Las solicitudes iniciales de desempleo caen por debajo del millón

Tras 20 semanas consecutivas, 963,000 personas pidieron esta ayuda

Desempleo coronavirus

Mucho ojo con el fraude con los beneficios del desempleo. (Getty Images) Crédito: OLIVIER DOULIERY | AFP / Getty Images

En la semana que acabó el 8 de agosto 963,000 personas solicitaron el seguro de desempleo por primera vez.

Es la primera vez que estas solicitudes caen por debajo de la cifra del millón desde que en marzo se pusieron en marcha las medidas para parar el avance de la pandemia del coronavirus. La semana anterior eran 1.18 millones de personas quienes pedían la ayuda de desempleo.

Hasta la semana pasada, durante 20 consecutivas esta estadística ha estado por encima del millón, algo inusual incluso en fuertes recesiones. Se camina en la dirección correcta pero el daño es muy serio y las cifras siguen siendo muy elevadas en un momento muy incierto. Hay que tener en cuenta que antes de la pandemia en la peor semana de la historia de las solicitudes de desempleo el número de afectados quedó por debajo de 700,000.

El año pasado en esta misma semana, el departamento de Trabajo registraba 218,000 solicitudes nuevas.

En estas estadísticas no están los desempleados de la economía en la sombra que no tienen acceso a ninguna ayuda y son en su mayoría inmigrantes.

Otros 489,000 trabajadores solicitaron en esa misma semana las ayudas a través del programa de asistencia durante la pandemia que da protección ante el desempleo a aquellos que normalmente no cualifican para ello como los contratistas independientes y los freelancers.

Inicialmente las cifras representan una mejora de la situación pero siguen siendo muy elevadas y muchos economistas temen que los empleos que se están perdiendo en estos momentos son de forma permanente y no temporal en la mayoría de los casos como al inicio de la pandemia.

En total hay 28.26 millones de personas recibiendo beneficios de desempleo en este momento. Una paga que se ha visto recortada en agosto al finalizar la contribución federal de $600 semanales por motivo del COVID-19. Esta ayuda extra ha sido fundamental para evitar un alza en la pobreza inmediata y para mantener el consumo durante estos momentos de precariedad económica y avance del virus.

El COVID-19 sigue paralizando la actividad económica y la demanda en un país en los que se superan los cinco millones de personas contagiadas y 1,500 muertes solo el miércoles. El total de víctimas mortales supera oficialmente las 166,000 pero The New York Times afirmaba ayer que las desviaciones estadísticas sobre otros años apuntan a que el número de víctimas esté por encima de las 200,000.

Sin acuerdo en Washington

El Congreso y la Casa Blanca siguen en posiciones que son difíciles de encontrarse en un acuerdo. El miércoles por la tarde el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, acusaba a los demócratas de no querer llegar a un acuerdo. Desde este partido se lamenta que la Casa Blanca no atienda a prioridades  como transferencias a unos estados y ciudades que están en una situación delicada. La ciudad de Nueva York, baraja el despido de más de 20,000 de sus trabajadores en octubre por el desequilibrio presupuestario.

Mark Hamrick, analista de Bankrate.com explicaba que esta tendencia de caída de solicitudes en las últimas dos semanas son buenas noticias pero recordó que la severidad de la pandemia “ha pesado en las perspectivas de una recuperación más rápida”. Hamrick está preocupado por la llegada del frío en otoño y la vuelta a las actividades dentro de los edificios además del calendario escolar.

“Es sorprendente que el Congreso no haya llegado a un acuerdo sobre una nueva ronda de de alivio cuando tantos americanos están pasándolo mal financieramente”, explicaba. Los memoranda de actuación del presidente y la recientes órdenes ejecutivas son tan controvertidas como “estrechas de foco”, razonaba en un comunicado.

La creación de empleo, como se vio el pasado día 7 en relación a julio, está perdiendo fuerza y donde más empleo se crea es en los sectores de bajos salarios, los que perdieron más empleo inicialmente. Aquellos empleos perdidos en empresas en los que se está trabajado desde los hogares con más incertidumbre y rebajas de salarios no están repuntando con la suficiente fuerza mientras se eleva el número de negocios que solicitan la bancarrota.

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