¿Nueva York tiene futuro? Comediantes debaten mientras miles huyen de la ciudad
La realidad palpada en la calle y las cifras están ofreciendo argumentos para sustentar cualquier teoría
Pandemia, desempleo, reforma penal, criminalidad, basura, indigencia, saqueos, tensiones raciales y policiales, parálisis cultural y, aún así, los costos de vida e impuestos más altos del país.
¿Extraña entonces que miles de personas y oficinas hayan huido temporal y/o definitivamente de Nueva York? Y con ese panorama de ventanas oscuras y calles abandonadas, ¿hay futuro o el mundo se buscará “una nueva capital” y meca turística?
Es el debate más serio y complejo que NYC ha enfrentado en mucho tiempo, con un deterioro en la calidad de vida que ya venía estimulando el exilio desde al menos 2018, pero que se ha acentuado con el coronavirus (NY sigue siendo de lejos el estado con más muertes: casi 33 mil), los saqueos y tiroteos en 2020.
Mientras, los Demócratas que son mayoría casi absoluta en el estado y la ciudad ni siquiera logran ponerse de acuerdo en las soluciones, con el gobernador Andrew Cuomo y el alcalde Bill de Blasio en constantes tensiones y contradicciones, y además peleando con el gobierno federal del Republicano neoyorquino Donald Trump.
Dos millonarios “cómicos” nacidos en NYC con poco más de una década de diferencia están liderado un debate virtual que repica en muchas calles y hogares: James Altucher (52) y Jerry Seinfeld (66) han marcado sus posturas radicalmente encontradas, a tono con este caluroso verano.
“NYC está muerta para siempre”, sentenció primero Altucher, argumentando en un artículo muy polémico en LinkedIn que la ciudad estaba irreversiblemente afectada en términos de ruina financiera, cultura y bienes raíces.
Días después, ayer Seinfeld le replicó con un artículo en The New York Times: “La energía humana real, viva e inspiradora existe cuando coagulamos juntos en lugares locos como la ciudad de Nueva York”, escribió. “Sentir lástima por uno mismo porque no puede ir al teatro por un tiempo no es el elemento esencial del carácter que hizo de Nueva York el diamante brillante de la actividad que algún día volverá a ser”.
La realidad palpada en la calle y las cifras están ofreciendo argumentos a favor de ambas posturas, con unos neoyorquinos desanimados, otros apostando al futuro y algunos demasiado malhumorados y ocupados en sobrevivir, lo cual termina siendo una buena señal de normalidad, pues antes ya era así.
Las crisis graves no son nuevas. A mediados de los 70’s el crimen campeaba y NYC estuvo al borde de la bancarrota, con tensiones entre el alcalde (D) Abraham Beame y el presidente (R) Gerald Ford, quien al final accedió a enviar fondos federales. Actualmente Cuomo dice que necesita al menos $30 mil millones de dólares de Washington DC.
La entrada por impuestos está afectada. Un informe el mes pasado del grupo empresarial “Partnership for New York City” estimó que aproximadamente un tercio de las pequeñas empresas de la ciudad nunca volverán a abrir, incluyendo algunas que sobrevivieron a la Gran Depresión y a las dos Guerras Mundiales.
Otro estudio reciente de la ciudad dijo que alrededor de 1,200 restaurantes habían cerrado permanentemente desde marzo, sin olvidar que la falta de actividad teatral en Broadway afecta además la gastronomía, la hotelería y otros sectores que dependen del turismo, como líneas aéreas y los famosos taxis amarillos (la demanda llegó a caer en 84%).
Un factor adicional es global: el auge del teletrabajo y las compras por internet. ¿Qué pasará con los 3,830 edificios comerciales que ya había en Manhattan en 2018? Desde entonces la construcción no se ha detenido en ninguno de los cinco condados.
Por lo pronto, las miradas están concentradas en el reinicio del año escolar y las implicaciones que ello tendría en la reactivación económica y social. El aeropuerto LaGuardia mantiene sus planes multi millonarios de expansión y Trump habla de financiar el Metro de la 2da Avenida.
Pero la realidad es que sólo a mediano y largo plazo se podrá saber si NYC realmente sobrevivió al coronavirus. Y a otras variables que tienen que ver más con la mediocridad política, la demagogia y los riesgos de que el poder lo ejerza un sólo partido, sea cual sea.