El Awards: Rafael Arboleda- Presidente de Compulink Technologies Inc.
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Cuando se graduó de la carrera de psicología, Rafael Arboleda no sabía qué hacer con su vida. Su familia estaba tan preocupada que le daban recortes del periódico, y su mamá –casi en tono de reclamo– le pidió que saliera a buscar trabajo.
“Me dijo, ‘Vete a un hospital, a dar clases; hasta el presidente de Estados Unidos trabaja, ¿qué pasa, qué pasa?'”, recordó Arboleda.
Finalmente, luego de un par de empresas que no funcionaron, un trabajo como consejero en una escuela, uno como cazatalentos y otros en el campo de la tecnología, se dio cuenta de que lo que más tenía potencial era este último campo, cuyo apogeo comenzaba allá por los ochentas.
“Empecé con muy poco, en una oficina de 200 pies cuadrados, 3 mil dólares y un teléfono de dos líneas”, dijo.
Arboleda se sentó en su escritorio, tomó algunos de los contactos que conservó de su trabajo anterior y la Sección Amarilla, y se puso a hacer llamadas sin parar. Fue el inicio de lo que hoy es Compulink Technologies Inc., una empresa que ofrece servicios de tecnología informática, seguridad cibernética e infraestructura de redes, entre otros servicios.
“Hacía alrededor de 150 llamadas diarias, luego vi que el negocio empezó a crecer porque era algo que todo el mundo necesitaba para entonces”, dijo Arboleda, quien inmigró de Ecuador cuando tenía 17 años.
Actualmente, la empresa, de la que Arboleda es director general y presidente, tiene alrededor de 25 empleados y presta servicios principalmente a oficinas de gobierno locales y estatales, y en menor medida a federales y al sector privado. A la fecha, ha facturado unos 250 millones de dólares.
En gran medida, Arboleda le atribuye a su madre su espíritu emprendedor. Ella trajo a su familia en busca de una vida mejor y pagó un alto precio por eso. Trabajó cosiendo suéteres, cortando hilos, limpiando oficinas y vendiendo joyas y pantalones.
“Siempre nos decía, ‘No dejes de estudiar porque el estudio es el que te va a llevar lejos”, cuenta Arboleda, que aunque no ejerce la carrera que estudió, cree en el valor de un título universitario.
“Para ser exitoso lo mejor que pueden hacer es educarse”, dice. “Saber los campos [de trabajo], investigar el potencial, a quién se vende [el producto]”.