Exclusiva: Testimonio latinoamericano durante cuarentena por coronavirus en hotel de España

Un venezolano residente en Tenerife (Islas Canarias) está viviendo en primera persona la angustia mundial por el coronavirus. Su esposa española es empleada del hotel donde un turista italiano y su mujer han dado positivos, y desde la madrugada del martes 25 ella recibió el aviso de volver a su lugar de trabajo para quedar en cuarentena, sin fecha clara de salida, dejando atrás su hogar y su familia. He aquí su historia, que es la de miles actualmente alrededor del mundo:

• Martes 25 de febrero de 2020

“A las 5:45 a.m., con olor a café recién hecho, me despertó mi esposa para mostrarme el mensaje que acababa de recibir por el grupo de WhatsApp de su equipo de trabajo. El mensaje o más bien fotografía adjunta mostraba la cabecera de un periódico local y el titular que decía, más o menos: “Decretada cuarentena en hotel de Tenerife Sur”.

Mientras intentaba tranquilizarla y despertarme, se me ocurrió que podría tratarse de una broma pesada de esas muchas que circulan por la red. Así que hice la búsqueda de un titular parecido en dos motores de búsqueda y cuando ella estaba ya vestida y lista para irse al trabajo a las 6 a.m. tuve que confirmarle que la noticia era cierta.

Momento justo para otro café y evaluar la situación. Ambos con más de 15 años de experiencia en el sector hotelero sabemos de la importancia del personal en el dia a dia de los hoteles.

Un complejo hotelero depende de un ejército de personas calificadas para que todo funcione. No asistir al trabajo en una crisis no es una opción, hay que estar ahí para ayudar a los compañeros y para y servir a los clientes.

Sabiendo que se había decretado una cuarentena intuimos que lo más probable era que al ingresar al edificio ella sería parte de ésta. Tomada la decisión lo próximo era hacer una pequeña maleta y presentarse en su lugar de trabajo.

Al llegar a la zona a las 6:45 a.m. una calle antes del hotel se encontró con una barrera policial y sólo al identificarse como trabajadora se le permitió el paso. El estacionamiento estaba tomado por la policía local y ambulancias del Servicio Canario de Salud. No se permitía la entrada o salida de personas al edificio desde la noche anterior, por lo tanto todos los trabajadores que iban llegando se congregaron en la entrada de personal a la espera de instrucciones.

En casa mientras tanto yo estoy intranquilo pensando en que si mi esposa se contagió el domingo o el lunes, mis dos hijos de 24 y 17 años y yo podríamos estar contagiados. Yo estoy de vacaciones, me quedo en casa, a la niña le basta la recomendación de quedarse también en casa por un par de días y al chico le he insisto en que notifique a su empleador. Su jefe decide que vaya a trabajar.

En el hotel a las 9:30 a.m. se les comunicó que al entrar sus jefes de departamento les señalarían las áreas que no debían usar y las tareas que debían cumplir. Antes de entrar se les tomó nota de nombre, departamento, temperatura corporal y un interrogatorio básico de su estado de salud (embarazo, problemas inmunitarios, respiratorios, cirugías o heridas recientes).

Sus jefes les explicaron que el existía un primer grupo de personas que tuvieron contacto estrecho con el primer paciente. El médico italiano que viajó a Tenerife con su esposa y coincidió con otros 8 compatriotas en el minibús que los transportaba hasta el hotel H10 Costa Adeje Palace.

Este primer grupo además se relacionó directamente con ¿cuántos? No lo sé. Supongo que las autoridades reconstruirán, en lo posible, con el paciente, su interacción con otras personas.

Ese grupo de personas se encuentra bajo cuarentena estricta, bajo supervisión médica rutinaria; y el personal del hotel no tendrá contacto directo con ellos. En la puerta de sus habitaciones hay avisos que señalan que los alojados allí están bajo cuarentena estricta.

Un segundo grupo son los clientes restantes y trabajadores presentes.

El personal uniformado y protegido con máscaras y guantes se afana en limpiar zonas de uso común y suplir puestos de trabajo allí donde se necesite. Por ejemplo, la cocina necesitaba gente para limpiar y servir las raciones que llegaban de otros hoteles cercanos de la cadena. Sólo 3 camareros tuvieron que servir la cena a más de 700 clientes y a los de la cuarentena estricta en modo “room service”. Algunos acabaron cenando a la 01:00 a.m. del miércoles.

Antes, a las 5:30 p.m., el Ministro de Sanidad dio una rueda de prensa nacional para informar de los casos de coronavirus detectados en España y esta cuarentena de mil personas en un hotel en Tenerife.

Así se desarrolló el martes, con pausas intermitentes durante el día y una medición de temperatura individual por la tarde, pausa que aprovechó el director del hotel para notificarle al personal que han de permanecer todos allí “unos días” a la espera de la aparición de síntomas de la virosis y la autorización de las autoridades para que ingresen otros trabajadores.

Antes de ir a dormir informo a mi esposa la noticia del día: la esposa del médico italiano ha dado positivo en Covid-19.

• Miércoles 26:

La noticia del contagio de la esposa y ahora de otra pareja que se relacionó con el “paciente cero” aumenta la tensión entre todos los implicados. Hay otra tensión latente en casa y también entre el personal, que parece ahuyentada sólo por el ajetreo del día. Hasta los clientes se solidarizan con el personal y ayudan a completar tareas como ordenar el comedor al retirarse, acercar a la puerta de la habitación las toallas y algunos, del grupo de menos riesgo, hasta dicen no necesitar nada cuando se les ofrece limpiar su habitación.

Se ha convocado a todo el personal que está fuera que debe presentarse a trabajar con normalidad al día siguiente y al final del día ellos se irán a casa. Para los del equipo de trabajo original marcharse es opcional.

Esa tarde permitieron a unos pocos empleados, que no vinieron preparados y viven solos, salir “directo a su casa y volver”. Una colega de mi esposa, vecina del pueblo, es uno de ellos. Eso nos da la oportunidad de enviar, sin acercarnos a ella, una bolsa con un par de piezas de ropa y una petición especial “muchas golosinas”.

Al final del día no hay nuevos casos positivos de las 37 pruebas realizadas hasta el momento al grupo de mayor riesgo. Eso tranquiliza a todos antes de irse a la cama.

• Jueves 27:

“No News Is Good News”: las noticias de la mañana no anuncian nuevos casos positivos y ha llegado la caballería. Los compañeros de trabajo están en la puerta dispuestos a entrar.

Después de la charla preventiva y el registro de temperatura los equipos de trabajo se ocupan de sus tareas sin exponerse al grupo de clientes de riesgo.

Hay 150 huéspedes que tuvieron casi una nula exposición porque llegaron al hotel la noche del lunes 24 por un desvío de vuelos y el martes 25 ya estaban aislados. Esos 150 clientes y los cerca 45 empleados podrán irse al día siguiente (viernes 28): los pasajeros según la disponibilidad de sus vuelos y los empleados según su voluntad.

El grupo de riesgo y los restantes deberán permanecer en cuarentena hasta el 09 de marzo, día en el que se ha anunciado el cierre temporal del hotel. Supongo que para someterlo a una desinfección a fondo, quizás una redecoración y hasta se rumorea que cambiarlo de nombre.

Como dije al principio, no asistir al trabajo para algunos no es una opción.

Mi esposa y sus 10 compañeras decidieron quedarse allí hasta el sábado 29. Volverán a casa seguras de que no tienen síntomas ni portan el virus, y con la satisfacción de haber ayudado en todo lo que podían a los clientes y a sus compañeros.

Además, aunque tienen acceso a la cocina y barra libre en los mini bares de las habitaciones, seguramente para el sábado ya se les habrán acabado sus golosinas favoritas”.

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