¿Son los padres actuales más nerviosos y sobreprotectores?
¿Cómo saber si estás protegiendo de más a tus hijos, impidiéndoles que desarrollen sus cualidades personales?
La crianza de los hijos está llena de sutilidades. Una de ellas es la protección; por supuesto que debemos proteger a nuestros hijos, sobre todo si son pequeños, de cualquier peligro o situación que pueda dañarlos. Pero la línea muy borrosa a la que me refiero en este artículo es la que cruzamos cuando los protegemos de tal manera que impedimos que crezcan y desarrollen la madurez, la autonomía y la capacidad de exploración que necesitan para convertirse en personas seguras, independientes y con alta autoestima.
¿Sabías que la conclusión de una encuesta que hizo la revista Slate entre 6000 lectores fue que los niños de hoy tienen mucha menos libertad para hacer cosas que hacían usualmente sus padres en su niñez? ¿Se han vuelto los padres actuales más nerviosos y sobreprotectores? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Evita transferirles tus miedos a tus hijos: La realidad es que la mayor parte de las veces en que los sobreprotegemos lo hacemos inconscientemente y con buena intención (“no quiero que le pase nada malo a mi hijo”), basados en profundos miedos que tenemos a partir de nuestra propia infancia o traumas que vivimos. Eres tú quien tiene ese temor adentro, no tu hijo. Busca en tu interior esos miedos, concientízalos y combátelos, aunque tengas que ir a terapia. Cuando hayas superado ese miedo, no podrás transmitirlo a tu chiquillo.
Fomenta sus capacidades y luego dale alas para volar: Promueve el desarrollo de sus habilidades, enséñalo, elógialo con frecuencia, hazle saber que es lo suficientemente capaz de hacer algo para que se sienta seguro y luego sí, dale la libertad de decidir y de hacer. Mantente siempre pendiente de él/ella en caso de que haya que intervenir rápidamente, pero no lo ayudes a la primera dificultad que tenga en una tarea. No le hagas sus deberes escolares, puedes oriéntarlo y responder dudas, pero déjalo que resuelva por sí mismo.
No hagas un escándalo ni lo regañes si resulta arañado o golpeado levemente en alguna actividad: basta con curarlo y pasar la página. Así el niño entenderá que esas pequeñas heridas son una parte normal de la vida, se olvidará de ellas, seguirá adelante y lo volverá a intentar sin trauma hasta lograr su objetivo.
En realidad, los padres triunfamos cuando nuestros hijos ya no nos necesitan; es decir, cuando se rompe la relación de necesidad y dependencia, y solo queda el vínculo del amor; no te preocupes, que ese nunca desaparece. ¿Quieres triunfar como madre / padre? Entonces protege a tu hijo, eso sí, sin sobreprotegerlo.