Cuáles son los síntomas del trastorno ansioso-depresivo
La ansiedad y la depresión pueden confluir en circunstancias particulares
La depresión y la ansiedad son dos trastornos distintos, pero hay una instancia en que los dos pueden coexistir y representar un único problema. Este es el trastorno ansioso-depresivo, que detallaremos a continuación.
El trastorno ansioso-depresivo
Según un artículo de la Clínica de la Ansiedad, el trastorno ansioso-depresivo se encuentra señalado en, por lo menos, dos clasificaciones clínicas internacionales, reflejando la coexistencia de síntomas propios de cada trastorno.
La CiE-10 es la clasificación propuesta por la Organización Mundial de la Salud, y ella señala el trastorno ansioso-depresivo como un trastorno mixto en que existen múltiples posibilidades de combinación de síntomas de la ansiedad con aquellos de la depresión y viceversa.
La DSM-IV, la clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana, apunta por estudiar un trastorno ansioso-depresivo que se caracterizaría por un estado de ánimo disfórico que incluiría ansiedad, tristeza, inquietud, preocupación, falta de energía y baja autoestima.
Este trastorno ansioso-depresivo generaría un malestar clínicamente significativo y que no se diagnosticaría si otro trastorno puede explicarlo mejor, o si la persona ya ha padecido otros trastornos del ánimo, como el trastorno depresivo mayor o la distimia.
Aspectos de la confluencia entre ansiedad y la depresión
Es posible identificar rasgos que permitan explicar la influencia simultánea de la depresión y la ansiedad sobre el individuo.
El trastorno ansioso-depresivo puede verse impulsado por situaciones de pérdida y amenaza, que son capaces de fomentar las posibles combinaciones existentes entre uno y otro trastorno.
Hay síntomas que pueden aparecer por igual en ambos trastornos, como el insomnio, falta de preocupación, vértigo, náuseas, y la autofocalización (centrar nuestra atención en nuestras reacciones).
Es muy difícil separar la depresión y ansiedad en niños, a raíz de que los sistemas que desarrollan cada trastorno no están lo suficientemente especializados en los menores de edad, por lo que confluyen de manera natural.
Sea depresión, ansiedad, o una combinación de ambas, estos trastornos deben ser tratados de manera que la salud y la calidad de vida del paciente no salga particularmente afectada o disminuida.