Esperó al matrimonio para tener sexo, pero lo que sucedió en la noche de bodas fue sorprendente
El vaginismo es la imposibilidad de tener relaciones sexuales con penetración vaginal y es un problema que afecta gravemente a las mujeres ya que no se habla lo suficiente al respecto
Al crecer en una estricta familia cristiana, Kendra Blair sabía que quería esperar hasta que casarse para perder su virginidad.
Por suerte para ella, encontró muy rápido al hombre de sus sueños y pasó por el altar a la temprana edad de 19 años. Pero llegado el momento, Kendra enfrentó una mezcla de emociones mientras se preparaba para tener relaciones sexuales por primera vez.
No eran solo los nervios, cuando finalmente llegó el momento especial para ella y su esposo, notó que algo no estaba bien y no pudieron tener relaciones sexuales.
Kendra, ahora de 39 años, contó su experiencia en redes sociales y a distintos medios y así lo refleja The Mirror.
“Intentamos tener sexo el día después de nuestra boda, pero simplemente no podíamos. Pensé que estaba nerviosa, porque no sabía qué esperar. Crecí en un hogar conservador cristiano muy estricto y el sexo no era algo de lo que nadie en mi familia hablara.
Pero cuando intenté tener relaciones sexuales, sentí como que había un hueso por dentro. Algo muy rígido que mi esposo no podía atravesar”.
No fue la primera vez que se sintió así. En los siguientes meses trató desesperadamente de tener relaciones sexuales, pero no había forma. Kendra, finalmente, reunió el coraje para hablar con su madre al respecto.
“Ella pensó que tal vez tenía un himen grueso, o que quizás era problema de la piel que rodeaba o cubría parcialmente la abertura vaginal, y que solo necesitaba relajarme realmente”, explica la mujer.
“Mi esposo y yo habíamos sufrido meses de frustración y sabía que había algo más mal, pero todos me decían que me relajara”.
Finalmente, Kendra le confió su situación a la madrastra de su marido, quien la llevó a ver a un ginecólogo.
Aquel examen médico provocó la misma reacción en ella, la ginecóloga no conseguía insertar en ella ningún objeto para revisarla.
“Mi reacción automática fue hiperventilar, cerrar las piernas, retorcerme para alejarme y alejar a la médica diciéndole que no me tocara.
“Me dijo que me relajara y dejara de reaccionar de forma exagerada. No tenía idea de cuál era el problema. Sentí que se estaba burlando de mí”, explica la afectada.
Pasaron cinco años antes de que Kendra reuniera el valor para ver a otro médico, tiempo durante el cual su condición comenzó a afectar su matrimonio.
“Afectó gravemente nuestra relación y terminamos separándonos después de 12 años”, explicó al mencionado medio.
Tuvimos otros problemas, no solo el sexo, así que no nos divorciamos solo por mi problema, que ahora sé que es vaginismo, sino que fue un factor.
Él se frustró mucho porque yo pasé de intentar tener relaciones, era muy doloroso“, relata.
El segundo doctor que vio a Kendra, fue quien diagnosticó que padecía vaginismo. Le aconsejó que usara para estirar y volver a entrenar los músculos vaginales.
“Sentí cierto alivio cuando me dijo lo que tenía, ya que demostró que no estaba loca. También me dijo que no era la única que lo padecía”.
Esta condición afecta no solo físicamente, sino también psicológicamente. Las personas hablan sobre tener relaciones sexuales sin caer en la cuenta que hay gente que no puede, esto hace que las mujeres con vaginismo se sientan realmente fuera de la norma y apartadas.
Lamentablemente, el matrimonio de Kendra terminó en 2012. Después de divorciarse, su vida sentimental fue un desastre, las citas en línea nunca funcionaban bien, hasta que conoció a su novio, Sean Rice, de 38 años.
La pareja, que ahora viven juntos y celebrarán su primer aniversario en mayo. Han conseguido tener sexo con penetración dos veces, según contó Kendra al mencionado medio.
Ella lo atribuye a una combinación de la sensibilidad de Sean y el apoyo que ha recibido de otras mujeres. Su frustración ante lo que padece le llevó a buscar un grupo de apoyo en Facebook que cuenta con más de 2,000 personas, con quienes ha compartido historias se su diagnóstico y tratamiento.
“He ganando confianza gracias, en parte, a esas personas desconocidas que entienden este problema que afecta a algunas mujeres. Me hace sentir menos culpable, porque no es cuestión de no querer tener sexo, sino de no poder”.
Ahora en una misión para crear conciencia sobre el vaginismo, Kendra ha comenzado su propio grupo de apoyo de Facebook.