Cómo Venezuela provocó un escándalo que puso en aprietos al gobierno de España

La vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, hizo escala en Madrid pese a las sanciones que le impiden entrar en territorio de la Unión Europea

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Crédito: Getty Images

En España ya se conoce el asunto como el “caso Ábalos”: una escala aérea que derivó en escándalo político.

Alrededor de la medianoche del pasado sábado, un avión de la compañía de vuelos privados Sky Valet aterrizaba en la terminal ejecutiva del aeropuerto internacional Adolfo Suárez de Madrid.

Hubiera sido uno más de los jets que toman tierra en la capital de España de no ser porque a bordo viajaba Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro y tenida por una de las figuras políticas más poderosas y polémicas de Venezuela.

Rodríguez viajaba de Caracas a Estambul y en su parada madrileña se encontró con José Luis Ábalos, ministro de Transportes español, considerado uno de los dirigentes de la máxima confianza del presidente Pedro Sánchez.

El gobierno español no informó del encuentro entre ambos dirigentes, que solo se conoció después gracias a una información del medio local Voz Pópuli.

Solo entonces, Ábalos admitió haberse visto con Rodríguez, sancionada por la Unión Europea desde Noviembre de 2017 como una de las personas las que Bruselas culpa de haber menoscabado la democracia y el estado de derecho en Venezuela.

Ábalos niega que su encuentro con Rodríguez pueda considerarse una reunión y dijo que acudió al aeropuerto para saludar a Félix Plasencia, ministro de Turismo de Maduro, con el que asegura que mantiene una relación de amistad, y a recordarle a Rodríguez que no podía entrar en territorio español.

Pero sus explicaciones, que ha cambiado varias veces, no han convencido a los principales partidos de la oposición en España, que exigen su dimisión y una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados.

Ábalos.
La oposición española exige la dimisión del ministro que se encontró con Rodríguez en el aeropuerto. Getty Images

Tampoco a Estados Unidos. Tenemos muchas preguntas, que vamos a intentar que responda el gobierno español”, dijo la funcionaria del Departamento de Estado Carrie Filipetti.

“Este tipo de acciones, reunirse con alguien que está sancionado, socavan la política conjunta que Estados Unidos y la Unión Europea han puesto en marcha sobre Venezuela”, señala Filipetti.

La polémica se agravó por la negativa del presidente español a reunirse con el líder opositor venezolano Juan Guaidó, que ese mismo sábado llegó a Madrid en la última etapa de su gira europea.

Qué significan las sanciones europeas y qué hizo España

Las sanciones que el Consejo de la Unión Europea aprobó en noviembre de 2017 establecen que los estados miembros “adoptarán las medidas necesarias” para impedir que las personas sancionadas, como Rodríguez, “entren en su territorio o transiten por él”.

El gobierno español no ha dado explicaciones concretas sobre dónde pasó Rodríguez las horas que duró su escala en Madrid, pero insiste en que la dirigente chavista no atravesó la zona de control de pasaportes por lo que, técnicamente, no llegó a entrar en territorio español.

Sin embargo, el diario El País informó este lunes que Rodríguez abandonó finalmente Madrid en la mañana del domingo en un vuelo comercial con destino a Doha, Qatar, y una información de Voz Pópuli reveló que, para evitar que pasara el control de pasaportes, la Policía española la escoltó por las pistas del aeropuerto hasta que embarcó en este segundo avión.

Pese a que Madrid insiste en que no violó las sanciones europeas, expertos citados en los medios españoles consideran que el trato recibido por Rodríguez supone un claro incumplimiento.

Guaidó y la ministra española de Exteriores.
El gobierno español limitó la visita de Guaidó a un encuentro con la ministra de Exteriores. Getty Images

Qué dijo Guaidó y cómo afectó a su visita

Juan Guaidó aterrizó en Madrid el sábado como parte de su gira internacional.

Pese a que en los medios españoles se calificó como un “desplante” el hecho de que Sánchez no se reuniera con él y delegara para hacerlo en su ministra de Exteriores, Arancha González Laya, el líder de la oposición a Maduro no quiso ahondar en la polémica.

“España es aliada de la democracia, de la libertad. Espero y estoy seguro de que se va a mantener de esa manera. Vamos a seguir insistiendo en trabajar con todos”, fue todo lo que dijo sobre el revuelo formado por el encuentro de Ábalos con Rodríguez, horas antes de participar en Madrid en un mitin con miles de migrantes venezolanos.

Por qué es tan polémica en España la cuestión venezolana

Pero ya antes de la llegada de Guaidó a Madrid, como ya ha sucedido otras veces, la polémica en torno a Venezuela había estallado en la política nacional, dejando en una posición incómoda al presidente Sánchez.

Mientras el gobierno central rebajaba el tono de su visita, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, gobernados por el opositor Partido Popular, lo recibían con honores de jefe de Estado.

La negativa de Sánchez a recibir a Guaidó contrasta con la actitud de otros líderes europeos, como el británico Boris Johnson, el francés Emmanuel Macron o la alemana Angela Merkel, que sí se encontraron con el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.

Pero también contrasta con la actitud que él mismo líder español tenía hace un año.

Manifestación en Madrid.
Miles de migrantes venezolanos mostraron en Madrid su apoyo a Guaidó. Getty Images

Según dijo el propio Ábalos, “Sánchez fue quien animó a que la Unión Europea reconociera a Juan Guaidó como presidente encargado” de Venezuela, siguiendo el ejemplo marcado por Estados Unidos.

Entonces fue el propio Sánchez quien hizo el anuncio del reconocimiento de Guaidó desde el palacio de la Moncloa.

El gobierno de Sánchez también permitió que Leopoldo López, destacado opositor venezolano, se refugiara en la embajada española en Caracas después de que el pasado 30 de abril burlara la prisión domiciliaria que cumplía y protagonizara junto a Guaidó un fallido intento de insurrección contra Maduro.

El gobierno de Sánchez niega que haya cambiado su política respecto a Venezuela. Para muchos observadores, sus aparentes contradicciones obedecen al delicado equilibrio interno de fuerzas que lo sostienen.

Sánchez e Iglesias.
Pedro Sánchez gobierna ahora en coalición con Pablo Iglesias, que ha evitado reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Getty Images

Al contrario que hace un año, Sánchez gobierna ahora en coalición con Unidas Podemos, una formación cuyos dirigentes tuvieron relaciones en el pasado con la Venezuela chavista.

Su líder, Pablo Iglesias, es ahora vicepresidente de Sánchez, y, pese a que el gobierno del que ahora forma parte reconoce a Guaidó como presidente interino de Venezuela, poco antes de la llegada de este a Madrid, se refirió a él tan solo como “un dirigente muy importante de la oposición”.

Iglesias señaló además que había sido la propia oposición venezolana la que le había apartado del cargo de presidente de la Asamblea Nacional, pese a que la cuestionada proclamación como tal de un tránsfuga envuelto en un escándalo de corrupción como sustituto de Guaidó se produjo mientras la Guardia Nacional impedía el acceso de este y de otros diputados al Parlamento.

Zapatero y González
Zapatero y González tienen visiones discrepantes sobre Venezuela. Getty Images

Venezuela suscita opiniones encontradas incluso dentro del propio partido de Sánchez, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En las horas previas a la visita de Guaidó, dos expresidentes socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, expresaron públicamente sus discrepancias.

González, jefe del gobierno español entre 1982 y 1996, emitió un comunicado en el que describió a Guaidó como “único representante legitimado democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela, frente al poder fáctico representado por la tiranía de Maduro”.

Zapatero, presidente entre 2004 y 2012 y uno de los mediadores en la fallida negociación que el gobierno y la oposición de Venezuela mantuvieron entre 2017 y 2018, respaldó la decisión de Sánchez de no recibirlo y se mostró a favor del levantamiento de las sanciones contra el gobierno de Maduro.


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