Los hispanos sabemos sobrevivir
Nos acabamos de enterar que el grupo étnico con el número más alto de muertes en Nueva York somos los hispanos— 34%. Algunos seguimos trabajando, poniendo nuestras vidas en riesgo, corriendo el riesgo de contaminar a nuestras familias. El resto hemos perdido nuestros trabajos y estamos en casa, con miedo, escondiéndonos de la virus Dentro de ese 34% están muchos inmigrantes indocumentados que no van a recibir apoyo de ninguna clase.
Para el presidente Donald Trump y el arquitecto de sus leyes de inmigración Stephen Miller, la imagen de que muramos solos, dentro de nuestras casas, y sin poder tener un duelo propio con nuestra comunidad,es una fantasía, porque nos consideran animales.
Construir un muro es la forma más obvia en la que el gobierno ha trazado una línea entre nosotros y ellos, los civilizados y los salvajes.
Pero consideren esto—somos maravillas de la naturaleza. Escapamos de la muerte, cruzamos océanos, desiertos y montañas, para llegar acá. Somos los trabajadores más duros y mejores en las industrias más duras, y nuestros hijos crecen obsesionados con su amor por nosotros, van a la universidad y se gradúan, nos dedican sus libros. El hombre que tememos tiene motivos para temblar en nuestra presencia. Nadamos contra corrientes brutales cada momento de cada día, pero sus músculos se atrofiaron con un pie en el agua.
Pienso en los animales que han evolucionado para sobrevivir en los climas más inhóspitos del planeta. Las gacelas de arena del desierto de Arabia–cuando hace demasiado calor, sus corazones e hígados se encogen. Sus corazones pueden encogerse hasta en un 20% y sus hígados hasta en un 45%. Con sus órganos vitales encogidos, su respiración puede disminuir, y cuando respiran menos, hay menos posibilidades de que el agua se evapore.
Pienso en los cactus, que tienen espinas pero no hojas, y las espinas les protege de los depredadores. Pienso en los camellos, que tienen las pieles más gruesas en la parte superior de sus cuerpos para protegerlos de los rayos del sol.
Pienso en los buitres de pavo que se orinan sobre sí mismos, así que cuando el agua se evapora de sus patas, el calor deja sus cuerpos y se refrescan. Estos animales nacieron para sobrevivir. Sobrevivir es su trabajo: gastar solo la energía suficiente, preservar solo cantidad suficiente de agua para vivir un dia mas.
Muchos de nosotros hemos cruzado estos mismos desiertos con estas criaturas que saben cómo prosperar en las circunstancias más difíciles del mundo y nosotros, los inmigrantes indocumentados, también sabemos cómo sobrevivir. Está en nuestra sangre.
El mundo entero está con miedo. Pero nos tememos los unos a los otros. Y nos temenos a nosotros mismos. Tomen las precauciones necesarias, lavense las manos, cúbranse las bocas, vayan al hospital si se sienten mal—recuerden que el gobernador Cuomo expandió Medicaid de emergencia para cubrir tratamiento a nuestras familias. Pero más que nada, confíen que nuestra gente va a sobrevivir este desastre de la naturaleza, porque somos maravillas de la naturaleza, y si sabemos una cosa es esto: sabemos sobrevivir.
-Karla Cornejo Villavicencio es una escritora y periodista. Ha escrito sobre inmigración, música, belleza y enfermedades mentales para The New York Times, The Atlantic, The New Republic, Glamour, Elle, Vogue, n + 1 y The New Inquiry, entre otros. Ella vive en New Haven con su pareja y su perro.