Qué es la “neumonía silenciosa” y por qué dificulta el diagnóstico de casos graves de COVID-19
Expertos advierten de casos de pacientes con neumonía avanzada y baja saturación de oxígeno en sangre, pero que no muestran molestias ni dificultad para respirar. Cuando finalmente tienen problemas para respirar, ya es demasiado tarde
El doctor Richard Levitan notó algo extraño cuando trató a pacientes con COVID-19 en el Hospital Bellevue, en Nueva York.
Muchos de ellos, a pesar de tener neumonía y oxigenación de la sangre por debajo de lo normal, no tenían problemas para respirar, lo cual es inusual en pacientes con estas afecciones.
El diario The New York Times informa de varios casos de pacientes hospitalizados por otros motivos, como accidentes o víctimas de apuñalamiento, en los que solo se descubrió que tenían COVID-19 después de realizar tomografías computarizadas o radiografías para verificar daño en los órganos internos.
“Y esto es lo que realmente nos sorprendió: estos pacientes no informaron de ningún problema de respiración, a pesar de que las radiografías de tórax mostraban neumonía avanzada y el oxígeno estaba por debajo de lo normal. ¿Cómo podría ser posible?”.
“Naturaleza traicionera”
El médico descubrió que el COVID-19 tiene una peculiaridad peligrosa.
“Estamos comenzando a reconocer que la neumonía covid-19 inicialmente causa la privación de oxígeno que llamamos ‘hipoxia silenciosa’. ‘Silenciosa’ debido a su naturaleza traicionera, que es difícil de detectar”, dice Levitan.
El médico explica que, en la emergencia del hospital, los pacientes en estado grave son intubados por varias razones.
“Sin embargo, en mis 30 años de experiencia, la mayoría de los pacientes que necesitan intubación de emergencia están en estado de shock con un estado mental alterado y tienen dificultades para respirar. Muchos están inconscientes o utilizan todos los músculos que tienen para respirar”, pero en el caso de la neumonía por COVID-19, “es diferente”.
La mayoría de los pacientes que trató tenían una saturación de oxígeno en sangre muy baja, “prácticamente incompatible con la vida”, pero “hablaban por sus teléfonos celulares”, describe Levitan.
“A pesar de su respiración rápida, no parecían estar afectados, aunque sí tenían peligrosos niveles bajos de oxígeno y la neumonía avanzada en las radiografías”.
Una “combinación casi nunca vista”
La doctora Clarisse Melo tuvo una experiencia muy similar al atender a pacientes con COVID-19 en un hospital privado en Río de Janeiro.
“Muchos tienen una saturación muy baja (de oxígeno), pero hablan con la familia por sus teléfonos celulares”, describe.
“Se enojan conmigo cuando digo que tienen que ir a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Tengo que mostrar las pruebas para convencer a la persona de que lo que necesitan es recibir oxígeno“, cuenta la doctora.
La situación es tan recurrente que la dejó a ella y a varios colegas intrigados y se convirtió en un tema recurrente en las conversaciones sobre pacientes con coronavirus.
“Esto no es común en las personas que tienen neumonía, pero todos los médicos con los que trabajo han visto pacientes con hipoxia y falta de aliento. Fue unánime”, dice.
También afirma que ha visto a varias personas que buscan atención solo cuando ya tienen una insuficiencia respiratoria grave.
“Seguimos preguntándonos, ‘¿Cómo llegó la persona a este punto? ¿Cómo no se dio cuenta de la falta de aliento y fue al hospital ya en una condición tan crítica?'”.
En la búsqueda de respuestas
La doctora encontró un estudio dirigido por el anestesiólogo Luciano Gattinoni, de la Universidad de Gotinga, en Alemania, que apunta a la hipoxia silenciosa como una condición común entre los pacientes analizados de COVID-19.
Al menos el 50% de los 150 pacientes en el estudio tenían baja oxigenación en sangre, pero pulmones con un nivel de cumplimiento casi normal, como se llama la capacidad del órgano para expandirse.
“Esta combinación casi nunca se ve en un síndrome respiratorio agudo severo“, dice Gattoni.
Pero es algo que, en la primera línea de la lucha contra la pandemia, “todos están observando, todos los días”, dice el neumólogo Paulo Teixeira, profesor de la Universidad Federal de Ciencias de la Salud en Porto Alegre, Brasil.
“La mayoría de los pacientes infectados estarán bien en dos o tres semanas, pero otros progresarán a condiciones graves, y algunos tienen esta neumonía silenciosa”.
“Vemos tomografías computarizadas aterradoras, con un pulmón muy comprometido, la persona tiene una saturación de oxígeno muy baja, pero se lo ve muy bien“, detalla Teixeira.
¿Por qué sucede esto?
Richard Levitan dice en su artículo que los médicos y científicos apenas comienzan a entender por qué esto es así.
Una posible explicación señalada por él es que el coronavirus ataca a las células pulmonares que producen tensioactivos, que son sustancias que ayudan a los alvéolos a permanecer abiertos entre las respiraciones y que son esenciales para que el pulmón funcione normalmente.
“Pero los pulmones inicialmente no están rígidos ni llenos de líquidos. Esto significa que el paciente puede expulsar dióxido de carbono y, sin la acumulación de dióxido de carbono, los pacientes no experimentan falta de aire”, escribe Levitan.
El médico dice que los pacientes intentan compensar la baja oxigenación respirando más rápido y profundo, sin darse cuenta de que lo están haciendo. Esto causa más daño pulmonar, que puede conducir a insuficiencia respiratoria aguda y ser letal.
“La rápida progresión de la hipoxia silenciosa a la insuficiencia respiratoria explica los casos de pacientes con COVID-19 que mueren repentinamente, sin siquiera sentirse sin aliento”, explica el médico.
Sin embargo, Jaques Sztajnbok, médico supervisor de la unidad de cuidados intensivos del Instituto de Infectología Emílio Ribas de Brasil dice que la hipoxia silenciosa no es una característica particular y única de COVID-19.
“No es algo nuevo, vemos que sucede con pacientes que tienen otras enfermedades“, afirma.
Sztajnbok también explica que cada persona tiene una tolerancia específica a la baja oxigenación en la sangre, de acuerdo con sus características fisiológicas y capacidad física, por ejemplo.
“Algunos pacientes llegan con baja oxigenación, pero no tienen problemas para respirar. Pero varios informan sobre algunas dificultades respiratorias. Una explicación para esta diferencia puede ser la tolerancia individual a la hipoxia”, dice Sztajnbok.
El médico también señala que algunas necropsias de personas que murieron a causa del coronavirus indican que hubo trombosis en los vasos pulmonares, es decir, se formaron coágulos que obstruyeron el paso de la sangre.
Esta puede ser la razón de la baja oxigenación de la sangre en pacientes que no experimentan dificultad para respirar.
“Para que el pulmón funcione es necesario respirar, pero también para que la sangre llegue a los alvéolos para intercambiar gases. El pulmón puede funcionar bien, pero si la sangre no llega a donde debería, el intercambio no ocurre correctamente”, dice Sztajnbok.
Teixeira señala estudios científicos que apuntan en esta dirección y que indican, por ejemplo, que los pacientes con covid-19 tienen un alto nivel de una sustancia conocida como dímero D, que es producida por el cuerpo para tratar de romper los coágulos.
“El nuevo coronavirus causa mucha trombosis. Estamos usando anticoagulantes con estos pacientes, porque la literatura científica publicada hasta ahora señala que su oxigenación mejora de esta manera”, asegura Teixeira.
Una advertencia temprana para la neumonía COVID-19
Richard Levitan defiende en el artículo el uso de oxímetros para identificar la neumonía causada por COVID-19 antes de que aparezcan problemas respiratorios.
Este dispositivo parece una pinza para la ropa y se coloca en un dedo para medir la saturación de oxígeno en la sangre y la frecuencia cardíaca.
Levitan dice que son tan simples de usar como un termómetro, son “extremadamente confiables” y pueden dar una alerta temprana de neumonía por COVID-19.
El médico argumenta que cualquier persona que tenga síntomas compatibles con los de COVID-19 use el dispositivo durante dos semanas, durante las cuales se desarrolla la enfermedad, con monitoreo médico.
Esto puede evitar que muchas personas lleguen a hospitales en estado crítico y que deban ser intubadas.
Levitan afirma que el oxímetro puede prevenir muertes.
El uso más amplio de este dispositivo sería “ideal”, opina Sztajnbok, pero es “imposible” hacerlo en la práctica.
Uno de los obstáculos es el precio del dispositivo, que cuesta entre $40 y $50 dólares en tiendas en internet.
También Teixeira cree que usar uno puede ser “muy importante”.
“Hemos controlado la saturación de pacientes en sus hogares de esta manera”, dice el neumólogo.
Si una persona no puede comprar el dispositivo, Teixeira dice que debe ir al hospital si tiene dificultad para respirar, e incluso sin fiebre, porque del 30% al 40% de las personas con COVID-19 no tiene este síntoma.
Sztajnbok enfatiza que deben seguirse las recomendaciones hechas hasta ahora sobre qué hacer cuando se tienen síntomas compatibles con los de COVID-19.
“Busque un hospital si tiene dificultad para respirar, tiene una frecuencia respiratoria aumentada persistente o si se siente cansado cuando realiza actividades que normalmente no le cansarían”.
El médico también dice que la hipoxia silenciosa debería estudiarse mejor, y que “no es motivo de pánico”.
“El riesgo es llenar las salas de emergencia con personas que piensan que tienen neumonía sin tener ningún síntoma”.
“Quien necesite ser atendido no podrá hacerlo, y la persona que acudió allí innecesariamente podría regresar a su hogar infectada con el coronavirus”, avisa.
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