Jordyn Woods, expulsada del clan Kardashian, está “viviendo un infierno”
Se muestra triste y deprimida en público
Por el momento los principales involucrados en el último culebrón protagonizado por el clan Kardashian -el que señala a Jordyn Woods, amiga de Kylie Jenner, como la responsable de la ruptura de la hermana de esta última, Khloé Kardashian, con Tristan Thompson– no se han pronunciado de forma clara y directa al respecto, pero eso no ha impedido que los rumores se vayan multiplicando cada día que pasa.
Todas las versiones coinciden en que Jordyn estaría viviendo un infierno después de verse obligada a abandonar la casa que hasta ahora había compartido con Kylie y de enfurecer a gran parte de su círculo de allegados, en especial a los emparentados con Khloé. Otros informantes han apuntado además en declaraciones al portal US Weekly que en un principio la joven intentó negar su ‘affaire’ con el jugador de baloncesto cuando la entonces todavía novia de este le preguntó si había pasado la noche del pasado domingo en casa de Tristan como afirmaban quienes les habían acompañado en la fiesta que él había organizado en la vivienda, pero que finalmente admitió lo ocurrido.
En medio de esa polémica, a Jordyn le tocó realizar una inoportuna aparición pública este jueves para promocionar su colaboración con la marca de pestañas postizas Eylure, aunque durante su breve intervención en el evento no hizo mención alguna a todo el asunto y se parapetó detrás de su equipo de seguridad para evitar preguntas incómodas.
Sin embargo, no han tardado en surgir varios testimonios de los allí presentes que se han encargado de revelar que la socialité apareció acompañada de unos pocos familiares y con muy pocas ganas de fiesta.
“En general había un ambiente muy raro. Jordyn no estuvo allí demasiado tiempo, fue solo una aparición rápida”, ha asegurado una de las blogger que estaba invitada, Lauren King, en declaraciones a People.
Otra de las presentes, la gurú de belleza y estilo de vida Jade Simmone, asegura que la joven se mostró muy seria y distante en comparación con el carácter alegre del que había hecho gala cuando ambas coincidieron en un acto similar un par de años atrás.
“Parecía bastante deprimida. Como si estuviera alicaída y algo triste. Se notaba incluso durante su discurso, apenas se la escuchaba, como si no tuviera ganas de hablar”, ha apuntado Simmone.