Ciudad de NY necesita vales de emergencia para alimentos
En la ciudad más rica del mundo, más de un millón de residentes sufren de inseguridad alimentaria a diario y estas cifras solo se han disparado en esta pandemia. Como resultado, obligados a elegir entre pagar el alquiler, los servicios públicos o sus facturas médicas, más de un millón de neoyorquinos luchan por comprar alimentos y dependen de los proveedores de alimentos de emergencia. Esta elección se está volviendo más difícil ya que el COVID-19 ha creado las mayores pérdidas de empleos que hemos visto en la Ciudad de Nueva York desde la Gran Depresión. Uno de cada tres padres en NYC ya está reduciendo la comida para sus hijos, según un estudio reciente de Hunger Free America.
¿Quiénes están entre los que no tienen alivio? Los inmigrantes indocumentados, los estudiantes universitarios y los adultos solteros sin dependientes. Estos grupos tienen limitaciones para recibir los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP en inglés), el programa federal más grande de asistencia nutricional, que brinda a las personas elegibles de bajos ingresos beneficios mensuales para comprar alimentos en tiendas que califican.
Por diseño legislativo, los inmigrantes indocumentados no califican para SNAP debido a su estatus de ciudadanía; los adultos solteros sin dependientes (lo que incluye a muchos estudiantes universitarios a tiempo parcial) generalmente están sujetos a un límite de tiempo de beneficios que ha sido eliminado temporalmente. Mientras tanto, los estudiantes universitarios a tiempo completo que no son elegibles por ingresos debido a su estatus como dependientes, deben cumplir con los requisitos draconianos establecidos por el Departamento Federal de Agricultura. Muchas personas que entran en estas categorías tampoco son elegibles para los Pagos por Impacto Económico, también conocidos como “cheques federales de estímulo”, que se distribuyeron como parte de la Ley CARES.
La Ciudad de Nueva York podría ser líder en abordar estas brechas. Para remediar estas fallas, el alcalde y el Concejo Municipal deben trabajar juntos para establecer un Programa de Vales de Emergencia para Alimentos (Emergency Food Vouchers, EFV, en inglés). Específicamente, este programa EFV ofrecería poder de compra de alimentos a las personas que no son elegibles para los beneficios de SNAP debido a su ciudadanía, ser estudiante o situación familiar.
Antes de la pandemia, muchas personas que caían en estas categorías ya estaban lidiando con la inseguridad alimentaria. Por ejemplo, la tasa de inseguridad alimentaria entre los estudiantes de CUNY es del 21%, y los expertos en alimentos estiman que este índice es del 31% para los inmigrantes indocumentados. La crisis del COVID-19 ha exacerbado la inseguridad alimentaria para estos grupos demográficos, sin embargo, no tienen acceso al poder de compra de alimentos a través de SNAP. Con este fin, el programa EFV proporcionaría beneficios equivalentes a los que reciben actualmente los paerticipantes de SNAP. Juntos, los beneficios de SNAP y EFV garantizarían que todos los neoyorquinos tengan los recursos monetarios para comprar alimentos durante estos tiempos difíciles.
El programa EFV también aliviaría a las organizaciones de alimentos de emergencia, como las despensas de alimentos, que son organizaciones benéficas que nunca fueron destinadas a ser utilizadas como fuentes principales de alimentos, y dependen en gran medida de los voluntarios para operar. Al desviar a las personas de las despensas de alimentos y hacia los supermercados, el gobierno de la Ciudad impulsaría simultáneamente el consumismo nutricional y apoyaría a las pequeñas empresas locales. Estos vales también ayudarían a los destinatarios a diversificar las opciones de alimentos, les darían una mayor flexibilidad para comprar alimentos culturalmente relevantes, y eliminarían las incertidumbres y el estrés que sufren las personas que determinan dónde y cuándo obtendrán alimentos a diario.
Reconocemos el liderazgo de la Ciudad, como lo demuestró la designación por el alcalde de un “zar alimentario” y el establecimiento de un fondo de $25 millones para apoyar a los proveedores de alimentos de emergencia en las líneas delanteras de ayuda. Si bien es significativo, se debe hacer más para proporcionar poder de compra inmediata de alimentos a los neoyorquinos que lo necesitan. En marzo, la ciudad de Seattle desplegó $5 millones para vales de comestibles para ayudar a las familias afectadas por la pandemia del COVID-19; La Ciudad de Nueva York tiene el poder de implementar un programa similar centrado en aquellos que quedan fuera de la ayuda federal.
Si bien también debemos continuar abogando por que el gobierno federal aumente el nivel de beneficios de SNAP para aquellos que ya son elegibles, no tenemos que esperar para abordar la inseguridad alimentaria entre aquellos excluidos por SNAP. Los impactos del COVID-19 hasta ahora deben ser nuestro llamado a la atención; Ya no podemos depender de la caridad para eliminar la inseguridad alimentaria.
-Ángeles es directora de programas de acceso a alimentos y defensa de la equidad educativa en United Way of New York City. Abreu es abogado de derechos de los inquilinos que representa a familias de bajos ingresos del Norte de Manhattan, en el Tribunal de Vivienda
Esta Columna se publicó originalmente en el New York Daily News.