Trabajadoras de salones de uñas promueven plataforma para frenar abusos
A pesar de que el Estado ha aprobado algunas protecciones, las manicuristas insisten en que no cesan los atropellos y robos de salarios y buscan que Albany impulse mayores beneficios
Han pasado más de dos años desde que Nueva York aprobó un paquete de reformas para proteger a las trabajadoras de los más de 5,000 salones de uñas que se estima hay en todo el estado, y aunque las nuevas normas han tenido un nivel de incidencia positiva, la situación todavía dista mucho de ser “miel sobre hojuelas”.
Un amplio porcentaje de las más de 30,000 mujeres que se dedican al negocio del manicure y pedicura, mayormente inmigrantes y madres cabeza de hogar, siguen siendo víctimas cotidianas de abusos, robos de salarios, malas condiciones y largas jornadas laborales.
Así lo denuncia Luis Gómez, director de campaña de la organización Workers United, que trabaja educando a cientos de mujeres manicuristas sobre sus derechos, quienes se unieron desde enero pasado para crear una plataforma de exigencias e iniciativas con las que esperan que se ponga freno a los abusos y se dignifique a las trabajadoras.
“Lo que pretendemos con estas peticiones, que esperamos puedan ser apoyadas y promovidas por un legislador en Albany para la próxima sesión, es que se garantice que las mujeres de los salones de uñas sean respetadas, valoradas y que las leyes que ya existen no se queden en el papel”, aseguró el activista, destacando que urge cambiar la dinámica de la industria y que sean los patronos quienes demuestren que están cumpliendo la ley y no esperar a que las empleadas abusadas queden a su suerte.
“El Estado debería exigir a los dueños de los salones que presenten reportes detallados anuales sobre los pagos, condiciones en que mantienen a las empleadas, horas laboradas, beneficios y todo su movimiento, como requisito para renovar las licencias de los salones”, explicó Gómez. “También, no tener demandas pendientes por robo de salarios y para la implementación de la ley que exige que antes del 2021 todos los salones tengan sistemas de ventilación mecánica, debería promoverse un subsidio, a manera de incentivo, a los buenos patronos que cumplen las leyes”.
Otras de las exigencias que incluye la plataforma de acciones para proteger a las manicuristas incluyen el pago de $15 dólares de salario mínimo por hora, el derecho a horas extra, la educación a clientes sobre la importancia de dar propinas, a dueños sobre sus obligaciones y a empleadas sobre sus derechos.
De igual manera, el aumento del número de investigadores del Departamento de Trabajo que sigan los casos y de inspectores que revisen las condiciones de los lugares de trabajo, pues siguen siendo insuficientes.
La mexicana Amelia de Jesús, quien trabaja en el negocio de uñas desde hace 16 años, y quien actualmente tiene una demanda por robo de salarios contra uno de sus antiguos empleadores, dice abiertamente que los abusos no han cesado, y que las leyes actuales a veces son simple barniz.
“A nosotras nos hacen trabajar muchas horas, A veces hay semanas en las que se trabajan 65 horas, nos hacen comprar los guantes, no nos dan máscaras, nos pagan muy mal y muchos clientes no valoran lo que hacemos y no nos dan propina”, asegura la trabajadora, quien es madre de seis hijos. “No se vale que nos pongan a trabajar como mulas, a que lleguemos todos los días con dolores en el cuerpo y que lo poquito que nos ganemos nos lo quiten”.
Glenda Sefla, quien comenzó a trabajar en salones de uñas desde hace seis años, con pagos semanales de apenas $30 dólares, asegura que urge que las manicuristas recuperen su dignidad y que se meta en cintura a los malos patronos.
“Nosotras trabajamos muy duro y merecemos el salario mínimo de todos y que haya control para que los salones cumplan dándonos los equipos y elementos necesarios. Muchos nos hacen comprar hasta las máscaras de protección o dan de las malas que no protegen nada y tienen las buenas como muestra por si vienen los inspectores”, asegura la ecuatoriana, quien hizo un llamado a que sus compañeras del gremio no se queden calladas ante los abusos.
“Es importante que hablemos, que denunciemos y que sepamos que podemos pelear por lo que es justo y también es importante que se eduque a los patronos, porque la ley no les pide nada, solo nos exige talleres y licencias a nosotras y a ellos nada”, agregó la manicurista.
Y en medio de la lucha que las organizaciones que defienden los derechos de las trabajadoras de salones han librado, la semana pasada se anotaron un triunfo, luego de que la Legislatura aprobó la llamada Ley SWEAT, auspiciada por la senadora Jessica Ramos, que evita que los salones vendan sus sitios, cambien de nombre o se declaren en bancarrota para zafarse de sus obligaciones con sus trabajadoras.
“La mayoría del Senado cree en una compensación justa por un trabajo justo, por eso aprobamos una serie de leyes en esta sesión legislativa, que amplía la protección de los trabajadores contra el robo de salarios, incluida la Ley SWEAT patrocinada por la Senadora Jessica Ramos”, aseguró Carolina Rodríguez, vocera de la Cámara Alta de la Legislatura.
Organizadora Glenda Sefla y trabajadora Amelia de Jesús. Trabajadoras de salones de uñas proponen plataforma legislativa para frenar abusos.
La oficina del presidente del Concejo Municipal, Corey Johnson, manifestó su apoyo a las reivindicación de los derechos de las manicuristas y mencionó que es indispensable que se crean mayores protecciones que garanticen una vida digna.
“El Concejo Municipal ha estado al frente de lucha para proteger a los trabajadores y aumentar el salario mínimo. La gran mayoría de las trabajadoras de los salones de uñas son inmigrantes, y es vital que no estén en riesgo de ser explotadas o expuestas a condiciones de trabajo peligrosas”.
El Departamento de Trabajo de Nueva York, que tiene una unidad de ayuda de salarios no pagados, advierte que los empleadores que no cumplen con sus obligaciones salariales están cometiendo un delito, considerado menor y hace un llamado a que las víctimas presenten sus reclamos. Cifras de esa agencia revelan que en los últimos años han logrado recuperar más de $120 millones en pagos adeudados.
Puntos de la plataforma de exigencias
- $15 dólares de salario mínimo por hora
- Pagos de horas extra
- Educar a los clientes sobre la importancia de dar propinas
- Aumentar el número de investigadores del Departamento de Trabajo
- Exigir a los dueños de los salones que presenten reportes detallados anuales sobre los pagos, condiciones en que mantienen a las empleadas, horas laboradas y beneficios
- Subsidiar la instalación de los sistemas de ventilación mecánica a salones de uñas que cumplen las leyes
- Exigir que los dueños de salones tomen cursos y talleres sobre obligaciones laborales, salud y seguridad
- Exigir como requisito básico para renovar las licencias de funcionamiento de los salones de uñas, no tener demandas pendientes por robo de salarios
- Vigilar y garantizar la plena implementación de la ley SWEAT, aprobada hace un par de días, que prohíbe que los dueños de salones vendan sus negocios o les cambien de nombre para librarse de sus obligaciones con empleados abusados
- Vigilar la entrega a las empleadas los equipos necesarios y protecciones de salud ordenadas por la ley
- Aumentar las sanciones a los patronos abusivos que violen las leyes de los salones
- Aprobar la iniciativa de ley de cárcel a patronos que roban salarios, propuesta por la asambleísta Catalina Cruz
La industria de uñas en cifras
- 5,000 salones en todo el estado
- 2,000 de ellos quedan en la Gran Manzana
- 30,000 empleados, mayormente mujeres, son manicuristas
- 50% de las empleadas de uñas son hispanas, principalmente ecuatorianas
- 115 investigadores tenía el Departamento de Trabajo en todo el estado para inspeccionar estos negocios
- 56 de los investigadores están en la ciudad de Nueva York
- 2021 es el año en que todos los salones de belleza deben tener sistema de ventilación mecánico para proteger la salud de las empleadas
- $60 semanales reciben de paga básica algunas empleadas en partes fuera de la Gran Manzana
- $15 dólares la hora es lo que piden las empleadas