Crisis del coronavirus dispara el consumo de alcohol entre los neoyorquinos
El gobernador Cuomo asegura que la ansiedad, el estrés y la depresión que genera la pandemia, ha hecho que más personas busquen refugio en el licor, algo que latinos del área confirman con sus testimonios
El consumo de alcohol ha aumentado en los últimos dos meses en los hogares neoyorquinos, debido a la crisis que ha generado la pandemia del COVID-19, y que ha rodado como una gran bola de nieve que está afectando a las personas a nivel emocional, mental, laboral y financiero.
Así lo denunció desde Albany el gobernador Andrew Cuomo, quien mencionó con mucha preocupación que la ansiedad y el estrés que se han apoderado de los neoyorquinos desde la llegada del llamado “enemigo silencioso” (el virus), ha hecho que más personas recurran al licor. Con casi 400,000 contagios y más de 21,000 muertes hasta el momento, Nueva York ha sufrido de primera mano los embates del coronavirus.
“La gente tiene ansiedad, depresión, insomnio, soledad y sensación de aislamiento, y estamos viendo aumentar el uso de drogas. Estamos viendo aumentar el consumo de alcohol”, dijo el mandatario estatal, quien describió esta problemática como una consecuencia directa de lo abrumados que se sienten los neoyorquinos.
A pesar de su denuncia, el Estado no proporcionó las estadísticas de consumo de alcohol en medio de la pandemia, pues afirman que todavía no las han recolectado.
El Departamento de Salud de la Ciudad (DOHMH) también indicó que todavía no tienen esos datos ni el número de visitas a salas de emergencia por problemas relacionados, pero sí comparte la premisa estatal y presume que el impacto emocional de la pandemia sí está elevando los niveles de alcoholismo y la práctica de beber licor.
“Eventos estresantes como la actual pandemia del COVID-19, pueden cambiar la forma en que las personas consumen alcohol. Las personas pueden estar bebiendo alcohol con mayor frecuencia y en mayor cantidad para lidiar con el estrés, la ansiedad, el aburrimiento y el aislamiento durante la pandemia”, aseguró Pedro Frisneda, vocero del DOHMH.
El funcionario reveló que ante la preocupación que esto generar entre las autoridades de Salud, se emitió una lista de estrategias de consumo consciente de alcohol para ayudar a establecer límites que permitan el uso de bebidas de manera más saludable.
“No creo que me haya vuelto alcohólico”
Y poniéndole rostro a esta realiadad, a 155 millas de la capital del estado, en pleno corazón de Queens, en Corona, más exactamente en la calle 106, entre las avenidas Roosevelt y 37, José Conde, de 27 años confiesa que el alcohol se ha vuelto su mejor compañero.
El mexicano asegura que desde el pasado 18 de marzo, cuando trabajó por última vez en el restaurante de Manhattan en el que ha sido cocinero desde el 2014, se ha “empinado más botellas” que de costumbre.
“Yo la verdad, siempre me ha gustado el chupe (tomar), pero antes lo hacía de vez en cuando con los compañeros del trabajo y ahora no perdono día… Y los viernes y sábados le doy parejo”, asegura el inmigrante, quien niega estar teniendo un problema con el alcohol y explica el aumento en el consumo al aburrimiento del encierro y la angustia de la incertidumbre.
“Yo no creo que me haya vuelto alcohólico, lo que pasa es que sin nada que hacer, sin trabajo y con muchas preocupaciones, pues además de ver Netflix todas las noches, pues para aguantar el trasnocho nos bajamos par de botellas con los colombianos que viven conmigo en el apartamento”, confiesa el joven, quien no recibe ningún tipo de ingreso y afirma tener un padrino de farra.
“Lo bueno es que uno de los roomates que sí recibe seguro de desempleo, porque tiene papeles, es el que compra las chelas, el tequila y el aguardiente y la pasamos chido, oyendo música hasta que nos agarra el sueño como a las 7:00 de la mañana todos los días”, agrega el mexicano, negando que lleguen al punto de la borrachera.
A 20 minutos de allí, en Astoria, el peruano Julio Céspedes, también dice ser otro de los latinos que ha aumentado sus “dosis de alcohol” desde que empezó la pandemia.
“No es que me haya vuelto borracho ni mucho menos, pero en la casa ya no hay nada que hacer, entonces con los patas (amigos) con los que vivo nos ponemos a tomar para que se pase el tiempo más rápido”, dice el joven de 29 años, quien desde que cerró la panadería donde trabajaba hacía tres años, se quedó sin ingresos. “No es que me esté volviendo loco ni nada, pero hay días en que me agarra mucho pánico y el licor como que me calma. Para mi ha sido como mi escape para huír de esta pesadilla. Los solo números de muertos me ponen mal y tomar como que me hipnotiza”.
Angustia y estrés = más alcohol
Y el propio Gobernador afirmó que entiende la situación de aquellos que como Conde y Céspedes admiten que la angustia y el estrés han sido los disparadores hacia el alcohol.
“Esta no es una situación sostenible: el cierre de todo, el cierre de la economía, estar encerrados en el hogar. Eso es algo que uno puede hacer por un corto período de tiempo, pero no se puede aguantar para siempre”, admitió el político, quien aunque no reveló datos específicos del incremento que se ha registrado en el consumo de alcohol, hizo un llamado a quienes están teniendo problemas con la bebida a que busquen ayuda.
“Este es un problema crónico. Si siente estos problemas, queremos decirles que no estás solo”, agregó Cuomo. El Gobernador invitó a los habitantes del estado y de la Gran Manzana a no subestimar los efectos del estrés y advirtió que “pueden y deben pedir ayuda” llamado al 844-863-9314 o consultando el sitio web omh.ny.gov.
“La gente no debe ser tímida de ninguna manera ni tener dudas sobre pedir auxilio”, dijo Cuomo. “Es un problema generalizado, y las personas deben hacer una llamada y obtener la ayuda si la necesitan”.
Asimismo, la Oficina de Servicios y Apoyos de Adicciones del Estado (OASAS), que lidia con ayuda a personas con problemas de sustancias y de alcohol, aseguró que reconocen las posibles consecuencias del aislamiento durante la pandemia como un factor que activa la posibilidad de un mayor consumo de alcohol.
Al mismo tiempo, esa agencia advirtió que a pesar del cierre de muchos negocios y oficinas en Nueva York, los programas de apoyo a personas con problemas de alcohol siguen activos.
“El aislamiento se considera uno de los factores de riesgo para desarrollar un trastorno por uso de sustancias. Para combatir este y otros factores de riesgo, todos los proveedores de OASAS permanecen abiertos durante la pandemia, y estamos comprometidos a garantizar que todos nuestros servicios permanezcan disponibles para cualquier persona que lo necesite”, dijo Evan Frost, vocero de OASAS.
El presidente del Concejo Municipal Corey Johnson, también confirmó el incremento en el uso del alcohol en medio de la crisis del COVID-19 y mencionó que la Ciudad debe proveer los recursos necesarios para hacerle frente a esta problemática.
“Continuamos extremadamente preocupados por el aumento del alcoholismo y el trastorno por consumo de sustancias entre los neoyorquinos que experimentan ansiedad, miedo y estrés, y que están confinados en el hogar, debido a esta pandemia”, dijo el jefe del organismo legislativo. “Debemos hacer todo lo posible para abordar este creciente desafío y ser creativos para proporcionar recursos a los necesitados”.
Y habiendo experimentado en carne propia los dolores del alcoholismo, Gregorio A, miembro del grupo de alcohólicos “Jóvenes Manhattan”, de Harlem, que trabaja teniendo la mano mayormente a latinos afectados por el consumo de licor, reconoció que el estrés y los efectos emocionales de la pandemia sí están siendo un un detonante peligroso para aumentar el consumo de bebidas.
“Ahorita hay gente que está desempleada, hay mucha gente que por lo mismo se sienten estresados de no encontrar un trabajo, de no poder pagar sus ‘biles’ ni sus cuartos o muchos pensando que no van a tener donde vivir y por lo mismo caen en alcohol, viéndolo como alivio, pero sin embargo lo único que terminan haciendo es que destruyen sus vidas”, dijo el joven, advirtiendo que su organización sigue ofreciendo apoyo, al menos telefónico a quienes deseen pedir ayuda.
“Aunque ahora las cosas están cerradas, tratamos de ayudarnos entre nosotros y si alguien se pone en contacto con nosotros o un familiar, miramos como podemos ayudarlos, pues hay que entender que el alcoholismo es una enfermedad”, agregó el miembro de Jóvenes Manhattan, quien tras estar en lo que según dijo fue “el infierno” del alcoholismo, pidió a quienes buscan un escape en el licor, no caer en la trampa.
“Le digo a la gente que no se desesperen, que tengan fe y crean en Dios. Sabemos que la pandemia es una enfermedad para la que nunca estuvimos preparados, fue algo que nos llegó así nada más, pero en vez de refugiarnos en el alcohol, debemos ver esto como una prueba para reflexionar y analizar”, dijo Gregorio. “El problema es que cuando estamos bebiendo, celebramos por todo y por nada, pero el alcohol nos puede llevar a la destrucción y más en estos momentos tan difíciles”.
¿Dónde pedir ayuda?
- Si estás teniendo problema con el manejo del alcohol o hay algún familiar en esa situación, puedes llamar a la línea: 1-877-8-HOPENY (1-877-8467639) y pedir hablar en español.
- Puedes enviar un mensaje de texto al: 467369.
- La antigua oficina de servicios de Alcoholismo y abuso de sustancias, hoy conocida como OASAS (Oficina de servicios y apoyo a adicciones), ofrece ayuda también a través de su sitio online sobre prevención, tratamientos y recuperación del alcoholismo. Visita este sitio web para más información: (https://oasas.ny.gov/contact-us).
- Alcohólicos Anónimos ofrece reuniones periódicas en línea también. Visita este sitio: https://www.aa.org/pages/en_US/options-for-meeting-online.
- El Estado de Nueva York tiene una línea directa gratuita y confidencial de apoyo emocional. Llama al (1-844-863-9314).
- SAMHSA tiene una línea de ayuda nacional de servicio de referencia de tratamiento (1-800-662-HELP (4357)), que es confidencialy gratuita, y funciona las 24 horas del día.
- Los neoyorquinos también pueden utilizar el programa NYC Well de la ciudad, llamando al 1-888-NYC-WELL o enviando un mensaje de texto al 65173.
- Para obtener asistencia local llame al 888-NYC-WELL (888-692-9355) o chatee en línea visitando nyc.gov/nycwell.
- Friends of Recovery New York proporciona enlaces a una variedad de organizaciones que ofrecen grupos de apoyo en línea y recursos para individuos y familias. Visite el sitio: for-ny.org/get-help.
- Para recibir apoyo del grupo de Alcoholismo de Jóvenes Manhattan, puede llamar al Teléfono: (347) 640-8444
Plan de estrategias de la Ciudad para controlar el consumo de alcohol:
- Tome nota de cuánto bebe y cuándo y dónde bebe más.
- Si bebe alcohol para lidiar con el estrés, intente encontrar otras formas de aliviar el estrés que no impliquen alcohol.
- Planifique con anticipación. Establezca una meta para la cantidad de bebidas que desea tomar en un día y anótelo.
- Es posible que esté comprando grandes cantidades de alcohol para evitar viajes frecuentes a la tienda. Tenga en cuenta cómo esto afecta la cantidad que bebe.
- Separe sus bebidas con tiempo y beba bebidas no alcohólicas, como agua mineral o agua, entre bebidas alcohólicas. Las bebidas no alcohólicas ayudan a contrarrestar los efectos deshidratantes del alcohol y pueden disminuir la absorción de alcohol de su cuerpo.
- Coma mientras bebe. Los alimentos pueden disminuir la absorción de alcohol de su cuerpo y reducir el riesgo de irritación digestiva al día siguiente.
- Participe en actividades que no se centren en beber alcohol.
- Si no puede incorporar estrategias de consumo consciente de alcohol en su vida o siente que su consumo de alcohol está afectando negativamente su vida, busque ayuda disponible.