Buscan frenar violencia en El Bronx con trabajo directo e inversión en las comunidades

Tras una semana bastante violenta, que dejó un total de 14 víctimas, incluido un muerto, en ese condado, líderes y activistas se reunieron para encontrar soluciones a la crisis de armas de fuego y exigieron mayor inversion de la Ciudad en programas de ayuda

Escena criminal marcada por la policía.

Escena criminal marcada por la policía. Crédito: Spencer Platt | Getty Images

Justo cuando la Corte Suprema analiza un caso interpuesto por la Asociación de Pistolas y Rifles del Estado de Nueva York (NYSRPA) contra la Ciudad, por una ley (derogada) que limitaba el porte de armas en la Gran Manzana, El Bronx enfrenta uno de los momentos más preocupantes en materia de violencia armada. Y tras una semana, considerada de las más sangrientas en la historia de ese condado, que dejó 14 víctimas (entre ellos un muerto), en 7 incidentes,   líderes y activistas se juntaron este martes para denunciar que la violencia allí ya llegó a un punto alarmante y tratar de buscar soluciones para frena el derramamiento de sangre.

Durante una reunión con miembros de la comunidad, que tuvo lugar en la calle 152 de El Bronx, el Defensor del Pueblo, Jumaane Williams, hizo un llamado a los diferentes estamentos de la Ciudad para que se muevan en un frente común que rompa el esquema de violencia en ese condado y que de paso haga contrapeso a la postura que sobre el porte de armas ha asumido la Administración federal.

“No podemos aceptar esta violencia como normal. Si bien el Gobierno federal se niega a tomar medidas, debemos trabajar juntos con grupos que hacen el trabajo duro a nivel de la ciudad”, dijo el Defensor del Pueblo, al tiempo que destacó que no se puede aceptar como algo normal la escalada de violencia que está teniendo lugar al norte de la Gran Manzana.
“Hay una ola de tiroteos masivos en curso en nuestras calles: diez personas fueron baleadas en El Bronx en solo ocho horas. Ofrecemos nuestras oraciones por ellos y sus familias, y nos comprometemos a ampliar los recursos y los esfuerzos para combatir la plaga de la violencia armada”, agregó Williams.

Durante la junta, el Defensor del Pueblo hizo duros señalamientos sobre la falta de recursos que se le niegan a programas de lucha contra la violencia desde las comunidades.

“El NYPD tiene un presupuesto de casi $6,000 millones de dólares. Necesitamos al menos lo mismo para financiar los programas que interrumpen la violencia, brindan capacitación laboral y viviendas asequibles”, dijo el funcionario. “Se debe permitir que la policía haga su trabajo, pero necesitamos trabajar juntos con grupos que hacen el trabajo duro en el terreno, a nivel de la ciudad, para salvar vidas”.

El presidente del condado, Rubén Díaz Jr., también se sumó a las voces de preocupación, y aunque reconoció que El Bronx ha tenido momentos peores en materia de violencia, dijo que es necesario no bajar la guardia.

“La violencia armada a nivel general ha disminuido en nuestro condado, cuando se comparan las estadísticas de hoy con nuestros números de hace solo dos años, sin embargo, claramente todavía hay un margen para mejorar”, dijo el líder del Condado de la salsa.
Díaz Jr. agregó que urge que exista un mayor compromiso en la lucha contra la violencia armada, y reconoció que es necesario seguir apoyando a los llamados “interruptores”, que tienen un efecto positivo en el freno de acciones armadas en los vecindarios.

“Necesitamos hacer más para combatir este problema y existen soluciones, pero requieren trabajo y compromiso. Sabemos que trabajar con interruptores de violencia es una forma efectiva de progresar frente a la violencia y desactivar muchas de estas situaciones acaloradas antes de que sea demasiado tarde”, comentó el político destacando precisamente que cuando estos agentes comunitarios intervienen para evitar que hechos violentos escalen a consecuencias lamentables, mejora la seguridad de todos.
Pese a destacar la importancia de esas acciones, el Presidente del condado insistió una vez más en la necesidad de que la Ciudad invierta en iniciativas que cambien el rumbo de muchos jóvenes sin muchas opciones.

“Tenemos que darle a nuestros jóvenes opciones para su educación y su empleo, de modo que tomar una pistola sea lo último en lo que piensen”, dijo Díaz Jr. En muchos casos, la violencia es un síntoma de problemas más profundos dentro de una comunidad, pero no vamos a dejar de trabajar para encontrar una solución hasta que la violencia armada sea cosa del pasado”.

El Centro de Leyes Giffords para Prevenir la Violencia de armas manifestó que es primordial que estamentos como el tribunal supremo no den vía libre a la proliferación de armas que puedan empeorar la violencia en zonas como El Bronx.

“La Corte Suprema no debería intervenir para privarnos de nuestro derecho a vivir de manera segura y promulgar leyes para protegernos de la violencia armada”, aseguró un vocero de esa organización.

Durante la reunión comunitaria, residentes como Gloria Pinilla, quien vive en la calle 149 con Tercera Avenida, se mostraron preocupados por la ola de homicidios que incluyó el asesinato de un joven de 25 años a la salida del bar Krystal & Lounge, en Morris Heights el fin de semana, y pidieron que haya un balance entre las medidas de protección y programas de apoyo.

“A El Bronx siempre lo dejan atrás en todo y solo cuando hay noticias de tantos muertos en una semana vuelven a querer mirarnos, por eso le pido a la Ciudad que no aleja a la policía de aquí, pero también que nos dé recursos para que nuestros jóvenes puedan alejarse del mal camino”, aseguró la madre de familia.

Marisela Santiago, quien lleva viviendo 30 años en El Bronx, confesó sentirse muy alarmada por la oleada de violencia actual, y aprovechó para pedir a la Administración Municipal que vuelque sus ojos hacia El Bronx.

“Hay una relación directa entre educación y seguridad. Si el Gobierno local invierte más en nosotros y en nuestras escuelas, vamos a formar generaciones más sanas y con menores chances de caer en la violencia”, manifestó la boricua, al tiempo que pidió que se destinen más recursos y talleres en programas de formación de interruptores de violencia.

El Centro S.O.S. (Save Our Streets) que trabaja en impulsar interruptores de violencia con conocimiento de primera mano de la vida en las calles y pandillas, ha recalcado la importancia de continuar con un trabajo comunitario conjunto para poner fin a la violencia.

“Nosotros usamos su credibilidad y relaciones para mediar conflictos antes de que se intensifiquen. En asociación con organizaciones locales y líderes religiosos, S.O.S. realiza eventos comunitarios frecuentes junto con respuestas rápidas a tiroteos individuales, enviando el mensaje de que la comunidad no tolerará la violencia”, aseguró esa agremiación. “Estamos movilizando voces locales, incluidos ex pandilleros, y capacitándolos para que pongan fin a la violencia armada. Nuestros programas para jóvenes brindan oportunidades educativas y de liderazgo para jóvenes en riesgo. Nuestro trabajo en la creación de lugares involucra a las comunidades para revitalizar los espacios públicos, promoviendo la resiliencia y seguridad del vecindario”.

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