Mujeres mexicanas, por cuotas de poder en empresas y gobierno
En la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es marcada aún diferencia de género
MEXICO.- La idea de obligar a la administración pública y a las empresas particulares a tener mujeres al menos el 40% de los puestos de mando volvió a la agenda de género con la intensión de empoderar a ellas a través de cuotas ante la inflexibilidad de muchos sectores donde todavía predominan los hombres en el poder.
El éxito en las últimas elecciones federales cuando por primera vez en la historia del país se logró que la mitad de las curules––tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado–– fuera ocupadas por mujeres, abrió el debate.
Organizaciones internacionales como Credite Suisse, The CS Gender 3000: The Reward for Change, empujan en estos días que, al menos, se pueda empezar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), donde la ausencia de oportunidades para ellas es una realidad que se delata en cifras: de un total de 2,182 consejeros, sólo 162 son mujeres, lo cual representa apenas el 7.4%.
Según esta misma organización que sitúa al país en el puesto 32 de 35 naciones estudiadas respecto a la desigualdad de género, un 43% de las empresas que cotizan en la BMV no tienen ninguna mujer en sus consejos; 57% tiene por lo menos una y el 15% tiene tres o más.
“La preparación académica de las mujeres aún no se refleja en su participación en puestos directivos, por lo cual, para acelerar su incorporación, es necesario que las organizaciones desarrollen políticas incluyentes”, advirtió el ex diputado Luis Alfredo Valles, quien empujó sin éxito en la legislatura pasada una iniciativa para obligar a las empresas a que un 40% de su plantilla sea de un solo género.
El asunto de las cuotas para mujeres ha sido polémico en todo el mundo. Aún así, algunos países europeos han ido más allá y, de las cuotas políticas, pasaron a obligar a los consejos consultivos de la administración pública a dar 50% cargos a mujeres. En España y Noruega ya se legisló para obligar la paridad en los consejos de administración de grandes empresas públicas y privadas.
En México el debate se ha centrado en determinar si esta ley interfiere con la vida independiente del sector privado, aunque también hay otras críticas.
“Existe un riesgo de poner a personal poco preparado sólo por cumplir la cuota”, advirtió Blanca Treviño, CEO de la empresa Softtek en entrevista con la prensa local.
Para la jueza electoral Carmen Alanís consideran que las cuotas podrían implementarse de manera temporal, mientras se estabiliza la desigualdad existente.
Desde dentro de las empresas privadas, algunas profesionistas observan que aún cuando se establecieran cuotas tendría que hacerse un trabajo paralelo más fino para romper con la resistencia machista.
“Hay una cultura de hacer sentir a las mujeres como tontas”, advirtió María N., editora de uno de los periódicos más importantes de México cuyo nombre completo se reserva en este artículo para evitar represalias.
“No lo hacen con malas palabras, sino con un lenguaje simulado que tiene que ver con el ejercicio del poder. Es muy sutil. Exacerban los errores si los comete una mujer. Te hacen sentir que no eres capaz con bromas, te quitan responsabilidad en grandes coberturas y, cuando ves el resultado, te das cuenta que lo hacen para que no tomes decisiones y sigas haciendo el trabajo duro”.
Esa misma dinámica descubrió una investigación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en el Congreso mexicano donde, a pesar de la paridad de género, los líderes de las bancadas y presidentes las siguen tomando hombres.
“Esto tendrá que corregirse, pero las cuotas son un buen comienzo en la igualdad”, advirtió el análisis del Grupo de Investigación: Democracia, Instituciones, Seguridad y Justicia.