del juicio, la exreina de belleza aceptó dialogar, aunque tiene recelo a los medios

Emma Coronel el penúltimo día del juicio contra "El Chapo" en la Corte Federal de Brooklyn.

Emma Coronel el penúltimo día del juicio contra "El Chapo" en la Corte Federal de Brooklyn. Crédito: Spencer Platt/Getty Images

Para Emma Coronel su esposo, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, es una persona importante en su vida, lo que demostró al acudir a casi todo el juicio en contra del líder del Cártel de Sinaloa, pero las gemelas que procreó con él ocupan un lugar especial. Para ella, Emalí Guadalupe y María Joaquina son lo más importante.

En la Corte Federal de Brooklyn, los visitantes y la prensa pusieron atención a los atuendos que vestía la exreina de belleza de padres mexicanos nacida en California, a sus discretas joyas de oro –incluido su dije de estrella de David–, sus lentes de sol y gafas Gucci, sus entallados jeans, los tacones, las blusas que ajustaba a su cintura, su variedad de abrigos, pero ella escondía con recelo un tatuaje con las iniciales de sus hijas en la muñeca de su mano izquierda. Las tiene marcadas en la piel.

Por ello, cuenta, el peor momento que vivió no fue cuando Dámaso López Núñez, alias el “Lic” o “Licenciado”, afirmó que ella ayudó a planear la fuga de “El Chapo” de la prisión del Altiplano, en México, en el 2012, sino cuando fiscales federales mencionaron a sus hijas, durante el testimonio del agente del FBI, Stephen Marston, quien describió cómo era el sistema de comunicación del Cártel de Sinaloa, instalado por Christian Rodríguez.

“El peor momento es escuchar que nombran a mis hijas en una corte y en un caso de la magnitud de éste”, confesó Coronel a este diario. “Eso es horrible. ¿Cómo las usaban como prueba en medio de tanta cosa tan fuerte? A mi parecer, no había necesidad”.

Cuando Marston explicó la forma en que operaba el sistema de comunicación del Cártel de Sinaloa, que incluía llamadas telefónicas y mensajes de Blackberry, indicó que había al menos tres mujeres con las que Guzmán Loera se comunicaba especialmente, a las cuales también espiaba, una de ellas era su esposa, con quien intercambió textos relacionados con ella y sus hijas. Él estaba ubicado como “J”, y ella como la Black 11. El mexicano se refería a su esposa como “Reynita Coronel” y a sus hijas como “Las Reynas”. “R.C. Emaly” y “M Joaquina”. Entre los mensajes que se conocieron había uno que decía: “Feliz día papito, te amamos”. Era para felicitarlo por su cumpleaños. La Blackberry de Coronel sólo tenía ocho contactos, incluido “J”.

La exreina de belleza dice que no tiene cabeza para nada, más que para su familia. No quiso hablar sobre cómo contará a sus hijas sobre el resultado del juicio. “Ese tema es privado entre ellas y yo”, dijo con firmeza.

La entrevista con Emma se acordó días antes de que terminara el juicio. Se le enviaron preguntas por correo, ya no quería ofrecer ante cámaras o grabadora. Se sentía agobiada por la prensa, incluso pidió guardaespaldas para evadirla con facilidad. Ella respondió un día antes de conocerse el veredicto y el acuerdo fue publicarlo después del mismo.

“Antes de retirarme un poco de los medios y todo esto tengo las respuestas a tus preguntas, no lo olvidé, soy mujer de palabra”, comenzó su escueto correo. En la Corte, la plática con ella era fluida. No es una mujer complicada de trato. Muchos la calificarían de superficial, incluso de poco inteligente. No es ni lo uno ni lo otro. La joven de 29 años está inmersa en un entorno complejo desde niña y es consciente de ello. Su padre, Inés Coronel Barrera, está preso en México. Se unió a Guzmán Loera en 2007. Las gemelas lo unieron a él para siempre.

¿Ha cambiado opinión sobre tu esposo después de escuchar todo lo que dijeron de él en la Corte? La respuesta a esa pregunta estuvo atada al mensaje que ella escribió en su nueva cuenta de Instagram, donde describe a Guzmán Loera como “excelente padre, amigo, hermano, hijo y pareja”. Ella afirma que mantiene “la misma postura”.

¿Qué harás después del juicio?, se le preguntó. “Sólo tengo cabeza para estar con mi familia en estos momentos”, afirmó.

Al hacer referencia a las revelaciones sobre su presunta complicidad en la fuga de su esposo, incluso en el tráfico de drogas, se perfila que ella pudiera tener peligro legal en México. ¿Te sientes segura?, se le cuestionó. “Sí, me siento segura”, afirmó escueta, con el mismo estilo en que responde en persona. No da detalles. Ha aprendido a cuidar lo que dice y cuándo y cómo lo dice.

La exposición que le dio el “juicio del siglo” a los medios de comunicación, sobre todo enfocado a su estilo de vestir, a su belleza, llevó a la pregunta obligada sobre dedicarse al mundo del espectáculo, como actriz o cantante. No cerró la puerta del todo. “No lo he pensado por el momento”, aseguró.

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