La carta que reveló un acuerdo secreto de $1 millón de dólares para conseguir equipo médico en medio de la pandemia
Los esfuerzos de un ejecutivo de un hospital de Massachusetts para conseguir máscaras N95 en medio de la escasez, terminaron con la visita inesperada de dos agentes del FBI
Una carta publicada en la revista New England Journal of Medicine detalló la manera en que un grupo de trabajadores de la salud obtuvieron suministros médicos durante la pandemia del coronavirus y evitaron su incautación por parte del gobierno federal.
La carta se titula “En busca del PPE“. Las siglas significan equipo de protección personal, la misiva profundiza en los esfuerzos que un ejecutivo de un hospital de Massachusetts hizo para conseguir equipos de protección personal como mascarillas y respiradores N95 en un acuerdo que implicó una transferencia de un millón de dólares y un encuentro con agentes del FBI.
El intercambio tenía todas las características de una película de tráfico de drogas, un cargamento secreto sería entregado en un almacén a un grupo de personas después de asegurar que la mercancía era auténtica.
La carta refleja la desesperación que algunos hospitales están haciendo para conseguir los equipos necesarios para sus trabajadores de salud durante la pandemia de COVID-19.
Andrew Artenstein, el jefe médico del hospital Bayside Health en Springfield, Massachusetts, escribió que los empleados “se habían adaptado a una normalidad. Seguimos estancados por la falta de equipo de protección personal y el equipo no parece llegar”.
Un integrante del equipo médico le dijo que estaría por llegar un gran cargamento de máscaras N95 fabricadas en China. El equipo recibió una muestra de los suministros, aunque estaban preocupados por la calidad del resto del cargamento.
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El hospital tenía pocas opciones, el equipo médico decidió aceptar el trato pagando cinco veces más el precio de las mascarillas y suplementos médicos. Para evitar la detección y la incautación del material, acordaron recibir el cargamento en un aeropuerto fuera del estado.
Dos camiones con remolques que habitualmente son utilizados como vehículos de servicios de alimentos serían los encargados de transportar el material hasta el hospital.
Tres integrantes del equipo administrativo del hospital decidieron que cuando los camiones estuvieran cargados tomarían distintas rutas para regresar a Massachusetts y minimizar la posibilidad de que los vehículos fueran detenidos por su contenido, según contó Los Ángeles Times.
Artenstein describe en la carta que unas horas antes de recibir el cargamento les dijo al equipo de la cadena de suministro que esperaba solo una cuarta parte del pedido original.
“Cuando llegamos, nos alegró ver las mascarillas respiratorias N95. Abrimos varias cajas examinando su contenido y esperamos que esta muestra aleatoria fuera representativa de todo el cargamento”, dice la carta.
Fue justo cuando dos agentes del FBI aparecieron antes de completar la transferencia. Interrogaron a Artenstein y le preguntaron si el equipo medico adquirido sería revendido en el mercado negro. La respuesta fue “no”, Artenstein les dijo que el equipo se dirigía a los hospitales.
“Después de describir las necesidades urgentes de nuestro sistema de salud, los agentes dejaron que las cajas de los equipos fueran liberadas y cargadas en cada uno de los camiones“, escribió el ejecutivo del hospital a quien le sorprendió saber que el Departamento de Seguridad Nacional aprobó redirigir el cargamento de PPE.
Artenstein confesó que estaba nervioso y preocupado por el viaje de regreso hasta hasta que le informaron por teléfono que el cargamento había llegado al hospital.
Quizás la experiencia que vivió Artenstein puede parecer una escena de una película de acción, “pero se trataba de la desafortunada realidad a la que nos enfrentamos en la época del COVID-19“, escribió el jefe del hospital.
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La falta de equipos de protección personal ha sido una de las mayores amenazas en Estados Unidos en la lucha contra la pandemia. La administración del presidente Donald Trump ha dejado que la adquisición de los equipos médicos esté en manos de cada uno de los estados, provocando una lucha interna por obtener suministros limitados y elevando el precio de los productos médicos.
En la carta Artenstein concluye que las circunstancias que los hospitales están viviendo “son alucinantes”.
¿Preveía yo como líder de un sistema de salud que trabaja en un país rico y altamente desarrollado en ciencia y tecnología de vanguardia con un talento increíble que mi organización se enfrentara alguna vez un caso como este?, por supuesto que no”, escribió Artenstein.
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