“Soy un cura católico y estoy casado”
El padre Simon Chinery era un cura anglicano que se unió a la Iglesia católica como un hombre casado, pero es escéptico sobre la posibilidad de que a otros se les permita dejar de cumplir con la obligación del celibato
El padre Simon Chinery está casado desde hace 35 años. Además es un sacerdote católico.
Estoy sentada en el inmaculadamente limpio salón de su casa, donde me explica cómo ocurrieron las cosas.
Luego de pasar años trabajando como científico y, luego, como experto en computación, Chinery se convirtió en sacerdote en la Iglesia de Inglaterra, cuando ya tenía más de 40 años.
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Pero, me cuenta, “a los pocos años de haberme ordenado en la Iglesia de Inglaterra, el papa Benedicto XVI salió con esta oferta”.
La propuesta a la que se refiere es la de permitir que los anglicanos que se sentían incómodos con ciertos temas —como la ordenación de mujeres como sacerdotes— se integraran en la Iglesia católica.
Si lo hacían, se les permitiría conservar algunas de sus tradiciones y liturgias. Un detalle muy importante era que los ministros anglicanos que estaban casados al momento de la conversión podían mantener su estado civil como sacerdotes católicos.
Oferta papal
El 20 de octubre de 2009, el papa Benedicto XVI anunció el establecimiento de una estructura especial dentro de la Iglesia católica para acoger a los anglicanos que quisieran integrarse.
“Mi esposa y yo estábamos celebrando 25 años de matrimonio en Estambul cuando mi hijo nos envío un mensaje que decía ‘conéctate a internet rápido'”, cuenta el padre Simon.
“Vimos las noticias juntos y supe que era algo que tenía que considerar. Luego lo discutimos con nuestros amigos y con el clero”, agrega.
Dos años más tarde, se creó una sección especial en la Iglesia católica, el ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham, al cual se unió Simon.
Le pregunto cómo se sintió su esposa Joan ante la decisión.
“Mi esposa tuvo un gran papel en esta discusión. Yo no me habría ordenado como sacerdote católico sin su consentimiento expreso. Ella tenía que escribirle una carta al santo padre (el papa Benedicto XVI) expresando su acuerdo con la decisión. Todo el proceso de pasar a la Iglesia católica lo hicimos juntos luego de muchas conversaciones y oraciones”, apunta.
El celibato como “patrón para el sacerdocio”
Al hablar con él, me parece que el padre Simon y su esposa son socios igualitarios cuando se trata de tomar decisiones sobre su hogar.
Entonces, le pregunto: ¿por qué el hecho de que las mujeres asumieran posiciones de liderazgo —como el cargo de obispo— le generó tal descontento como para abandonar la Iglesia de Inglaterra?
Insiste en que esa no fue la razón por que se fue, aunque también señala que tiene “importantes dudas sobre si es correcto que las mujeres sean ordenadas, dado que los sacerdotes son como otro Cristo, y Cristo era un varón”.
Más bien, dice, lo impulsó el deseo de ver a la Iglesia reunificada.
“En las décadas de 1970 y 1980 hubo muchas esperanzas de que habría una reunificación entre la Iglesia católica y la Iglesia de Inglaterra“, me cuenta.
“Lamentablemente, durante estos años esas esperanzas no se han cumplido. De hecho, las iglesias se han separado más aún”, apunta.
“Cuando Benedicto nos hizo esa oferta generosa para unirnos (a la Iglesia católica) al tiempo que manteníamos algunas de nuestras tradiciones y prácticas anglicanas, estuve totalmente encantado y acepté con gusto”, agrega.
Pero ¿qué pasa con el tema del celibato?, le pregunto.
“El celibato siempre ha sido visto como el patrón a seguir por los sacerdotes”, señala.
“Cristo era célibe y se dedicó enteramente a su trabajo. Un sacerdote debe colocarse en el lugar de Cristo en el altar y representarlo de la mejor manera”, añade.
Al mismo tiempo, destaca el hecho de que en la tradicional oriental de la Iglesia católica se permite que los sacerdote se casen cuando existen “buenas razones pastorales”.
¿Sacerdotes casados en la Amazonía?
Pero ¿qué piensa el padre Simon de la propuesta de permitir a hombres casados que viven en la Amazonía se puedan ordenar como sacerdotes?
Se trata de una idea que estáabaevaluando el papa Francisco y que al final fue desestimada.
A algunos poblados de esa región solamente llega un sacerdote una vez al año.
Solamente un sacerdote puede consagrar la eucaristía, lo que es una parte clave de la misa, la cual en si misma es una parte vital de la vida espiritual en el catolicismo.
La idea era poder ordenar a hombres que sean muy respetados y preferiblemente miembros de las comunidades indígenas a las que servirían.
Estos hombres podrían tener esposas y familias.
Aquellos que apoyan esta iniciativa que acaba de ser descartada por el Vaticano aseguran que es preferible a la alternativa de que las personas no puedan acudir a misa.
Apoyo al celibato
Simon dice que él recomienda “precaución”.
“El don del celibato es un regalo muy valioso para la Iglesia y yo pensaría que cualquier cosa que se haga que pudiera debilitarlo necesita ser pensada con cuidado”, dice.
“Si la gente cree que si se casan luego tendrán la oportunidad de convertirse en sacerdotes ¿hará eso que los jóvenes (solteros) eviten ser ordenados?”, pregunta.
“Creo que es muy pronto y que esto no se ha pensado lo suficiente”, señala.
“Pero esa es mi opinión. El ordinariato no tiene una posición como tal sobre los sacerdotes casados. No creemos que ese sea nuestro rol. Somos parte de una Iglesia católica que es más grande”.
Le cuestiono si él percibe alguna contradicción entre el arreglo que se hizo para acoger a sacerdotes casados que se encontraban en su misma situación y su postura sobre las propuestas sobre el Amazonas.
“En mi caso y en el caso de aquellos en la Iglesia de occidente siempre ha estado muy claro que lo que se hizo fue una excepción. Sería distinto que esto se convirtiera en la norma”, afirma.
“¿Cuánto tiempo pasaría antes de que otras zonas donde también faltan sacerdotes empezaran a preguntarse: ‘Si está bien para el Amazonas ¿por qué no para nosotros?’ Creo que habría presiones para extenderlo hasta lugares en los que quizá no esté tan justificado”, añade.
Le pregunto si él ve algún tipo de doble rasero en su postura.
“Soy un sacerdote casado, sería tonto por mi parte decir que no hay circunstancias en las que sería apropiado que hombres casados se convirtieran en curas”, dice.
Indica que lo que es importante es “discernir si en lugares como el Amazonas las necesidades son tan apremiantes para sobrepasar la importancia que tiene el celibato“.
“Es una decisión difícil”, añade.
Entonces ¿cree que se ha perdido algo, dada su creencia en el celibato como un regalo?
“Bueno, sí”, afirma.
Pero, agrega, “he tenido la alegría de estar casado y tener una familia, algo que no cambiaría por nada en el mundo”.
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