La salud o la cartera
Los americanos se endeudan por cuidarse y sanarse. Hay algunas formas de mitigar el costo
La deuda de los hogares estadounidenses se incrementa todos los años. Y no es porque haya más gente hipotecada, porque se estén vendiendo más carros a crédito (que es el caso) o los préstamos de estudiantes sean un agujero cada vez mayor en las finanzas de jóvenes y no tanto. Quienes viven en EEUU se endeudaron en un total de $88,000 millones solo el año pasado para cubrir costos de cuidados de salud.
Este dato, que recoge una encuesta hecha por West Health y Gallup es algo raro en otros países económicamente avanzados donde la salud está cubierta por distintas versiones de un “solo pagador” o single payer. En la mayoría de estos países hay seguros privados pero el sistema dominante es el estatal y los indicadores de salud revelan que entre los países de la OCDE están por encima de EEUU.
La encuesta revela que un 45% teme que pueda entrar en bancarrota si recibe una mala noticia de un doctor. No es un miedo sin fundamento. Según publicaba en febrero el American Journal of Public Health, los problemas de salud han sido decisivos en el 66.5% de todas las bacarrotas entre 2013 y 2016. Es un porcentaje que apenas ha cambiado desde que se aprobó Obamacare porque a pesar de que la cobertura de los seguros llega a casi todo el país, unas 530,000 familias se vieron en esta situación debido a una enfermedad o los precios de las medicinas.
Lo frecuente, según Gallup es habar con doctores los costos de los procedimientos, análisis o tratamientos.
Muchos seguros proporcionados por los empleadores, por buenos que sean, tienen fisuras y de hecho hay una parte creciente de los tratamientos que quedan en manos de los asegurados. Según la Fundación Kaiser Family, los deducibles (la cantidad de dinero que el asegurado debe pagar antes de que la aseguradora se haga cargo de las facturas) han subido un 150% en la última década. Como media estos eran de $1,350 en un seguro de una persona en 2018.
Y cada vez más seguros los tienen. El año pasado el 85% de los trabajadores con cobertura médica tenía que hacer frente a este costo. Hace 10 años era el 59%.
¿Cómo prepararse?
Tal y como está diseñado el sistema de salud lo mejor es tener acceso a ahorros para los problemas que vayan a surgir (siempre los hay) o hay que estar preparado para endeudarse en las mejores condiciones si no hay otro remedio.
Por lo que respecta a los ahorros hay dos cosas especiales que se pueden hacer.
- Abrir una Cuenta para Ahorros de Salud (HSA, en sus siglas en inglés)
Es una cuenta con beneficios fiscales para quienes tengan planes que las autoridades tributarias consideren que tienen deducibles altos. Las cantidades que se depositan están libres de impuestos federales. Hay un límite a lo que se puede depositar ($3,450 individual y $6,900 por familia) para quienes tengan deducibles de $1,350 en caso de ser una sola persona y $2,700 anuales en caso de familias.
Normalmente ofrecen estas cuentas los proveedores de seguros pero también se pueden abrir en instituciones financieras a las que se puede hacer depósito directo.
Lo se que vaya ahorrando cada año se acumula pero una vez que se llega a los 65 años y se entra en el programa de Medicare no se puede ahorrar más dinero.
- Abrir una Cuenta de Gasto Flexible (FSA)
Es similar a la HSA pero se diferencia de ésta en varias cosas. La primera es que los autoempleados no pueden tenerla, la segunda este tipo de cuenta que se puede usar para otros gastos como el cuidado de los hijos. Para abrirla hay un periodo determinado al año. El dinero, que está limitado a $2,650 anuales, puede perderse si no se usa en el año o el periodo de gracia que se pueda conceder.
- Estar preparado para tener deuda
En este sentido lo más sencillo es poder usar una tarjeta de crédito para pagar con una cierta flexibilidad las facturas pero si va a tener que mantener un balance considerable durante tiempo piense en solicitar una tarjeta con el 0% de interés introductorio. Es algo que dura normalmente un mínimo de un año y ahorra una considerable cantidad de dinero cuando se transfieren balances ya que el APR (tasa de interés) medio supera el 14%.
Si no tiene una línea de crédito suficiente en la tarjeta o dificultades para hacer una transferencia de balance a otra, es más barato tener un crédito personal que suele venir con tasas más bajas. En este sentido, y porque nunca se sabe cuándo va a ser necesario operar un apéndice y las enfermedades llegan con poca anticipación, es conveniente tener lo más elevada posible la calificación de crédito. Cuanto más alta mejores condiciones económicas tienen los créditos.