Los nuevos tramos mortales para los inmigrantes que buscan cruzar la frontera a Estados Unidos
Los hondureños son uno de los grupos más afectados por las rutas
“Eran personas que estaban muertas ahí”, ha dicho un joven migrante luego de pasar por el desierto de Sonora, uno de los tramos más difíciles en el trayecto hacia Estados Unidos, ha reportado el sitio web de noticias Animal Político.
“Si, mijo, eso es lo que pasa en realidad”, le ha respondido al joven Eva Ramírez, representante y fundadora del Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe, con sede en Tegucigalpa, capital de Honduras.
El joven, cuya identidad no ha sido divulgada, logró cruzar la frontera, pero en su trayecto por el desierto vio los cuerpos de otros migrantes que no corrieron con la misma suerte.
Ramírez tiene el duro trabajo de recopilar la información sobre hondureños que desaparecen en México en su intento por llegar a la frontera con Estados Unidos.
El creciente flujo de migrantes hondureños que parten en búsqueda del sueño americano los ha llevado a optar por nuevas rutas, cada vez más peligrosas. Los riesgos de estas nuevas rutas han comenzado a salir ya que entre 2017 y 2019 se han reportado 50 casos de personas desaparecidas en el desierto de Sonora.
La meta después de este trayecto de 96 km es llegar a Sásabe, uno de varios puntos de paso en la frontera.
Sásabe es un pueblo entre lomas en el estado fronterizo de Sonora cuya frontera con Arizona esta separada por una parte del muro. Al otro lado esta el desierto de Arizona, donde las autoridades han recuperado cerca de 2.500 cadáveres desde 2011, pero la organización No Más Muertes ha indicado que esa cifra es solo “un pequeño porcentaje” de las personas que en realidad pierden la vida en el desierto.
La actividad comercial en Sásabe depende en gran parte de los migrantes, los principales compradores de objetos de primera necesidad que se ofrecen en tiendas ubicadas en la zona desértica. Los productos que allí venden también preparan a los migrantes para los peores escenarios que pueden enfrentar en su viaje.
Además de sombreros, bloqueador solar, suero, pomadas y gasas, las tiendas tienen las “pastillas del día siguiente” y condones para las mujeres en caso de que lleguen a ser víctimas de violación puedan pedirle al atacante que se proteja.
“Saben que hay un 50% de posibilidad de que las violen”, ha dicho uno de los comerciantes.
Rubén Figueroa, integrante del Movimiento Migrante Mesoamericano, le ha dicho a Animal Político que hay una tendencia de migrantes que llegan al cruce desértico desde el departamento de Morarán, Honduras.
Figueroa ha indicado que los migrantes que llegan a Sonora provienen de lugares muy remotos ubicados en el norte de Honduras que están sumidos por completo en la pobreza.
Aunque los migrantes hondureños llegan sin ayuda de un “coyote”, o traficante de personas, luego se tienen que someter a reglas, como transportar droga a cambio de que los guíen hasta la frontera con Estados Unidos.
Aún así, muchos no logran llegar allí, las duras condiciones del desierto terminan por pasarles factura.
“Las consecuencias son fatales. También es muy complicado hacer las búsquedas”, ha afirmado Figueroa, cuya organización ha colaborado con la de Eva Ramírez.
Figueroa y Ramírez saben de primera mano lo difícil que notificar a la Cancillería sobre una desaparición y después avisar a las autoridades mexicanas para que se investigue, se encuentre el cuerpo, se identifique y se transporte. Estos procesos pueden tardar años, si es que se llevan a cabo.
Según el medio, el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe ha logrado la identificación y traslado de cinco cuerpos entre 2017 y 2019, y tiene 10 casos más de personas que aparecieron con vida.
Más preocupante aún es la cifra de casos que nunca son reportados. Esa organización y el Movimiento Migrante Mesoamericano han calculado que, por cada desaparecido reportado, hay otros tres que no se reportan jamás.