Cómo en Uruguay enseñan la inteligencia emocional a miles de niños “para los trabajos del futuro”
Hay una habilidad tan fundamental para la vida que también debe aprenderse en la escuela: comprender y manejar las emociones
¿Cómo debe preparar un país a sus niños para el futuro?
No basta con enseñarles lengua, matemáticas o robótica. Hay otra habilidad tan fundamental para la vida que también debe aprenderse en la escuela: comprender y manejar las emociones.
Ésa es la premisa de una colaboración pionera entre España y América Latina que está impartiendo a miles de niños en Uruguay herramientas de inteligencia emocional.
“Para los trabajos del futuro se requieren habilidades de toma de decisiones, de negociación, de superar obstáculos, de manejar crisis y de reinvertarse a uno mismo, porque las organizaciones que existen hoy no van a existir en 10 años”, señaló a BBC Mundo Ilan Bajarlia, fundador de la Asociación Civil Emocionarte, una “sociedad de personas voluntarias influyentes en diferentes ámbitos interesadas en mejorar la educación”.
“Te puede haber ido muy bien en la universidad. Pero de qué te sirve si luego fracasás en un trabajo y no tenés la capacidad de seguir adelante porque te frustrás o tenés problemas de autoestima”, agregó Bajarlia.
10.000 alumnos
Bajarlia fue quien llevó a Uruguay inicialmente el programa “Educación Responsable” de la Fundación Botín de España.
El programa, que comenzó hace más de una década, ya ha extendido sus herramientas de inteligencia emocional a cerca de 300 colegios españoles.
El impacto del programa español fue evaluado por la Universidad de Cantabria desde 2006 a 2011, y se encontró que mejora la asertividad y el manejo del estrés, disminuye tanto la ansiedad como los comportamientos violentos y mejora el rendimiento académico.
Expertos de la Fundación Botín han venido formando docentes en Uruguay desde hace cuatro años.
Y hace dos años comenzó a participar en los talleres el Plan Ceibal, el plan estatal que convirtió a Uruguay hace más de una década en el primer país del mundo en dar una laptop a cada alumno en las escuelas públicas, y desde entonces ha sido líder en innovación educativa.
En total, la Fundación Botín ha formado unos 1.000 docentes uruguayos y el año pasado comenzó a realizar sus primeros talleres en Chile.
El programa de educación emocional está alcanzando este año a unos 10.000 alumnos de Uruguay en 40 escuelas y liceos tanto privados como públicos (16 a través del Plan Ceibal y el resto a través de Emocionarte).
Qué es inteligencia emocional
“La inteligencia emocional abarca toda una serie de habilidades que tiene que ver con la capacidad para motivarse a sí mismo, identificar las emociones, comprenderlas y manejarlas de una manera positiva“, explicó a BBC Mundo Adriana Yépez, una de las expertas de la Fundación Botín que ha venido formando docentes.
“Tiene que ver con una comunicación positiva con mayor empatía, con cómo conectar con los otros con escucha activa, con tener un nivel de autoafirmación y poder decir lo que pienso de una manera respetuosa”.
“En la escucha activa escuchamos con todo nuestro ser, dejando de lado los pensamientos y centrándonos en la persona y en lo que está compartiendo con nosotros. Esto se tiene que reflejar en nuestra mirada y en nuestro lenguaje no verbal y verbal”.
Yépez señala que parte del aprendizaje es reconocer que no hay emociones buenas y malas.
Los niños aprenden a identificar lo que sienten, y si sienten miedo, por ejemplo, antes de hacer una presentación en clase, trabajan pensamientos positivos y ejercicios de respiración para tranquilizarse.
“También buscamos que aprendan a reconocer esas emociones en sus compañeros, y puedan decir, este amigo está triste, me puedo acercar acercar a él y preguntarle qué le pasa”.
Cómo se enseña en la práctica
En los talleres a docentes, Yépez enseña diferentes recursos vinculados con las artes.
Cada recurso tiene tres etapas que marcan pasos diferentes en el proceso de aprendizaje.
En uno de los recursos, por ejemplo, se pide a los niños que lleven una prenda que sea significativa y expliquen en clase lo que significa para ellos.
“Uno llevó un trapito, tenía miedo en las noches y dormía con ese trapito, otro llevó la camiseta de un primo que había fallecido, y otro la camiseta de su equipo favorito“, relató Yépez.
El segundo paso es conocer la exposición de un artista que trabaja con textiles.
Y por último, los niños, en su rol de artistas, trabajan en equipo.
“Finalizan el recurso con una obra creativa, por ejemplo, haciendo un telar que une todos sus trozos de tela”.
Empatía
Yépez pone a disposición de los docentes cientos de actividades específicas en el sitio fundacionbotin.org, para trabajar la empatía.
Los niños más pequeños, por ejemplo, ven un video llamado “lo mío es tuyo”, en el que dos niños abren sus bandejas para merendar, pero un niño no tiene nada, mientras que otro tiene un sándwich.
“Cuando ven el video sirve para un diálogo muy bueno, si a ellos les hubiera pasado, ¿habrían compartido?”, señaló Yépez.
En el caso de los adolescentes, los alumnos asisten a trozos de películas o anuncios publicitarios en los que se ve a un chico que quiere integrarse, pero le dejan de lado.
“El video les sirve para conectar con situaciones similares que han vivido, y en la clase se genera un espacio de confianza para dialogar”.
Por qué se sumó el Plan Ceibal
La dimensión afectiva es clave en el aprendizaje, señaló a BBC Mundo Martín Rebour, gerente de formación del Plan Ceibal.
“Si aprender matemática me genera ansiedad, o tengo miedo a equivocarme porque una vez me equivoqué y un docente me señaló o mis padres se rieron, eso afectará mi aprendizaje”.
Rebour afirmó que diferentes investigaciones en Uruguay apuntan a un problema de “baja tolerancia a la frustración“.
“Por ejemplo, me enfrento a un material que no entiendo y ya me frustré y no persevero, en lugar de preguntar al docente o a un compañero o buscar otro material”.
“O un niño se molesta con un compañero, y en lugar de decirle, ‘mirá, me molestaste’, va y le pega”.
El Plan Ceibal integra una iniciativa de colaboración internacional llamada Red Global de Aprendizajes, que pone énfasis no solo en la integración de nuevas tecnologías y herramientas de aprendizaje, sino en cómo los niños aprenden.
“Trabajamos en seis competencias: pensamiento crítico, comunicación, trabajo colaborativo, creatividad, ciudadanía y carácter”, explicó Rebour.
Y en el carácter entran las habilidades de inteligencia emocional que tienen que ver con la autoregulación y la tenacidad.
Ciudadanos integrales
La idea en esencia, según Martín Rebour, es escalar en el futuro la enseñanza emocional a todos los colegios públicos en Uruguay.
“Lo que queremos son ciudadanos integrales”, explicó el gerente de formación del Plan Ceibal.
“Queremos ciudadanos que puedan dar respuesta a los desafíos de su propia vida y de la sociedad, pensar con otros y pensarse a si mismos de una manera crítica, que sean creativos y que puedan comprometerse en cuestiones vinculadas a la ciudadanía, como el cambio climático”.
Para Ilan Bajarlia, es esencial que los niños aprendan a comprender sus emociones, a resolver las cosas conversando, a mejorar su autoestima y a relacionarse con empatía.
“Imagínate a largo plazo una sociedad que siente en todos los niños desde chiquitos esas bases de inteligencia emocional”, señaló Bajarlia.
“Son los niños que van a construir el futuro”.
Puedes consultar los siguientes vínculos para obtener más información:
- Asociación Civil Emocionarte
- Programa de Educación Responsable de la Fundación Botín
- Plan Ceibal
- Red Global de Aprendizajes
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