Inmigrantes inauguran el primer refugio construido por ellos mismos en Tijuana
La Casa Hogar el Puente planea albergar a familias que esperan en México la resolución de sus casos en EEUU
Un grupo de centroamericanos, que por primera vez construyó un refugio para inmigrantes y familias en espera de un asilo en Tijuana (México), realizó un acto histórico este sábado al inaugurar el lugar frente a la comunidad.
La Casa Hogar El Puente planea albergar a 40 personas cuando se encuentre en plena capacidad.
El primer grupo de 10 migrantes llegará en octubre, explicó Douglas Oviedo —un inmigrante hondureño, quien dio la idea para levantar el albergue.
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El refugio ayudará a familias que ya lograron una cita ante las cortes de migración bajo Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), un programa con el que la administración del presidente Donald Trump consiguió enviar a la frontera mexicana 42,000 personas a esperar audiencias y resoluciones a sus peticiones de asilo.
Cuando lleguen todas las familias, posiblemente a lo largo de octubre, el grupo comenzará a cultivar un huerto y además tiene en la mira —cuando sea posible— ampliar la infraestructura para recibir a más personas.
Serán extensiones del proyecto que quizás Oviedo ya no alcance a ver, porque la próxima semana tiene una cuarta —y muy posiblemente última— audiencia ante la corte de migración en San Diego, California.
“Hoy inicia una nueva etapa para la migración, ya que los centroamericanos nos hemos unidos para querer apoyar y nos han seguido muchas personas, tanto de Centroamérica, como de México y Estados Unidos”, dijo Oviedo a La Opinión.
La voluntad lo puede todo
Una noche de junio, Ovando y otros dos paisanos suyos —Michael Rodríguez y Reiner Olaines— platicaban en torno a una hoguera.
La charla derivó al tema de que los albergues en Tijuana estaban saturados y que llegaban muchas familias sin recursos que carecían de todo, incluso de algún sitio para descansar.
Fue entonces que Oviedo decidió que valdría la pena intentar un proyecto de albergue para ayudar a algunas personas y se aventuró a hablar de su iniciativa con diversas organizaciones.
Ante ello, Soraya Vázquez—directora de Familias Unidas capítulo Tijuana— recordó que hace años cuando llegó a la frontera y estaba en auge el éxodo haitiano, unos conocidos ofrecieron una casa abandonada en la periferia de la ciudad.
Decidieron que ese sería el lugar ideal para poner en marcha el plan.
La casa estaba casi destruida pero los propietarios y los hondureños hicieron un acuerdo: los migrantes la harían habitable y a cambio la podrían usar como refugio migrante durante cinco años.
“Nada de lo que ustedes ven ahora, se veía así”, comentó Oviedo. “Las puertas no se podían abrir por los escombros, por fuera casi no se podía avanzar por el monte [matorrales], el techo estaba derrumbado y alguien hurtó ventanas”, explicó y dijo que al principio, parecía que sería imposible limpiar a fondo.
Pero pronto llegaron voluntarios de México y de Estados Unidos, varios de California. Otros, como Sara Sandoval, llegaron de lugares tan distantes como Nueva York. Por supuesto, se sumaron más centroamericanos.
Cuando el grupo recibió donativos, que en ese momento no eran necesarios en El Puente —como artículos escolares— decidió donarlos al vecindario, la colonia Amparo Sánchez, una zona remota en la periferia.
El gesto se ganó la aceptación de los vecinos a quienes les agradó que la casa ya no estuviera abandonada.
Soraya Vázquez platicó que ahora algunas organizaciones gestionan que se pavimente el camino que lleva al refugio, la Calle de Los Toros, lo que también beneficiaría al vecindario.
Oviedo es el director ejecutivo del lugar mientras espera que Estados Unidos le conceda el asilo; luego el grupo decidirá sobre la administración.
Ahora inicia la siguiente etapa en la que El Puente encuentre donaciones y formas de autofinanciamiento.
De acuerdo con la organización, se necesitarán unos $25,000 pesos cada mes (casi $340 dólares) para alimentar y alojar a las familias y cubrir servicios de electricidad, agua potable y gas.
Oviedo, quien se guía por principios religiosos, comentó que si Dios ha permitido que el proyecto se inaugure, tendrá formas de que continúe.