Ecuatoriano Layqa Nuna Yawar reúne a los “héroes” del Sur de El Bronx en nuevo mural de Casita María
El muralista indígena, natural de Cuenca, dejó su huella en las paredes de la organización sin fines de lucro en plena pandemia
Layqa Nuna Yawar llegó desde Cuenca, Ecuador, a El Bronx, Nueva York, a los 14 años. De una ciudad vibrante de historia y cultura, se topó con un entorno impersonal, de identidades balbuceantes, donde casi no se veía. De la Gran Manzana solo añoraba el recuerdo de los dibujos de las tortugas Ninja a sus 6 años en la ciudad andina. Pero esa batalla mutante de ciencia ficción nada tenía que ver con la realidad que encontró.
Layqa Nuna Yawar, quien se mudó a West New York en Nueva Jersey a los pocos días de llegar a Estados Unidos, cuenta que no tuvo más opción que emigrar, como muchos otros de la llamada primera generación. Al ecuatoriano lo trajo su familia, que forma parte de una cadena de éxodos entre el 1995 al 1998 que se instaló en Nueva York en busca de trascendencia económica y movilidad social.
“El primer año no sabía nada de inglés. Estaba básicamente con mi familia y nunca me sentí como recibido, porque ésa es la experiencia inmigrante aquí en el país, no está construido para aceptar a los inmigrantes, aunque está construido por inmigrantes”, recuerda el artista quien a sus 35 años continúa batallando con el dilema identitario que lo hace sentir más afuera que adentro.
Fue el arte lo que le permitió verse, ubicarse, y al mismo tiempo, mostrarse.
“El arte es lo que te da el alma”, expresa el muralista con su desenfadada manera de decir las cosas.
“Lo que mi obra hace es crear ese espacio para vernos, para aceptarnos. Porque yo cuando llegué aquí, no me veía a mí. No había murales de mi cara, no había murales de mi gente….Y yo crecí creyendo que tenía que ser un ejemplo de lo que sale en la tele anglo latina…Pero eso es solo una faceta del complejo gigantesco de lo que somos. La experiencia de emigrar, fue la experiencia de abrirme al mundo, de abrirme a las comunidades…que todos tenemos una realidad compartida, una tajadita social económica de EEUU”, argumenta el entrevistado.
Los contrastes
Es por esto que la narrativa de su obra solo puede entenderse desde la exclusión y los contrastes.
En ese entorno cada una de sus entregas se convierte en arma para recuperar a los olvidados de la historia como él.
“Yo soy el indígena que está en la parte de atrás que no se ve para nada. Entonces, para mí es importante saber que vengo de esa historia, pero también trabajar contra eso. Y poner esas caras al frente, contar una historia nueva”, describe.
Porque si hay algo de lo que no duda el ecuatoriano, es que el arte es reflejo de la propia vida del que crea.
“Yo no tenía otra opción que hacer esto. La vida no me ha dado otra opción que no sea trabajar con activistas para representarme a mí mismo y a otros inmigrantes, porque estoy en esta situación. Si no hubiera sido oprimido, si no estuviera acá en Nueva York, tal vez estuviera haciendo arte sobre plantitas o algo así”, abunda.
Su base, el grafiti
Sus inicios como grafitero fueron la base de partida para encontrar su propósito artístico.
Desde la clandestinidad, interiorizó que la creación- en su caso- pasa de lo personal a lo comunitario.
“Ahí me di cuenta que lo más transgresor, lo que tiene más peso es trabajar con comunidades y crear arte al mismo tiempo. Es un legado… no se centra en mi mismo, por eso llega más lejos”, explica el sudamericano que actualmente reside en Newark.
La visión inclusiva del arte lo ha llevado a crear murales en varias ciudades de NJ, como la mencionada; hasta Corea del Sur, Japón, Argentina, Puerto Rico, entre otros países.
A finales de junio, junto al también reconocido muralista Malcolm Rolling, estudiantes y otros miembros de la comunidad de Newark, pintó dos céntricas calles de la ciudad con las frases “Abolish White Supremacy” (Abolir la supremacía blanca) y “All Black Lives Matter” (Todas las vidas negras importan), esto en respaldo al movimiento contra la opresión y la violencia del Estado por perfil racial.
“ExpresARTE”, “CreARTE” y “CelebrARTE” desde Casita María
Layqa Nuna Yawar dejó su más reciente huella de color en julio pasado en las puertas de la organización Casita María, en el 928 de Simpson Street, del vecindario Hunts Point, en El Bronx. Sin ayuda de otros artistas, el ecuatoriano inició el mural de “Exito y creatividad”, el 20 de julio, y lo terminó en unos 10 días.
Las frases “ExpresARTE”, “CreARTE”, “CelebrARTE”, se funden en el acceso principal del edificio para resumir lo que en imágenes se convierte en un colorido festejo del arte como medio de expresión y creación.
“Yo soy un puente, y el mensaje viene de la comunidad. En este caso, Casita María. Entonces, yo trabajo con ellos para amplificar ese mensaje. Lo que queremos es que la gente puede expresarse y crear arte”, destaca el inmigrante.
Contrario a otras experiencias, para el mural de la organización sin fines de lucro el contacto del artista con la comunidad fue limitado debido a la emergencia por coronavirus.
Lo anterior, sin embargo, no impidió que saliera lo más humano de sus habitantes, desde el café que le regalaba la “señora de al frente” hasta un gesto de admiración de quienes pasaban por esa zona del vecindario en el Sur de El Bronx.
“Parte de que me gusta pintar en NJ y en NY es que es junto a la gente con la que yo crecí. La gente te puede dar comida, te puede dar un helado o te saludan. Te pasas dos o tres días y ya eres parte de la comunidad, porque ven que estás trabajando para ellos. Me parece bien especial porque también te ven que le estás entregando algo…”, recuerda el muralista.
Personalidades y una joven promesa
El proyecto del mural de Casita María se ha realizado por los pasados tres años con la participación de otros artistas como Tats Cru/Edgardo Miranda Rodríguez (2017), STAIN (2018), y Lady Pink (2019). El proceso de creación y exposición de los murales busca llevar a la comunidad a repensarse a través de los temas de raza, etnicidad, género, migración, educación y otros.
En esta ocasión, el mural plasma a los “héroes” del Sur de El Bronx, es decir, artistas, emprendedores y hasta médicos que han trascendido las fronteras del condado (físicas y económicas) para hacerse ver en otras partes del mundo y aportar socialmente.
“El mural ofrece la oportunidad de diálogo sobre los temas de la creatividad y el éxito. Tenemos ejemplos de artistas como Grand Wizard Theodore y Selenis Leyva, así como Noëlle Santos, dueña del Lit Bar, el único lugar en el condado de El Bronx en que se venden libros. También se ve al Dr. Izquierdo quien fundó las clínicas Urban Health Plan. Todas estas personas, de razas, géneros y historias diversas y todos de El Bronx tienen su camino al éxito y son un ejemplo para los jóvenes de Casita María y la comunidad. Son una representación de lo que es posible y eso es importante dentro de la comunidad en el distrito del Congreso más pobre de los Estados Unidos”, describe la directora de la entidad, Haydeé Morales.
Quienes observen al mural verán la figura de una jovencita vestida con traje floreado que toca el violín entre pájaros que se posan sobre sus notas musicales, y las personalidades ya conocidas.
El artista confiesa que en una fiesta el verano pasado le tomó la foto a la hija de su prima en El Bronx y decidió incluirla en la obra para plasmar a los héroes anónimos.
Para el entrevistado se trata de un acercamiento a la esperanza.
“Específicamente con las nuevas generaciones, por eso me enfoqué en este retrato….Ellos (la gente) van a ver una niña que también ven en la calle. Porque yo cuando la pintaba también veía gente que se parece a ella…”, explica.
“Ves esta imagen y te nace algo…ojalá que eso sea lo que se lleve la gente. Que puedas enfocarte en este joven y que pueda ser más grande que todos estos famosos”, apuesta Layqa Nuna Yawar.
Para conocer más sobre la obra de este artistas, puedes visitar su página web